Mercedes-Benz CLS Coupé (2018) | Impresiones del interior
El CLS es un turismo con un habitáculo más orientado a mimar a los pasajeros de las plazas delanteras que a los de las traseras. En un Clase S, que es un poco más grande, puede suceder lo contrario: las plazas traseras pueden ser más lujosas que las delanteras.
El diseño más bajo y deportivo de la carrocería del CLS hace que el habitáculo tenga menos altura interior que el de otras berlinas de tamaño parecido. Para quien no sea de gran estatura, no encontrará inconveniente en adquirir un CLS frente a un Clase E pero, por el contrario, quien sea de talla grande puede sentir que el techo le queda muy cerca de la cabeza. Si, como nuestra unidad de pruebas, dispone de techo eléctrico, sucede que la parte del techo más cercana a los parasoles desciende notablemente. Mi compañero Pablo David González, que mide 1,85 m de estatura, se sentía demasiado cerca de tocar con la frente incluso con la banqueta en su posición más baja. Atrás ocurre lo contrario, la curvatura existente en la zona entre el techo solar y la luneta hace que la parte posterior quede cerca de la coronilla de los pasajeros.
El CLS está, por tamaño y precio, entre el Clase E y el Clase S, aunque mucho más cerca del primero que del segundo. No obstante está basado en la plataforma del Clase E y su distancia entre ejes es la misma (ficha técnica compartiva). La amplitud es prácticamente idéntica, a excepción de la altura en las plazas traseras que es cinco centímetros menor en el CLS —en el caso de que ambos cuenten con techo solar—, una diferencia grande. En comparación con el Clase S, hay menos espacio entre hombros delante, prácticamente el mismo detrás y mucha menos altura y hueco para las piernas de los pasajeros de la segunda fila —tabla comparativa de mediciones—. El volumen del maletero es parecido entre los tres —CLS: 520 l; Clase E: 540 l; Clase S: 510 l—.
En comparación con un BMW Serie 6 Gran Coupé, un Audi A7 Sportback y un Porsche Panamera, todos con una carrocería que se asemeja a la de un cupé, el CLS es de los que ofrece más anchura en todas las plazas y más longitud para las piernas atrás. La altura al techo, sobre todo atrás, es parecida en todos, no especialmente generosa —tabla de mediciones comparativa—. Por maletero es el segundo mejor, después del Audi (ficha técnica comparativa).
Tenemos la impresión de que Mercedes-Benz cuida más los ajustes en el interior de los modelos de más coste que en los de menos, como un Clase A o un CLA Coupé. Lo mismo puede ocurrir en otras marcas, pero el contraste es más grande que el que existe, por ejemplo, entre el habitáculo de un Audi A3 y el de un A7, o entre el de un BMW Serie 1 y el de un Serie 6. El interior del CLS es un ejemplo de fabricación con buena factura general, con pequeños detalles menos cuidados que pueden pasar desapercibidos porque no son molestos.
Durante la marcha, si el firme está en buen estado o las irregularidades son pequeñas, no hay presencia de «grillos». A veces, cuando se pisa un socavón, parece como si la carrocería entera se sacudiese en un bloque rígido con las ruedas (que tienen muy poco perfil en el caso del coche que probamos). También es posible hacer crujir algunas molduras del salpicadero, con facilidad, haciendo presión con los dedos. En especial, este perfil metálico que hay bajo las salidas de ventilación delanteras. Los botones que hay junto al reloj de la consola central tienen un tacto algo endeble, quizás impropio de un coche de este coste (imagen).
La presentación, al menos con el equipamiento de nuestra unidad de pruebas y la elección de colores claros, es suntuosa y llamativa. De día, por la claridad y la sensación de amplitud que ofrece. De noche, por la decoración lumínica, que puede tener multitud de posibles combinaciones (imagen de ejemplo). El conductor y los pasajeros tienen una gran variedad de funciones de personalización o de confort a su disposición.
Se puede elegir el color de la parte superior e inferior de las luces ambientales por separado, disponer de calefacción en los asientos delanteros y traseros. En las plazas delanteras, además, hay ventilación para los asientos, funciones de masaje y una buena variedad de reglajes eléctricos. También se puede seleccionar que, a través del sistema de climatización, haya pequeñas descargas de un ambientador a intervalos definidos (el frasco de perfume va alojado en la guantera y el recambio se adquiere en cualquier concesionario; imagen). Y algunas de estas funciones se pueden hacer funcionar al unísono con una combinación de efectos que se activan a través del sistema multimedia (Mercedes-Benz lo denomina «Confort ENERGIZING» y puede producir sensación de «frescor», «vitalidad» o «ambiente placentero», entre otros).
El techo eléctrico no es de tipo panorámico, sino convencional (imagen), no particularmente grande para lo que se estila entre otras de sus alternativas que sí pueden disponer de una gran superficie acristalada, como el propio Clase E (imagen desde fuera e imagen desde dentro) o el Panamera, que sin tener techo panorámico, sí lo tiene de tamaño generoso (imagen interior).
La instrumentación es similar a la que hay disponible en otros modelos de Mercedes-Benz, desde el Clase A al Clase S. Está formada por una pantalla de 12,3 pulgadas (imagen). Por resolución y visibilidad, no podemos ponerle un pero. Tampoco por la fluidez con la que funciona la interfaz de este dispositivo y del sistema multimedia, que se maneja desde otra pantalla idéntica, situada justo a la derecha (imagen). La rapidez y precisión es, ahora sí, comparable a la de los sistemas de Audi o Porsche (que funcionan, en general, con una rapidez y una precisión ejemplar). Hasta hace relativamente poco, algunos sistemas multimedia de Mercedes-Benz eran más farragosos y lentos en comparación con las mejores alternativas.
El maletero tiene formas irregulares, lo que impide aprovechar todo el volumen con facilidad. El piso no es totalmente plano, sino que la parte próxima a los respaldos traseros está sobreelevada. Las paredes laterales son angulosas y el techo tiene unos salientes que restan altura en la zona donde cubren los brazos del portón.
Nos han llamado la atención, además, dos detalles que delatan una pérdida de calidad de acabados respecto a la anterior generación: la zona que cubre dichos brazos no tiene embellecedores de plástico y el perfil de la tela queda al descubierto (imagen) y, para acceder al hueco bajo el piso, la tablilla se sujeta con un cordón con gancho de aspecto barato (imagen). Estos dos detalles estaban mucho mejor resueltos en el CLS de 2008 (imagen donde se observa el reborde de plástico embellecedor para los brazos del portón e imagen donde se observa la sujeción de la tablilla mediante el propio tirador). Tampoco en un Clase E están rematados con un embellecedor esos huecos (imagen), pero sí en un Clase S (imagen) que, además, tiene un tejido de mejor aspecto.