Mercedes-Benz siempre aprovecha el lanzamiento de su Clase S para mostrar su capacidad de introducir mejoras tecnológicas a la industria del automóvil. En lo que afecta a la conducción, se nota que los asistentes tienen un funcionamiento sobresaliente.

El conjunto de sensores de serie está formado por un radar «multimodo» delantero (compuesto por dos sensores con un ángulo de trabajo de 130º), un radar de largo alcance delantero (un sensor con un ángulo de trabajo de entre 90 y 9º), una cámara estereoscópica multiuso delantera con un ángulo de apertura de 70º, otro radar «multimodo» trasero, un sistema de cámaras de 360º formado por cuatro cámaras y doce sensores ultrasónicos.

El programador de velocidad activo funciona muy bien cuando trabaja en común con el sistema de mantenimiento en el centro del carril. Probablemente sea el mejor que he probado hasta ahora: no he llevado otro coche que realice las aceleraciones longitudinales con tanta suavidad y gestione tan bien el espacio con el coche precedente ante imprevistos. También consigue mantener el coche en el centro del carril con precisión y sin demasiados giros innecesarios, aunque en ningún caso tan bien como lo hace un buen conductor. Respecto al centrado en el carril, Mercedes-Benz dice que el Clase S tiene la capacidad de comprender cambios estructurales en el carril que sigue; pone como ejemplos la formación de un corredor de emergencia y la orientación por el borde del arcén cuando la carretera no esta correctamente pintada.  

Por un tramo de autovía con desniveles fuertes y curvas cerradas, el Mercedes-Benz consiguió mantener la velocidad de manera muy precisa (con apenas 1 km/h de error) y realizar los giros necesarios para no salirse del carril. Esa misma prueba la hicimos con el Lexus LS, que no fue capaz de hacer correctamente ninguna de las dos cosas. 

Algo que no es novedad en la marca es que el coche tiene la capacidad para realizar un cambio de carril de forma automática, siempre y cuando se active el intermitente del lado correspondiente, haya una línea discontinua y el sistema no reconozca ningún vehículo en la zona relevante para la seguridad. Mercedes-Benz dice que ahora el sistema puede buscar un hueco para cambiarse de carril durante más tiempo, 15 segundos. 

La capacidad de hacer maniobras de forma automatizada es mayor que antes y también la de vigilar el tráfico circundante. El sistema que alerta a los pasajeros de la presencia de vehículos que se aproximan por detrás al abrir la puerta ahora es capaz de detectar el movimiento de la mano antes de que accione el tirador, para anticiparse en el aviso. En tal caso se enciende un testigo triangular rojo y se activa un juego de luces ambientales. 

La alerta por tráfico cruzado tiene varias novedades. Ahora funciona mientras el coche está realizando giros (por ejemplo, cuando al torcer hacia una calle nos encontramos un paso de peatones) y en carreteras secundarias está activo hasta 120 km/h, mientras que antes solo hasta 72 km/h. Adicionalmente, el sistema puede frenar el coche si detecta un peligro de colisión inminente mientras se circula hacia atrás. 

Hacia la segunda mitad de 2021 se podrá pedir una opción llamada DRIVE PILOT, con la que el coche tendrá un nivel 3 de conducción autónoma, si bien solo estará disponible en Alemania, donde ya existe un marco legislativo que regula dicho nivel. La disponibilidad de este equipamiento en otros países dependerá de cómo avance su legislación a este respecto. Lo mismo ocurrirá con el sistema que permite al vehículo estacionarse autónomamente (nivel 4), sin necesidad de que haya nadie dentro del habitáculo. Para este último caso, es necesario que la infraestructura esté preparada, algo que ya sucede en el aparcamiento P6 del aeropuerto de la ciudad de Stuttgart. Los Clase S con DRIVE PILOT llevan un conjunto de sensores ampiado: un sensor lídar, un sistema de posicionamiento más exacto, un mapa digital de alta definición y sistemas redundantes para el control de la dirección y los frenos.

El sistema de información proyectada en el parabrisas con realidad aumentada es uno de los platos fuertes de este coche. De nuevo, al principio supone más un despiste que una ayuda porque un conductor no está acostumbrado a ver animaciones gráficas que se dibujan sobre la carretera. Básicamente, el vehículo tiene la capacidad de entender el espacio que tiene por delante y puede ayudar al conductor a llegar al destino proyectando animaciones sobre los carriles o desvíos que debe seguir.

A pesar de ser un sistema nuevo, funciona muy bien, sin fallos y suele resultar útil (otros fabricantes anuncian realidad virtual en sus sistemas de información proyectada, pero no tienen nada que ver con este). Eso sí, en muchas ocasiones, sobre todo en la ciudad, viene bien consultar el mapa o escuchar las indicaciones vocales para cerciorarse de por dónde hay que ir. Eso sucede, por ejemplo, mientras se gira en una rotonda; no se puede depender solo de ese sistema para saber el camino a seguir porque a veces no es suficientemente rápido.