Mercedes-Benz EQE SUV (2023) - Prueba | Impresiones del interior
Esta variante SUV del EQE tiene tres ventajas evidentes con respecto a la convencional de tipo berlina: el acceso al habitáculo, que es más sencillo, la altura libre al techo en las plazas posteriores, que es claramente superior y el maletero, que además de ser más grande, es más fácil de aprovechar. En todo lo relativo al funcionamiento de las pantallas (instrumentación y sistema multimedia), acabados y equipamiento, es idéntico al EQE berlina, en cuya prueba hay información abundante y detallada.
Entrar y salir del EQE SUV es un acto sencillo porque las puertas son grandes y el hueco que liberan es amplio y bastante regular. Además, como es habitual en modelos de este tipo (SUV y crossover), los asientos están situados más altos que en una berlina, por lo que no es necesario agacharse o dar un impulso para acceder a ellos. En las plazas posteriores, además, la diferencia con respecto al EQE berlina es grande porque esta última, al tener un perfil bastante afilado (de tipo cupé, salvando las distancias), obliga a agachar la cabeza para no golpearla contra el marco. Esto no ocurre en el EQE SUV, incluso si las personas que van a acomodarse en estas plazas son más altas de lo normal.
Una vez dentro, el espacio es abundante. En las plazas traseras hemos medido la misma distancia para las piernas y la misma anchura entre puertas que en el EQE berlina (más que suficiente para que dos adultos viajen sin ningún problema de espacio y de manera confortable; mediciones del interior). La altura libre al techo, en cambio, es cinco centímetros superior, que es una diferencia notable y que puede resultar definitiva si se van a utilizar esas plazas frecuentemente.
Los ocupantes de estas plazas pueden tener a su disposición elementos de confort como un climatizador independiente del de las plazas delanteras (y de dos zonas), asientos con calefacción (los de los extremos) y varias tomas USB de tipo C, además de los habituales huecos portaobjetos en las puertas, el reposabrazos y en los respaldos de los asientos delanteros. El piso es prácticamente plano, lo cual facilita el paso de una plaza a otra, pero los asientos no tienen ningún tipo de ajuste, ni longitudinal ni de inclinación del respaldo.
El maletero tiene 520 litros de capacidad, un dato correcto pero inferior al de, por ejemplo, un Audi Q8 e-tron (tiene 631 l). Modelos como el Lexus RZ o el Polestar 3 tienen una capacidad similar (522 y 516 l, respectivamente), y otros como el BMW iX, el Aiways U6 o el BYD Tang, tienen menos (500, 472 y 440 l, respectivamente). Frente al EQE berlina, el maletero del EQE SUV es claramente más grande (hay 90 litros de diferencia; ficha comparativa), pero sobre todo mucho más fácil de cargar gracias a que el acceso al mismo se hace mediante un portón, no una tapa (el hueco que libera es muchísimo más amplio y, por tanto, facilita la colocación de objetos grandes).
Bajo el piso hay un doble fondo compartimentado y de grandes dimensiones donde caben sin problemas los cables de recarga, el kit de reparación de pinchazos, los triángulos de emergencia y algunos objetos adicionales. Para cubrir el espacio de carga hay una cortinilla enrollable que se puede desmontar (no encontré ningún hueco específico para guardarla) y para abrir y cerrar el portón, un mecanismo automático con función manos libres (dando un puntapié por debajo del parachoques, se activa el mismo).
Las pantallas de serie que hay en el salpicadero tienen una calidad sobresaliente. La que hace las veces de instrumentación es de 12,3 pulgadas y, además de tener un alto grado de personalización de la información (y también de su aspecto), tiene una calidad de imagen muy buena y se ve perfectamente incluso ante condiciones de luz adversas. La del sistema multimedia está orientada en vertical y es un poco más grande, de 12,8 pulgadas. Su rendimiento también es sobresaliente, pero también tiene algunos aspectos mejorables: tiene tantísimos menús que, al menos inicialmente, puede abrumar, y además incluye los mandos del climatizador, por lo que no siempre es sencillo acertar a pulsar a la primera (especialmente en marcha). Afortunadamente, esta y otras funciones se pueden activar, desactivar o modificar mediante el sistema de reconocimiento de órdenes vocales, que es de los mejores del mercado (si no el mejor).
Opcionalmente se puede pedir el sistema MBUX Hyperscreen, que consta de tres pantallas unidas bajo un mismo cristal curvo (12,3 pulgadas para la instrumentación, 17,7 pulgadas para el sistema multimedia y 12,3 pulgadas para la de entretenimiento del pasajero). Su coste es muy elevado, de más de 9000 euros.
El habitáculo proporciona una sensación de calidad alta por norma general. No obstante, como en el EQE berlina y en otros modelos de reciente aparición de Mercedes-Benz (y Mercedes-AMG), hay detalles que no están bien cuidados. Es el caso de los botones que hay en las puertas y que sirven para modificar la posición de los asientos (se hunden mucho al pulsarlos), la enorme cantidad de molduras decorativas en color negro piano que hay en la consola y en las puertas, que se ensucia y estropea fácilmente, o incluso los mandos exteriores para la apertura de las puertas, que tienen un tacto algo basto.