Opel Astra (2022) - Prueba | Impresiones del interior
El habitáculo del Opel Astra no cae en la presuntuosidad del Peugeot 308. Uno no se siente abrumado por su diseño como sí puede ocurrir en el 308 y la interacción con los distintos sistemas del vehículo es más espontánea.
En el Astra el conductor encuentra con más facilidad la información que desea en la pantalla del sistema multimedia. El volante es de tamaño normal y la instrumentación se consulta de la forma habitual (en el Peugeot se hace por encima del aro del volante, que es de pequeñas dimensiones).
Aunque en el Opel hay botones para las funciones más habituales (imagen), también hay que usar la pantalla para no pocas cosas. Sin embargo, esta tiene un menú de inicio muy claro donde es fácil encontrar lo que se desea, porque los iconos aparecen sin adornos innecesarios (imagen).
Nuestra experiencia ha sido positiva en general. Especialmente respecto a que hemos necesitado poco tiempo de adaptación para sentirnos familiarizados con el manejo de las funciones. Puede ser uno de los coches actuales en los que es más fácil e intuitivo usar el sistema multimedia y así como el resto de funciones. Nos ha resultado más sencillo adaptarnos al Opel Astra que al Volkswagen Golf (no tiene botones físicos y eso a veces es un problema porque hay que dejar de mirar la carretera) o que al SEAT León. Posiblemente, el KIA Ceed es uno de los coches más parecidos al Opel Astra en cuanto a que se ha diseñado para que sea relativamente sencillo de utilizar.
La pantalla de la instrumentación también tiene 10 pulgadas. Hay dos diseños: uno que da prioridad a la información de los asistentes a la conducción y, otro, en la que se parece más a una instrumentación tradicional. Es una instrumentación sencilla que cumple su función, aunque tiene indicadores que se leen mal por su pequeño tamaño (como es el caso del cuentarrevoluciones, que es un segmento que se va rellenando a medida que el motor sube de régimen). La información de los dos ordenadores de viaje no se pueden visualizar constantemente, sino que sólo aparecen durante unos segundos cuando se pulsa el botón situado en el extremo de la palanca del limpiaparabrisas. Las versiones híbridas enchufables, además, tienen menús específicos que dan información del sistema propulsor (nivel de carga de la batería, flujos de energía o autonomía en modo eléctrico).
La pantallas de la instrumentación y del sistema multimedia van colocadas dentro de un marco de plástico negro brillante. Como siempre, nos parece una mala solución desde el punto de vista práctico, porque el polvo se ve mucho y hay que estar limpiándola con frecuencia.
El puesto de conducción es correcto. Nuestra unidad de pruebas tenía los asientos opcionales con certificación AGR (AGR es una sociedad alemana que centrada en la investigación de los aspectos relacionados con la disminución de los dolores de espalda) tienen un mullido firme y confortable (imagen). En función del nivel de equipamiento tienen más o menos sujeción para el cuerpo (Normal y Sport) y distintas tapicerías (tela, mixta, Alcantara y cuero Napa y Alcantara). Cuentan con regulación manual en extensión de la banqueta manual y eléctrica para cambiar la inclinación de la misma así como para el apoyo lumbar en cuatro vías (altura y resalte). Los asientos puden están calefactados, ventilados y tienen función de masaje. Hemos probado los asientos AGR normales y nos han parecido cómodos. Tienen la posibilidad de cambiar la inclinación de la banqueta, algo que permite distribuir mejor el peso entre las piernas y los glúteos en función de cómo sea más adecuado para cada uno.
La visibilidad hacia delante o en sentido frontal-lateral es normal. Hacia detrás no se ve mucho porque la luna es más bien pequeña, pero tampoco es un problema porque la cámara de aparcamiento cumple muy bien su cometido. Además de dar una imagen angular de lo que hay por detrás del coche (imagen), cuando nos aproximamos a un obstáculo da una perspectiva cenital que ayuda a calcular bien el espacio disponible.
La sensación de calidad es buena, dentro de la sencillez. Los ajustes entre las piezas son precisos (aunque en las primeras unidades que hemos conducido había detalles mejorables) y los materiales, de calidad normal. Como siempre, algunas partes dejan una mejor sensación al tacto —como la plancha superior del salpicadero que es de tacto gomoso— y hay otras que lucen menos, como las tapas de plástico que cubren los huecos portaobjetos de la consola central. En general, no es un coche refinado (lo parece menos que un Peugeot 308) aunque sí correcto. La hilera de botones que hay justo debajo de la pantalla pueden transmitir sensación de fiabilidad, ya que al pulsar con fuerza algunos de ellos parece como si todo el conjunto se doblase más de la cuenta, pero no tengo ningún dato que diga si van a durar poco o mucho.
Los huecos portaobjetos son los habituales y no se echan en falta más. Hay suficientes para dejar en ellos elementos de uso cotidiano como las llaves, el mando del garaje, la cartera, el móvil o unas gafas de sol. El que está delante de la palanca de cambios es grande y profundo (dentro está la superficie de recarga inalámbrica, en caso de que esté instalada), y queda un poco lejos, de tal forma que para llegar a ellos hay que levantar la espalda del respaldo (imagen e imagen). La guantera tiene el tamaño adecuado para llevar la documentación del vehículo y algún objeto pequeño más.
El acceso a las plazas posteriores es razonablemente cómodo. El hueco que queda al abrir la puerta es correcto y no hay que agachar mucho la cabeza para evitar un golpe con el techo. No he probado a colocar una silla de bebé, pero en un SUV del tipo Crossland o Grandland esta operación resulta más sencilla porque la carrocería está más alta.
En esta fila hay el mismo espacio para las piernas que en un Peugeot 308 y un Volkswagen Golf y algo menos que en un Hyundai i30 y un SEAT León. La cota de altura hasta el techo es buena. Está en la media, media-alta, entre sus alternativas. Da para que alguien de 1,85 metros de estatura pueda viajar sin encogerse. Tabla comparativa de mediciones del interior. Como es habitual en casi todos los turismos, detrás irán bien dos pasajeros, no tres.
Los ocupantes de estas plazas cuentan con salidas de aire en la consola central, una toma USB de tipo C (imagen), puntos de iluminación en el techo, huecos en las puertas (imagen) y asideros en el techo. Si se pide la opción, los asientos laterales pueden ir calefactados.
El volumen del maletero es de 422 litros en los Astra sin hibridación. Con ese dato queda situado por encima de la mayoría de sus alternativas y solo superado por el Skoda Scala (467 l), el Fiat Tipo (440 l) y el DS 4 (439 l). Un Kia Ceed tiene 395 litros y un Ford Focus, 392 (listado de modelos que miden entre 4,3 y 4,45 metros, de mayor a menor maletero).
Hay un tablero rígido que se puede colocar en dos posiciones de altura (imagen e imagen) y extraer en caso de que moleste. En la posición superior queda enrasado con los respaldos de los asientos posteriores cuando estos se abaten (están divididos en dos partes, 60/40). Bajo esa pieza está el kit de reparación de pinchazos (imagen). La plaza central tiene una trampilla por la que se pueden introducir objetos largos hacia el habitáculo sin necesidad de abatir las plazas laterales.
Bajo el piso del maletero hay una pequeña bandeja con las herramientas y los triángulos de emergencia. El portón está hecho con un termoplástico, no es de chapa, según Opel para reducir el peso. Su apertura es manual, no hay posibilidad de pedir una eléctrica.
Las versiones híbridas enchufables pierden 70 litros de capacidad ya que la batería se halla en la zona inferior del maletero. Por tanto, el volumen se queda en 352 litros, un valor que de nuevo sitúa al Astra entre los mejores. Solo le supera el DS 4 E-TENSE (390 l) y el Peugeot 308 Hybrid (361 l) y queda por encima del Mercedes-Benz A 250 e (310 l), el Volkswagen Golf eHybrid (272 l), el SEAT León e-Hybrid (270 l) y el Renault Mégane E-TECH (261 l). Listado comparativo ordenado por tamaño de maletero. Los Astra híbridos enchufables no tienen un tablero regulable en altura, sino que directamente está el piso, que se puede levantar para acceder a las ya comentadas herramientas.