Opel Corsa (2001) | Entre las medidas para lograr una buena seguridad activa no está el control de estabilidad

20/07/2002 |Víctor M. Fernández

La estabilidad y la frenada no destacaban en el Corsa actual. Para corregir este defecto, Opel recurre a una plataforma mucho más grande en la tercera generación del Corsa: batalla de 2,49 m y vías de 1,43 m delante y 1,42 detrás. Así pues, la batalla se ha alargado 45 mm y las vías se han ensanchado 42 mm delante y 32 mm detrás. Otra modificación muy importante es que la suspensión delantera está apoyada sobre un subchasis que parece ser muy rígido. La suspensión delantera es McPherson y la trasera es de rueda tirada, con brazos unidos por un eje torsional.

Todos estos cambios han aportado una mejora destacable en la estabilidad del Corsa. A falta de realizar una prueba a fondo, en nuestra primera toma de contacto, la impresión ha sido muy positiva. El nuevo Corsa pisa bien sobre el asfalto, se muestra fácil de conducir y transmite seguridad. El GSi, con las suspensiones más duras y neumáticos más anchos tiene más estabilidad, capaz de rivalizar con modelos como el Fiat Punto HGT o el Peugeot 206 GTi, aunque no parece que corra tanto como ellos (0 a 100 km/h en 9 segundos y 202 km/h de velocidad máxima).

Lo que no tiene el Corsa es control de estabilidad, un elemento de seguridad muy recomendable que aún no llevan muchos coches de esta clase (sólo algunas versiones de Ibiza, Lupo, Polo, todos los Mercedes Clase A y Audi A2 y —próximamente— el Clio). Opel no ha aprovechado el lanzamiento del Corsa para distinguirse con este elemento (sí lo ha hecho entre los monovolúmenes medios con el Zafira, que puede llevarlo) y el nuevo modelo tendrá que esperar al menos hasta el año 2002 para equiparlo.

Dado que el Corsa es ahora más pesado, los frenos son ligeramente mayores (aunque no muy grandes en ningún caso). Las versiones más ligeras tienen discos delanteros de 240 mm (antes 236 mm), las más pesadas y potentes de 260 mm (antes 256 mm).

La dirección es eléctrica (no electrohidráulica, como en el Astra). Tiene un motor engranado a la columna de dirección y un calculador electrónico que determina cuánta fuerza tiene que hacer este motor para ayudar al conductor, en función de la velocidad del coche y el régimen del motor. El tacto es bueno y la dirección transmite bien las sensaciones al conductor, aunque es un poco lenta en el giro. Es poco directa para no tener nada más que 2,9 vueltas entre topes.

El bastidor del nuevo Corsa es un 33 por ciento más rígido que el anterior. No es un aumento muy grande; últimamente, al cambiar de modelo, se dan aumentos de hasta un 300 por ciento en casos extremos. Ello se debe a que —cada vez más— se emplea acero de alta resistencia; en el Corsa, más de un 40 por ciento de acero es de este tipo.

Otra cualidad que distingue a los coches modernos y que tiene el Corsa es que la carrocería está completamente recubierta de cinc, para evitar corrosión. Esto hace posible que Opel dé una garantía de 12 años contra la perforación por corrosión. Hay marcas —como Mercedes— que creen preferible limitar el uso de cinc al mínimo posible, porque se trata de un metal pesado, más contaminante que otros medios anticorrrosión.