Mercedes-Benz Clase S (2021) | Impresiones del interior
Como sucede en muchos modelos recientes de Mercedes-Benz, el habitáculo del Clase S tiene un aspecto muy vistoso y espectacular, pero la calidad de los materiales y los ajustes entre piezas no son todo lo lujosos que cabe esperar en un coche de su categoría. En este sentido, el BMW Serie 7 y sobre todo el Lexus LS están claramente por delante y dejan una sensación de más exclusividad, al menos en cuanto a calidad de fabricación.
Mercedes-Benz ha cosechado un gran éxito con esta estrategia, pues muchas personas asocian una buena imagen a una calidad general equiparable. Lo cierto es que en el habitáculo del Clase S, aun siendo un lugar sumamente agradable en el que viajar, hay detalles mejorables. Por ejemplo, hay mucho plástico negro brillante que se raya y ensucia con facilidad, principalmente en la consola y en las puertas. También hay plásticos de calidad mediocre en la zona baja de las puertas y los asientos, y un maletero sin tapizar en su parte superior, con chapa vista, mientras que el del Lexus está completamente tapizado. Los ajustes entre piezas son menos precisos que en el Lexus LS, algo que se ve, por ejemplo, en la unión entre el salpicadero y la moldura de las puertas, donde ambas piezas no quedan perfectamente alineadas.
Donde sí destaca el Clase S sobre todas sus alternativas en el equipamiento tecnológico, que se gestiona desde dos grandes pantallas (la central es de 12,8 pulgadas y la de la instrumentación es de 12,3). No hay otro modelo que tenga un sistema multimedia tan avanzado y con unas pantallas de semejante calidad. Se ven perfectamente, con pocos reflejos en cualquier condición de luz y con una resolución muy elevada. Lo malo es que las marcas de los dedos ensucian rápidamente la superficie y no son fáciles de limpiar.
Al subirse en este coche por primera vez, un conductor se ve abrumado por la cantidad de funciones que tiene que aprender a gestionar. Este ya no solo es un vehículo para aquellos que deseen viajar en un ambiente extremadamente confortable, sino que, necesariamente, va dirigido a conductores que manejen dispositivos tecnológicos con cierta soltura. En cierto modo, he tenido la misma sensación que en el resto modelos de Mercedes-Benz que cuentan con la primera versión del sistema MBUX: al principio cuesta acostumbrarse a su complejidad, pero tras un tiempo conviviendo con el coche, el sistema MBUX resulta satisfactorio.
La pantalla central queda muy cerca de la mano, de manera que apenas hay que mover el brazo para llegar a ella. Para algunas personas puede quedar demasiado baja respecto al campo de visión mientras se conduce; al menos eso pensamos al principio los dos probadores que hemos conducido este coche, aunque lo cierto es que nos acostumbramos rápido a ella.
Mercedes-Benz ha suprimido los mandos físicos que controlaban el sistema de climatización. Ahora están ubicados en un menú táctil fijo en la parte baja de la pantalla. Lo bueno de esto es que siguen estando siempre a mano, independientemente de lo que esté mostrando la parte superior de la pantalla; lo malo es que ahora hay que desviar la vista de la carretera para realizar cualquier gestión, mientras que antes, para muchas funciones, como cambiar la temperatura, bastaba con localizar los mandos físicos mediante el tacto.
Ahora bien, el sistema de reconocimiento de órdenes vocales es muy avanzado y permite, entre otras cosas, gestionar la climatización sin tener que tocar la pantalla. Basta con dar la indicación de una forma medianamente clara, sin necesidad de utilizar una secuencia de palabras concreta, para que el sistema comprenda la mayoría de mensajes. Además, tiene la capacidad de procesarlos a una velocidad elevada, lo que invita a utilizarlo sin las frustraciones que generan muchos otros sistemas del mercado. También hemos podido comprobar que identifica correctamente las órdenes vocales que provienen de asientos distintos al del conductor; por ejemplo, si un pasajero de la fila trasera le indica que cierre la cortinilla del techo, el sistema sabe que ha de cerrar la cortinilla trasera.
En la parte baja de la pantalla hay una serie de botones que dan acceso directo a los menús importantes, como el de los modos de conducción, los asistentes o el sistema de cámaras de ayuda al aparcamiento. La pantalla está bien estructurada para facilitar su uso, con iconos grandes y reconocibles, y un entramado de menús relativamente sencillo e intuitivo. En definitiva, ante la controvertida decisión de dejar atrás los mandos físicos, al menos Mercedes ha diseñado una pantalla muy buena.
El funcionamiento de las distintas aplicaciones es, por línea general, excelente. Por ejemplo, las indicaciones del navegador son muy detalladas y sencillas de seguir y la conectividad con Android Auto y Apple CarPlay queda muy bien integrada en la parte superior de la pantalla, lo que permite manejar el resto de funciones del vehículo simultáneamente en la parte más baja. Las cámaras de ayuda al aparcamiento resultan de gran ayuda y tienen una resolución tremenda; se puede elegir entre varias vistas e incluso muestran una imagen virtual del vehículo que se puede rotar utilizando los dedos.
La tira de luz LED que recorre todo el habitáculo tiene varias funciones. La principal es la de luz de ambiente, cuyas posibilidades de configuración son casi infinitas. Hay muchos colores entre los que elegir y animaciones constantes con combinaciones de distintos colores. Además, esta tira de LED realiza una animación lumínica en el lado correspondiente cuando se sube o se baja la temperatura del climatizador. También ilumina de una forma específica la puerta del pasajero con el que está interactuando el sistema de reconocimiento de voz o advierte en el lado correspondiente de que resulta peligroso abrir la puerta porque se aproxima otro vehículo desde atrás.
La pantalla de la instrumentación tiene muchísimas posibilidades de personalización (se maneja desde los botones de la parte superior izquierda del volante). De todo lo que puede hacer, es muy llamativo el sistema de visualización del mapa en tres dimensiones. Está muy conseguido: da una sensación de profundidad que hasta marea (precisamente por esto muchas veces hemos llevado el sistema desconectado) y permite ver los mapas con un nivel de detalle inédito. En la actualidad, la mayoría de fabricantes ofrecen una instrumentación por pantalla configurable, pero ninguno se acerca a las posibilidades que ofrece el Clase S en cuanto a la cantidad de información que puede mostrar y la forma en que, por ejemplo, puede superponer el mapa con otra multitud de datos.
Con todo el despliegue tecnológico que Mercedes-Benz ha introducido en este coche, el enorme confort con que se viaja casi queda relegado a un segundo plano porque el modelo anterior ya era muy similar en este sentido. Los asientos son maravillosos, más confortables y con un mullido de mayor calidad que los del Lexus LS que hemos probado. Tienen multitud de ajustes, están tapizados con materiales muy agradables y ofrecen múltiples funciones de masaje que pueden funcionar junto al sistema de calefacción. Nos han gustado especialmente las almohadas que traen los reposacabezas de los asientos delanteros con el nivel de equipamiento Premium (13 317 euros) por el mullido tan agradable con que han sido fabricadas. Los asientos delanteros pueden tener unos acolchados laterales inflables, que, en las curvas, se acercan o alejan de la espalda automáticamente para mantener el cuerpo bien sujeto.
La unidad de Clase S que hemos probado y que aparece con más detalle en nuestra galería de fotos apenas tenía equipamiento opcional en la fila trasera, de manera que no hemos podido experimentar todo el potencial de este coche para ofrecer un viaje lujoso atrás. Nuestros asientos eran fijos y el sistema de climatización no tenía instalada la opción del control independiente por zonas atrás. Entre los dos asientos laterales se puede desplegar un gran apoyabrazos que tiene integrados dos portabebidas, una pequeña superficie para transportar objetos y un cajoncito con tapa. Los portabebidas van alojados en un compartimento escamoteable cuyo acabado y funcionamiento deja bastante que desear, pues, al menos en nuestra unidad de pruebas, se quedaba enganchado y era complicado de manejar. Entre los elementos de equipamiento opcionales hay un hueco refrigerado entre los dos asientos laterales traseros (cuesta 1654 euros).
Entre los elementos de equipamiento opcional para las plazas traseras hay asientos eléctricos con memoria y función de calefacción y ventilación, asiento del acompañante regulable desde la zona trasera, unas pantallas con el sistema multimedia MBUX, o un cargador inalámbrico para móviles en el reposabrazos central. Todos estos elementos y alguno más vienen incluidos en el paquete Advantage, que cuesta 7204 euros. En la variante de batalla larga se puede pedir que en la fila trasera solo haya dos plazas y una «consola minioficina» en el centro (esta opción se denomina First Class).
La unidad que hemos probado tenía la carrocería de batalla corta y configuración para cinco ocupantes. Según nuestras mediciones, el espacio de la fila trasera es normal en casi todas las cotas para un vehículo de este tipo. Obviamente, se puede viajar con mucha comodidad, pero el espacio longitudinal para las piernas no es exagerado, y cuatro centímetros inferior al que tiene el Lexus LS. Una persona alta que viaje detrás de otra similar puede tocar el respaldo delantero con las rodillas. El Audi A8 y el BMW Serie 7 (los de batalla corta) tienen menos espacio para las piernas que el Clase S y el Lexus.
Hay una diferencia notable entre si el asiento delantero va en una posición alta o baja, pues esto determina si queda espacio para introducir los pies por debajo o no. Si lo que se quiere es viajar atrás con mucho espacio para las piernas, lo mejor es optar por la variante de batalla larga. La altura libre hasta el techo sí es buena; 94 cm (en las unidades con techo solar) es suficiente para que una persona de 1,90 metros de estatura, aproximadamente, se pueda sentar con la cadera pegada al respaldo sin tocar el techo con la cabeza.
Cuando los asientos, tanto los delanteros como los traseros, llevan función de masaje y calefacción, se puede instalar una opción denominada Energizing, cuyos programas de bienestar y funciones revitalizantes están diseñados para ayudar al cuerpo a sufrir menos fatiga durante el viaje. Energizing da indicaciones y emite música a través de los altavoces para que el pasajero sea partícipe del programa. El sistema de sonido de serie tiene 9 altavoces. Hay dos opcionales, ambos fabricados por Burmester. Uno se denomina 3D, tiene 15 altavoces y 710 W; es el que llevaba nuestra unidad de pruebas y, sin ser un experto en el asunto, me parece que emiten un sonido muy nítido. El sistema más caro (cuesta 6851 euros) se denomina 4D, tiene 1250 W y 31 altavoces. En combinación con los dos sistemas de sonido opcionales, el Clase S puede tener un sistema de intercomunicación entre los ocupantes del vehículo, que amplifica la voz y la emite por los altavoces; este sistema funciona tanto desde las plazas traseras a las delanteras, como al revés.
El acceso al habitáculo es cómodo, pero no extraordinario. En el Lexus LS hay que ladear menos la cabeza para acceder a la fila trasera porque la puerta deja más espacio libre en la zona superior. Mercedes-Benz no ha resuelto bien el diseño de los paneles interiores de las puertas; falta un asidero en condiciones que permita cerrar las puertas cómodamente; el que hay es el propio hueco que queda entre el panel y el reposabrazos (en esta imagen se aprecia), y cuando la puerta está abierta del todo queda lejísimos del cuerpo y hay que hacer un movimiento muy amplio e incómodo para alcanzarlo.
El maletero tiene 550 litros de capacidad, más que cualquiera de sus alternativas. El espacio tiene formas regulares y no demasiados elementos para organizar la carga. Hay algunos ganchos, una toma de 12 V en el costado derecho y un pequeño doble fondo en el que va alojado un kit de reparación de pinchazos (este Clase S no puede llevar una rueda de repuesto). Los respaldos de los asientos traseros no se pueden abatir, aunque sí hay una trampilla escamoteable que permite el transporte de objetos largos como esquís.