Mercedes-AMG G 63 (2018) | Información general
El Mercedes-AMG G 63 tiene un motor V8 de gasolina que desarrolla 585 CV. Es la versión más potente de la gama Clase G 2018 y está en venta por 173 750 €. Hay pocos todoterrenos con un precio y una potencia más altos (listado de todoterrenos ordenados por precio).
No se me ocurre ningún motivo para recomendar este coche desde un punto de vista racional. Quien quiera hacer todoterreno, lo podrá hacer mejor con otro Clase G (listado de versiones). Quien quiera ir rápido por carretera, hará mejor comprándo cualquier otro Mercedes-AMG. Al G 63 hay que verlo desde la perspectiva de lo pasional. Las líneas básicas de su diseño se conservan desde sus inicios, allá en el año 1979. Por ejemplo, las puertas —con bisagras vistas— requieren cerrarlas con cierta violencia (en caso contrario no lo hacen) y suenan como lo hacían las puertas de los coches hace 40 años.
Junto con el de las puertas, hay otro sonido que no pasa desapercibido. Es el del motor, un V8 de cuatro litros que suena como ya sólo suenan algunos motores de AMG o los de algunos modelos, no todos, de cilindrada elevada. Escuchar el sonido de sus escapes —cuyas salidas están en los laterales, justo por delante de las ruedas traseras (imagen)— es una experiencia. Lo es al retumbar en las paredes de la rampa del garaje saliendo a punta de gas y lo es al acelerar al aire libre. Es un sonido en consonancia con el aspecto del coche, robusto, bruto.
Esta generación del Clase G es más ligera, tiene la suspensión delantera independiente y la dirección ya no es de recirculación de bolas. Con estos cambios, la conducción es radicalmente distinta. El G 63 anterior era prácticamente ingobernable en curva, con el nuevo se puede ir muy rápido...pero sólo hasta que la carretera se retuerce mucho. Lo explico con más detalle en las impresiones de conducción.
A pesar de su aspecto y de estar equipado con bloqueos para los tres diferenciales, esta versión no es adecuada para una utilización exigente fuera del asfalto. Lo es por dos motivos: los neumáticos —de carretera y medidas nada idóneas para salir de ella— y porque las salidas de escape quedan muy expuestas a golpes en las crestas del terreno.
El habitáculo es lujoso por materiales y equipamiento posible. El cuero recubre gran parte de las superficies y se puede tener ventilación y masaje en los asientos delanteros, techo corredizo, un climatizador de tres zonas, sintonizador de televisión, pantallas para las plazas traseras, un equipo Burmester de 15 altavoces o un sistema de iluminación ambiental de 64 colores y 10 zonas cromáticas. Algunos elementos que no puede tener son un sistema de apertura y cierre sin llave o la proyección de información sobre el parabrisas.
En las plazas traseras hay menos espacio para las piernas que en un Mercedes-Benz GLC, que mide 20 cm menos de longitud. Por el contrario, la cota de altura es sobresaliente en las dos filas de asientos. El maletero —al que se accede mediante un portón de apertura lateral— tiene 454 litros de capacidad hasta la cortinilla enrollable; son 96 menos que en el GLC.
Se puede disponer de muchos elementos de ayuda a la conducción, entre los que están el programador activo de velocidad (DISTRONIC), el de mantenimiento en el carril, el aviso de vehículos en el ángulo muerto de los retrovisores, el aparcamiento semiautomático o cuatro cámaras que proporcionan una visión completa de los alrededores del coche.
Los faros son de ledes. Se pueden mejorar adquiriendo los llamados Multibeam LED, en los que los 84 ledes se gestionan individualmente para dar la máxima iluminación posible sin deslumbrar (generando sombras donde hay otros vehículos).
La carrocería del G 63 tiene detalles decorativos específicos en esta versión —adornos en los paragolpes, aletas ensanchadas, pinzas de freno pintadas en rojo o llantas de hasta 22 pulgadas—. Las fotos de la galería pertenecen a una unidad con un paquete de lanzamiento llamado «Edition 1». Se diferencia, entre otras cosas, por las franjas decorativas en los laterales, las tiras de color rojo en los retrovisores, el paquete AMG night o las llantas de 22 pulgadas de color negro mate con detalles rojos. Este color se repite en el habitáculo en elementos como las costuras, el tapizado de los asientos delanteros y el volante.
La unidad que hemos probado tenía, además del paquete «Edition 1» (cuesta 25 324 €) otro llamado «premium plus» (15 923 €). Así, el coste del coche probado era de 225 000 €.
El Clase G no lo fabrica Mercedes sino Magna Steyr en su planta de Graz. Requiere 100 horas, frente a unas 20 que puede llevar hacer un turismo medio.