Nissan Ariya (2022) - Prueba | Impresiones del interior
En el Nissan Ariya se va sentado alto, con la cabeza rozando el techo si se mide cerca de metro noventa y los ojos a la altura casi del retrovisor central. Para gente alta recomendamos modelos como un Škoda Enyaq iV o en un Volkswagen ID.4. Esa es la única cota en la que el Ariya puede quedar algo justo. La anchura entre puertas y la distancia al volante y los pedales son buenas. Además, que no haya una consola bajo el salpicadero produce sensación de amplitud y desahogo.
Los asientos delanteros son cómodos, dan una sujeción normal y vienen de serie con ajustes eléctricos y calefacción. En el nivel de equipamiento superior (Evolve) tienen ventilación y dos memorias. Además, todos los Ariya tienen ajuste eléctrico del volante en profundidad y altura.
El conductor cuenta con tres pantallas de información: instrumentación, el sistema multimedia y, solo en la versión Evolve, el head-up display.
Las dos primeras tienen un panel de 12,3 pulgadas de buena calidad y resolución, que se ve bien incluso en días luminosos y que muestran unos gráficos de aspecto moderno. El tamaño de las letras y los dígitos es grande, lo cual facilita la lectura de ambas pantallas, especialmente en el caso del cuadro de instrumentos. Este deja al conductor elegir qué quiere ver, porque la información que puede mostrar es amplía. También es posible elegir el diseño.
Los menús de la pantalla central se mueven y reaccionan con menos fluidez que en otros coches, sin llegar a ser un sistema lento. También existe un desfase molesto entre las pulsaciones de los botones del equipo de sonido y la respuesta; por ejemplo, cuando se pulsa para subir el volumen no lo hace inmediatamente. Como no hay respuesta inmediata vuelves a pulsarlo y el resultado es que acabas subiendo o bajando el volumen más de lo que querías
La proyección sobre el parabrisas muestra información sobre la velocidad, los sistemas de ayuda a la conducción e indicaciones del navegador (solo si se usa el del coche, no el del móvil). Se ve bien y no hay nada que me haya parecido destacable, ni para bien ni para mal.
El sistema de reconocimiento vocal que se activa al decir «Hola, Nissan» o «Hey, Nissan» no tiene un «oído» muy fino. Supuestamente reconoce órdenes mediante lenguaje natural (oraciones normales y de conversación) y está conectado a internet mediante 4G para mejorar su funcionamiento, pero le cuesta entender.
Hay pocos botones en el salpicadero del Ariya. Está el de encendido y apagado del motor (aquí no es como en un Tesla o un ID.4, en los que basta con pisar el freno para «arrancar»), justo debajo está el del freno de estacionamiento (imagen; se activa automáticamente) y, entre las dos salidas de aire centrales, uno redondo para regular el volumen del audio (a ambos lados de este hay otros dos, muy bien disimulados, uno para encender los cuatro intermitentes y otro para pasar de una canción o emisora a otra; imagen). Los botones para manejar el climatizador y otras funciones como los modos de conducción están grabados en las molduras de que aparentan ser, con éxito, madera de poro abierto (imagen e imagen). Es la misma solución que BMW emplea en el iX y visualmente queda muy elegante y sofisticado. Además, cuando se pulsa sobre ellos devuelven una vibración para hacer saber que han sido presionados.
El resto de mandos están o «escondidos» a la izquierda del salpicadero o en la consola que hay entre los asientos. Para estos, Nissan ha optado por la misma solución técnica que los del climatizador, pero aquí el no poder reconocerlos al tacto sí es un inconveniente porque hay que desviar mucho la mirada para localizar el que se quiere pulsar. Esta consola se puede desplazar hacia delante y hacia atrás (imagen), como en un en un Hyundai IONIQ 5 o un Renault Scenic, pero en este caso con accionamiento eléctrico en vez de manual. Su posición se puede memorizar junto con la del asiento, los retrovisores y el volante (estas memorias de posición solo las tiene el equipamiento Evolve).
Justo delante de este mueble, en el salpicadero, hay una guantera amplia que también tiene accionamiento eléctrico (se activa con los botones CLOSE y OPEN que se ven en esta imagen). Es curioso que la guantera principal, que está justo a la derecha de la central, tenga un mecanismo de apertura convencional, con un pulsador de toda la vida (para cerrarla hay que hacerlo a mano).
Detrás, el Ariya es amplio, pero no tanto como algunas de sus alternativas. Por ejemplo, el espacio para las piernas es inferior al de un BMW iX1, un Hyundai IONIQ 5 y un Volkswagen ID.4. La altura de la banqueta al techo da para que alguien de 1,85 metros de estatura pueda viajar bien (no se podrá estirar del todo, pero tampoco irá encogido), como en el iX1, pero quien quiera más, es mejor que opte por el ID.4 o un Škoda Enyaq (tabla comparativa de mediciones del interior). Los respaldos se pueden colocar en dos inclinaciones diferentes, pero la banqueta no se puede deslizar.
No tiene un maletero en el frente, ni posibilidad de tenerlo porque no hay hueco para ello (imagen). El maletero tiene un volumen de 468 litros (415 en las versiones con tracción total), que es poco comparado con lo que ofrece la inmensa mayoría de sus rivales. Por ejemplo, un IONIQ 5 tiene 588 l, un Enyaq, 585 l y un ID.4, 543 l. El portón cuenta con accionamiento eléctrico (con apertura con gesto; funciona bien) y el piso del área de carga se puede levantar para dar acceso a un segundo espacio donde almacenar, por ejemplo, los cables de recarga. Está bien enmoquetado, las paredes y el piso parecen robustos y los dos puntos de luz, uno a cada lado, alumbran adecuadamente.
En el habitáculo hay cuatro luces en el techo (me ha parecido curioso que sean bombillas de resistencia, no ledes) y un sistema de iluminación decorativa en las puertas y debajo del salpicadero (a un amigo, no sé por qué, le recordó a las cervezas Alhambra). La guantera y el cajón del salpicadero están iluminados y tapizados.
En lo que respecta a materiales y calidad, hay luces y sombras. Los asientos son en todas las versiones de piel sintética (negra de serie y gris como opción que cuesta 1000 €). La parte superior del salpicadero y de las puertas puede estar tapizado de tela (nivel Advance) o ante (nivel Evolve), que resulta más agradable al tacto. Las molduras que simulan ser madera de poro abierto también causan muy buena impresión, tanto al tacto como a la vista, además de no presentar el problema de manchas y polvo de los plásticos negros no tener brillos. Los plásticos que hay en la zona inferior son duros, pero entra dentro de lo normal en su segmento.
Por el contrario, hay algunas piezas cuyo ajuste no es bueno. Es el caso, por ejemplo, de la guantera central de apertura eléctrica —cuyos bordes no hacen un cierre preciso con el salpicadero—, de los botones de los intermitentes de emergencia y el paso de emisoras —que no coinciden exactamente con el resto de la moldura— o del marco de las pantallas —que en la parte superior tiene un ajuste desigual—.