Mercedes-Benz CL 63 y 65 AMG (2010) | Información general
Los Mercedes-Benz CL 63 y 65 AMG son las dos versiones más potentes del Clase CL. Ambos han sido actualizados con los mismos cambios que el CL modelo 2011, aunque se distinguen por ciertos elementos específicos tanto del exterior como del interior. Están disponibles por 183.700 € el CL 63 AMG y 254.400 € el CL 65 AMG (precio, equipamiento y ficha técnica).
Son una evolución de los modelos que llegaron al mercado en 2007 (más información). Las dos versiones, 63 y 65 AMG se diferencian entre sí principalmente por el motor. El CL 63 AMG lleva un 5,5 V8 de 544 CV, mientras que el CL 65 AMG tiene un 6,0 V12 de 630 CV. Ambos están sobrealimentados mediante dos turbocompresores. El CL 63 AMG puede llevar un paquete «AMG Performance» que incrementa la potencia del motor hasta 571 CV.
El motor más potente es una evolución del que llevaba el anterior CL 65 AMG (más información). El otro es nuevo en la gama CL. Ambos van acoplados a una caja de cambios automática, de siete velocidades en el caso del CL 63 AMG («AMG SPEEDSHIFT MCT 7») y de cinco en el del CL 65 AMG. La primera de ellas la estrenó el SL 63 AMG en 2008.
Algunos turismos de carrocería cupé de similares características son el Bentley Continental GT, el BMW M6 Coupé o el Ferrari 612 Scaglietti F1. El CL 65 AMG es más costoso que todos ellos, salvo el 612 Scaglietti F1 (ficha comparativa).
El seguro a todo riesgo sin franquicia para un CL 65 AMG, cuyo conductor tenga 45 años, más de 25 años de carné y 6 años sin siniestros, resida en Barcelona y haga un uso ocasional del coche y de 5.000 a 10.000 km al año, tiene un precio de 5.523 € con Mutua Madrileña, la compañía que mejor relación tiene entre calidad y precio —5,11 sobre 10—según el comparador de seguros. Esta póliza tiene una calidad de 5,30 sobre 10.
Ambas versiones AMG del CL sobresalen por la gran aceleración que dan sus motores. Es posible realizar adelantamientos muy rápidos y en muy pocos metros. Dan una muy buena respuesta en casi todo tipo carreteras por su buen equilibrio entre agilidad, estabilidad y comodidad. En carreteras de montaña, se pueden ver algo condicionados por su tamaño frente a modelos más pequeños. No tienen el tacto deportivo de, por ejemplo un Porsche 911, pero es muy sencillo circular con gran rapidez —y seguridad—.
El CL 63 AMG acelera de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 250 km/h —4,4 segundos y 300 km/h si lleva el paquete «AMG Performance»—. El CL 65 AMG llega a 100 km/h saliendo desde parado en 4,4 segundos y tiene la velocidad máxima limitada a 250 km/h.
La versión CL 63 AMG lleva un sistema de parada y arranque automático del motor («Stop/Start ») en las detenciones, que sirve para ahorrar carburante. Es la primera vez que un modelo preparado por AMG tiene un dispositivo de este tipo. Consume 10,5 l/100 km. Son 4,0 l/100 km menos que el anterior CL 63 AMG —motor atmosférico V8 de 525 CV—.
Todos los cupé de 4,80 a 5,50 metros de longitud con motor de gasolina de entre 500 y 600 CV consumen claramente más (ficha comparativa). El CL 65 AMG gasta 14,3 l/100 km. Son 0,2 l/100 km menos que la versión anterior.
La caja de cambios de ambas versiones tiene tres modos de funcionamiento: «Manual» («M»), «Sport» («S») y «Controlled Efficiency» («E»). Este último está destinado a reducir el consumo de carburante.
Para ello, mantiene activado el sistema de parada y arranque automático del motor (CL 63 AMG), hace que el coche arranque desde parado en segunda velocidad y realiza los cambios de marcha lo antes posible. Así, por ejemplo, a tan solo 60 km/h puede engranar la sexta relación, aunque solo lo hará si se cumplen algunas condiciones —por ejemplo, circular a velocidad sostenida y en llano—.
Como las versiones AMG del Clase S, el control de estabilidad tiene una función («Torque Vectoring Brake») que, en curvas cerradas tomadas a ritmo elevado, frena la rueda posterior interna —de forma imperceptible para el conductor—, lo que ayuda al coche a entrar en la curva. Esta función actúa antes de que el coche pierda la trayectoria.
Además, los CL 63 y 65 AMG llevan una dirección con una cremallera que hace que la desmultiplicación sea diferente en función el ángulo de giro del volante («Direct-Steer»). Este sistema ya la tienen otros modelos del Mercedes-Benz. Cuando la dirección está próxima a su punto de centrado —volante recto o casi—, hay que mover más el volante para conseguir un determinado ángulo de giro de las ruedas que cuando está cerca de sus extremos.
Sirve para que cuando el coche circula en recta o curvas poco pronunciadas, los pequeños movimientos sobre el volante tengan menos efecto en la trayectoria, lo que, según Mercedes-Benz, puede mejora la estabilidad lineal. Cuando se gira mucho la dirección, el efecto es el contrario: hay que mover menos el volante para que las ruedas cambien su posición, lo que tiene sus ventajas a la hora de maniobrar o en carreteras de curvas pronunciadas. Esta dirección no tiene que ver con la que tienen algunos modelos BMW o Audi. En éstos, lo que hace que cambie su desmultiplicación, es principalmente la velocidad a la que se circula.
También llevan un sistema de frenos adaptativo («Adaptative Brake»). Sirve para el conductor no tenga que pisar el freno continuamente cuando quiere que el coche permanezca detenido. Se activa una vez que el coche está parado, haciendo una presión en el pedal del freno.
Llevan suspensión activa («Active Body Control»). Unos elementos hidráulicos tiran o empujan verticalmente para evitar o limitar los movimientos de balanceo y cabeceo de la carrocería. Como en el Clase CL, tiene una función que permite compensar el viento lateral. El primer sistema de estas características lo estrenó el Clase CL de 1999.
El CL 63 AMG lleva unas llantas de aleación de 19 pulgadas montadas en neumáticos de medidas 255/40 en el eje delantero y 275/40 en el eje trasero. El CL 65 AMG lleva unas ruedas de mayores dimensiones: 255/35 R20 en el eje delantero y 275/35 R20 en el eje trasero.
Habitáculo y equipamiento
El interior es prácticamente igual en las dos versiones AMG del Clase CL, a excepción de algunos elementos como las tapicerías o el logo que hay en el interior de la instrumentación: «AMG V12 BITURBO» o «AMG V8 BITURBO». A su vev, es muy similar al del CL. Sobresale por la calidad de los materiales y los ajustes (más impresiones del interior).
El CL 63 AMG y el CL 65 AMG pueden llevar algunos de los elementos de equipamiento del Clase S y el Clase CL, como los sistemas de alerta por cambio involuntario de carril («Active Lane Keeping Assist ») y el de detección de objetos en el ángulo muerto («Active Blind Spot Assist») que pueden actuar sobre los frenos de un lado del coche para cambiar la trayectoria y evitar una colisión lateral.
También es posible optar por un sistema de visión nocturna con reconocimiento de peatones («Night View Assist Plus»), un dispositivo que avisa al conductor cuando detecta que está fatigado («ATTENTION ASSIST») o la pantalla «SPLITVIEW» que sirve para que el conductor y el acompañante puedan contemplar simultáneamente contenidos diferentes en la misma pantalla de la consola.
Además, hay disponibles diferentes elementos opcionales del «AMG Performance Studio» para las dos versiones AMG del Clase CL, como varios modelos de llantas de aleación, varias piezas de la carrocería de fibra de carbono o un volante y unos asientos de diseño diferente.
Desde que llegaron al mercado los Clase CL 63 y 65 AMG en 2007, Mercedes-Benz ha comercializado más de 6.000 unidades entre ambos modelos.