Mitsubishi Outlander (2013) | Impresiones del interior
El Outlander tiene un habitáculo prácticamente igual de espacioso que el modelo anterior en las dos filas de asientos delanteras y más capaz en la tercera fila.
En las plazas delanteras hay longitud, anchura y altura suficiente para que casi cualquier adulto se acomode sin problemas. Según nuestras mediciones, está en la media entre los todoterrenos de su tamaño (tabla comparativa).
En la fila de asientos intermedia, dos adultos viajarán con comodidad, no así tres porque falta anchura. Al menos, la plaza central tiene el piso casi plano, lo que ayuda a colocar los pies con menor dificultad que en aquellos modelos donde hay una prominencia. Frente a modelos de similares características, no sobresale por espacio ni por arriba ni por abajo (tabla comparativa).
Los asientos de la segunda fila se pueden desplazar longitudinalmente 25 centímetros. Cuando se colocan en su posición más adelantada, aumenta el espacio en la tercera fila, pero no queda espacio para las piernas de los ocupantes ya que la banqueta toca con los respaldos de los asientos de la fila delantera. La única utilidad de esta posición completamente adelantada es facilitar el acceso a las plazas de la tercera fila o incrementar la capacidad de carga del maletero sin reclinar los respaldos.
Es posible regular la inclinación de los respaldos de esa fila intermedia. La barra que sujeta la cortinilla que cubre el maletero tiene dos posiciones, de tal forma que no impide que, en su posición más retrasada, se eche hacia atrás el respaldo. Esa doble posición de la barra de la cortinilla evita también que se vea el contenido del maletero desde el exterior.
Una de las ventajas del Outlander de 2013 con respecto al de 2010 es que las dos plazas de la tercera fila de asientos son más utilizables. Ahora hay más espacio y los asientos tienen más mullido y son más anchos —imagen del modelo anterior e imagen del nuevo modelo, de 2013—. En definitiva, son asientos más cómodos.
La principal limitación de espacio en la tercera fila de asientos proviene de la altura al techo. No son plazas aptas para personas de, aproximadamente, más de 1,70 metros de altura. Una persona de estatura superior no podrá apoyar su cabeza en los reposacabezas porque antes rozará en el techo. Otro problema, es que la poca altura de la banqueta con respecto al piso, obliga a llevar las piernas muy flexionadas. Sin embargo, creo que a la hora de utilizar estas plazas, la falta de altura libre al techo es un problema más acuciante que la posición de las piernas.
El acceso es cómodo a las plazas de las dos primeras filas de asientos, no así a la última porque queda muy poco espacio para pasar los pies entre el montante y la base del asiento (imagen) y es necesario estar atento para no tropezar y salir trastabillado. Así, el paso a los dos asientos posteriores requiere de alguna contorsión. En definitiva, el Outlander tiene siete plazas reales, pero conviene que las plazas posteriores las ocupen niños o adultos de baja estatura, ágiles para entrar y salir y capaces de soportar el hecho de viajar con las piernas flexionadas. No es una situación muy distinta a la que se da en otros todoterrenos de similar tamaño.
Posición de conducción, mandos y materiales
En la plaza del conductor, la principal novedad radica en la posibilidad de regular el volante en profundidad. Esa regulación permite que el conductor tenga más posibilidades de conseguir una posición más cómoda. No obstante, esta regulación no tiene mucho recorrido y en consecuencia no es posible alejar mucho el volante del salpicadero. A quien le guste (o necesite) conducir con el asiento muy retrasado, debe comprobar que el volante no le queda demasiado alejado. En términos generales, la impresión que hemos tenido varios conductores de diversas estaturas, es que esa falta de recorrido en la regulación longitudinal del volante ha pasado desapercibida.
A los mandos del Outlander, las piernas quedan flexionadas prácticamente en 90 grados, incluso colocando la banqueta en su posición más baja. La banqueta queda más o menos a la altura ideal para que una persona de unos 1,80 metros no tenga que hacer esfuerzos para auparse o agacharse a la hora de entrar en el habitáculo. De hecho, me ha parecido que esta maniobra se realiza con especial facilidad. En los todoterrenos más pensados para un uso por campo, como por ejemplo un Ssangyong Rexton W, los asientos quedan mucho más alejados del suelo lo que obliga a hacer un esfuerzo extra.
La visibilidad hacia delante es buena. Como suele ocurrir en este tipo de coches (todoterrenos) se ve con claridad la mayor parte de la superficie del capó, lo que ayuda a hacerse idea de dónde empieza la carrocería. Hacia atrás la visibilidad es peor, aunque tampoco se puede considerar mala. La cámara posterior de aparcamiento (disponible para algunas versiones) ayuda mucho (imagen) en algunas maniobras.
En general, el aspecto del interior de este coche no es moderno y eso puede empobrecer un poco la impresión de calidad que transmite. Obviamente tiene detalles mejorables, pero no más que otros modelos de similar precio. Entre las cosas que son mejorables están que la guantera no tiene luz (tampoco está tapizada) o que el tapizado no está firmemente unido al techo en su parte más próxima a la luna. El interior está bien iluminado (hay tres plafones en el techo, uno por fila de asientos; imagen de uno de ellos), pero no hay luz de lectura. En consecuencia, si el acompañante necesita leer un mapa por la noche, tiene que encender uno de los plafones y eso puede molestar al conductor. Tampoco nos ha gustado el plástico negro brillante del salpicadero porque se nota mucho la acumulación de polvo, aunque es un problema más bien de estética que de calidad.
La instrumentación (imagen) es fácil de leer y el ordenador de viaje (que acumula datos de dos recorridos) es difícil de manejar. Para «pasar» los diferentes datos que ofrece hay que pulsar un botón que no está en el volante, sino el salpicadero (más o menos delante de la rodilla izquierda del conductor, imagen). Sin embargo, lo peor resuelto (a mi juicio), es que para cambiar del «recorrido 1» al «recorrido 2» solo se puede hacer con el contacto puesto y el motor parado.
La pantalla de la consola, que viene de serie en las versiones más equipadas, no se maneja con facilidad. El principal problema que he encontrado es que para pasar «a mano» el dial de la radio, hay que pulsar repetidamente una flecha pequeña y que difícilmente se puede acertar si no se mira. En general, las flechas que permiten pasar de una pantalla a otra, también son pequeñas y se manejan mal.
La conexión del teléfono al sistema del coche por bluetooth se realiza siguiendo una serie de órdenes vocales y me parece un proceso un poco lento.
En el interior hay suficientes sitios para vaciarse los bolsillos. La guantera no es grande, pero cabe bien la documentación, el libro de instrucciones y el chaleco de emergencia. La posición de la ranura del lector de memorias USB está dentro del cajón que hay entre los asientos anteriores, en una posición a la que difícilmente se puede acceder mientras se conduce.
Maletero
El portón del maletero de doble hoja del modelo anterior Mitsubishi Outlander (imagen) ha sido reemplazado por uno sencillo, con apertura y cierre eléctrico en la versión más equipada.
El maletero del Outlander tiene una capacidad de 550 litros en la versión de tracción delantera y de 519 litros en la de tracción total, en ambos casos con cinco asientos en uso. Si se necesitan las siete plazas, el volumen de carga disponible se reduce a 145 litros.
Es posible llegar a 1681 y 1625 litros —variante de tracción delantera y tracción total, respectivamente— abatiendo los respaldos de los asientos de las dos filas posteriores. En ese caso queda un fondo de carga plano (imagen).
Comparando el Outlander con otros modelos similares, el tamaño del maletero de éste con tracción delantera es menor que el de un Honda CR-V (589 litros) y un Hyundai Santa Fe (585 litros). Un KIA Sorento tiene algo menos de volumen disponible (listado comparativo). Entre los de tracción total, el Outlander está en un término medio (listado comparativo).
El maletero tiene formas regulares que facilitar la organización de la carga. En el lado izquierdo, junto al paso de rueda, hay un altavoz que resta algo de espacio (imagen).
Bajo el piso, cerca de la boca de carga, hay un pequeño cajón para guardar objetos. Colocar objetos pesado en el interior del maletero puede resultar costoso porque el borde de carga queda alto (mediciones del maletero).
Hay cuatro argollas que permiten fijar una red con la que sujetar los objetos a transportar. El maletero está iluminado con un pequeño plafón. Las versiones más equipadas («Kaiteki») tienen accionamiento eléctrico para el portón. Cerrarlo manualmente no requiere gran esfuerzo.