Mercedes-AMG SL (2022) | 63 S E Performance
El SL 63 E PERFORMANCE es la primera versión híbrida enchufable de este modelo y, además, la más potente de toda su historia. Su sistema propulsor desarrolla 816 caballos y 1420 Nm de par, y además permite recorrer 13 kilómetros en modo eléctrico (en ciudad). Como en los GT 63 S E PERFORMANCE 4 puertas Coupé, S 63 E PERFORMANCE y C 63 E PERFORMANCE, incluye algunos elementos técnicos interesantes, como una caja de cambios de dos velocidades para el motor eléctrico o un sistema de refrigeración por inmersión para la batería del sistema híbrido.
El motor de gasolina es el mismo V8 biturbo de 4,0 litros que lleva la versión 63 4MATIC+, aunque en este caso desarrolla 612 CV y 850 Nm de par (27 CV y 50 Nm más; ficha comparativa). Va unido a una caja de cambios automática de nueve velocidades con un embrague multidisco en baño de aceite (AMG SPEEDSHIFT MCT-9G) y a un sistema de tracción total (4MATIC).
En el eje posterior, dentro de la cubierta del diferencial autoblocante, hay un motor eléctrico de 204 caballos que, además, va asociado a una caja de cambios automática de dos velocidades. Toma la energía de una batería es de iones de litio con 6,1 kWh de capacidad bruta colocada sobre el eje trasero y permite recorrer hasta 13 km en modo eléctrico según la normativa EAER City (en ciudad, básicamente), por lo que le corresponde el distintivo medioambiental ECO de la DGT.
Con esta batería de pequeña capacidad, Mercedes-AMG no ha buscado una autonomía eléctrica elevada, sino un rendimiento muy alto gracias a unas tasas de carga y descarga muy elevadas. Funciona a una tensión de 400 voltios y da una potencia sostenida de 95 CV y pico de 204 CV durante 10 segundos. Solo se puede cargar con corriente alterna y a un máximo de 3,7 kW.
Está compuesta por 560 celdas y su refrigeración corre a cargo de un líquido refrigerante que llega a todas ellas gracias a una bomba eléctrica (refrigeración por inmesión). Mercedes-AMG dice que de esta manera logra mantener la temperatura media de la batería en torno a los 45 grados (que es la ideal), con independencia del tipo de conducción que se esté llevando a cabo.
Las prestaciones de esta versión, como no podía ser de otra manera, son las mejores de toda la gama AMG SL, aunque en algunas mediciones las diferencias no son demasiado grandes. La aceleración de 0 a 100 km/h se completa en 2,9 segundos y la velocidad máxima es de 317 km/h (el SL 63 4MATIC+ de 585 CV tarda 7 décimas más en acelerar desde parado y alcanza solo 2 km/h más de velocidad máxima).
El SL 63 E PERFORMANCE tiene siete modos de conducción predefinidos —Electric, Battery Hold, Comfort, Smoothness, Sport, Sport+, RACE— y uno configurable —Individual—. Los dos primeros son exclusivos de esta versión y sirven para forzar el uso del motor eléctrico (Electric) y para mantener la carga de la batería a un nivel determinado (Battery Hold). Todos ellos modifican el funcionamiento de la dirección, del sistema de tracción total, del pedal de acelerador, el sonido del escape o la firmeza de la suspensión.
También hay varios niveles de frenada regenerativa que se pueden seleccionar desde un botón del volante. En este caso son cuatro, que van desde uno en el que no hay retención alguna hasta otro en el que Mercedes-AMG dice que es de tipo «pedal único». La potencia máxima de regeneración es de hasta 100 kW.
La suspensión es la que Mercedes-AMG denomina AMG ACTIVE RIDE CONTROL, que incluye muelles helicoidales y amortiguadores con varios niveles de ajuste (tanto en compresión como en rebote). Además, también tiene un sistema hidráulico que interconecta los cuatro amortiguadores y que reemplaza a las barras estabilizadoras convencionales. Con ello, según Mercedes-AMG, tanto el confort de marcha como el control de movimientos de la carrocería son superiores.
Como en el SL 63 4MATIC+, el eje posterior es de tipo direccional. Cuando el vehículo circula a menos de 100 km/h, las ruedas tuercen en sentido contrario a las delanteras (mejora el ángulo de giro) y cuando lo hace por encima, en el mismo sentido (mejora la estabilidad). El sistema de frenos de serie incluye discos carbocerámicos de 420 y 380 mm de diámetro (eje delantero y eje trasero, respectivamente) y las llantas son de 20 pulgadas (medidas 265/40 delante y 295/35 detrás). Opcionalmente se pueden pedir otras llantas forjadas de hasta 21 pulgadas.
Estéticamente, el El SL 63 E PERFORMANCE, apenas difiere con respecto a otras versiones de la gama SL. Los cambios más evidentes son la tapa que da acceso a la toma de carga, que va situada bajo el piloto derecho y los diferentes anagramas que hacen alusión al sistema propulsor. Y lo mismo ocurre en el habitáculo: salvo por unos menús específicos del sistema multimedia y la instrumentación (los relacionados con el sistema híbrido), no hay novedades reseñables.
Según Mercedes-AMG, los elementos de aerodinámica activa presentes en otros SL, han sido revisados para mejorar el rendimiento de esta versión en concreto (el apéndice móvil que hay bajo el parachoques delantero, el que hay justo por delante del motor, en los bajos del coche —crea el efecto Venturi para generar fuerza descendente—, y el alerón posterior).