Mercedes-Benz Clase C (2021) | Impresiones de conducción
De momento he probado en profundidad una sola unidad del Clase C 2021, la que tiene motor Diesel de 200 caballos (C 220 d). Tengo la impresión de que puede ser una de las mejores alternativas de la gama. El Clase C 220d consume gasóleo a una media de que puede estar por debajo de cinco litros a velocidades legales sostenidas por autopista y alcanza 200 kilómetros por hora con facilidad.
En nuestro recorrido por autovía a una media de 120 km/h (para lo cual hay que ir a veces un poco más deprisa) ha consumido esos 5,0 l/100 km, que es un dato extraordinariamente bajo. Dos de las razones por las que gasta tan poco es porque tiene muy buena aerodinámica (si no no podría alcanzar 245 km/h con solo 200 CV) y porque tiene un cambio de marchas automático con una novena relación muy larga que mantiene el motor a un régimen muy bajo. Todo influye para que el coche pierda velocidad muy poco a poco cuando se levanta el pie del acelerador.
Por autopista o autovía es donde menos gasta. En carreteras de segundo orden donde hay más cambios de ritmo, paso por poblaciones y desniveles más pronunciados, es normal que consuma algo más, como también ocurre en ciudad. No obstante, es muy complicado que el gasto medio supere unos 9,0 l/100 km, salvo que se conduzca buscándolo a propósito en carreteras de montaña. En un uso variado y a ritmo normal, el Clase C 220 d puede gastar entre 6 y 7 l/100 km.
El cambio de marchas automático de nueve relaciones pasa desapercibido. Hace su trabajo sin alterar la suavidad de marcha, aunque quizá le falta una poco de rapidez cuando el conductor solicita mucha aceleración de forma repentina (por ejemplo, al salir de una curva). Hay levas detrás del volante para preparar las maniobras, como por ejemplo un adelantamiento.
La capacidad de aceleración es más que suficiente para circular con agilidad. Según nuestas mediciones, ha empleado 5,3 segundos en pasar de 80 a 120 km/h, que es un valor que entra dentro de lo normal en un vehículo de estas características. Un BMW Serie 3 320d xDrive Berlina de 190 CV empleó 5,8 segundos (el Mercedes-Benz es más pesado aun teniendo tracción a un solo eje: ficha comparativa).
El interior está bien aislado del ruido incluso a velocidades elevadas. En cambio, el tableteo del motor Diesel se aprecia de forma clara en circulación urbana. Este motor Diesel de 2,0 litros me parece mejor opción que el C 200 (un 1,5 litros sobrealimentado de 204 CV) que es más ruidoso al acelerar con intensidad tanto en la ciudad como en carretera. Produce un sonido ligeramente agudo (como de motor pequeño, que es lo que es) que resulta evidente desde el habitáculo y que al principio puede parecer sugerente e incluso deportivo. Después de un tiempo, no me ha parecido que case bien con el planteamiento de una berlina.
El motor Diesel se pone en marcha con suavidad, ya que lo acciona el motor eléctrico de 20 CV (que hace varias funciones: arranca el motor de combustión, contribuye en las aceleraciones, recupera energía y permite el avance por planeo con el motor apagado si se selecciona el modo de conducción Efficiency) Todos los Mercedes-Benz Clase C tienen un sistema de hibridación ligera a 48 V (salvo los híbridos enchufables).
El Mercedes-Benz Clase C que he probado venía equipado con el paquete AMG Line. Incluye varias cosas que afectan a las cualidades dinámicas (una suspensión deportiva, una dirección más directa —Dirección Directa Deportiva— y unos frenos mejores). También tenía unas llantas de 19 pulgadas (son una medida adicional a las que vienen con el paquete AMG Line, que son de 18 pulgadas). Al menos con esta configuración, el Clase C me ha parecido que tiene una calidad de rodaje correcta que permite viajar cómodo en un rango amplio de velocidad. No sé qué resultado dará la suspensión de serie, pero esta opcional del paquete AMG Line desde luego no es dura como su denominación puede hacer pensar. Otra cualidad positiva es que no tiene tendencia a rebotar cuando se circula deprisa por carreteras en mal estado.
Lo que no tiene este Clase C es ese rodar imperturbable en vías rápidas que, tradicionalmente, era una de las mejores cosas de las berlinas de Mercedes-Benz. Aunque va muy bien, no transmite esa misma confianza a alta velocidad de un Clase E 2020 o que los Clase C de hace dos generaciones; parece como que a veces le costase apoyarse bien en las curvas. Como sí es habitual en esta marca, el Clase C reacciona de forma segura y suave ante maniobras bruscas. Cuando probemos una unidad con la suspensión de serie ampliaremos esta información.
Este Clase C con paquete AMG Line se desenvuelve muy bien en curvas cerradas, quizá mejor que los anteriores Clase C. No cambia de apoyo con la rapidez de un BMW Serie 3, sino de forma más lenta y suave. Una vez que está inscrito en la curva mantiene muy bien la trayectoria que indican las ruedas aunque el ritmo de marcha sea vivo. Para que el eje delantero abra de forma clara la trayectoria en una curva lenta, hay que entrar excesivamente deprisa. Es posible que con la suspensión y ruedas de serie, el Clase C sea menos ágil. Nuestra unidad de pruebas tenía neumáticos 225/40 R 19 y 255/35 R 19 (delante y detrás respectivamente) de la marca y modelo Pirelli P Zero.
Los frenos del paquete AMG Line comprenden discos de freno delanteros de mayor tamaño y perforados. Resisten sorprendentemente bien (para tratarse de una berlina rutera) el calentamiento por un uso continuado o descuidado. De los que no ha sido capaz el equipo de frenos es detener el coche en distancias muy cortas: desde 120 km/h ha empleado 53 metros, que es un dato normal.