Mercedes-Benz C 180 (2000) | Poco espacio y calidad justa
La relación entre tamaño y espacio del Clase C es mala. Donde más falla es en anchura, tanto en las plazas delanteras como en las traseras. En altura está dentro de lo normal, que es suficiente para personas altas. El espacio longitudinal también es algo escaso; delante, la máxima distancia entre asiento y pedales es inusualmente corta en un coche alemán (105 cm). Detrás hay poco espacio para las piernas, pero no tan poco como parece al ver nuestras mediciones, ya que el respaldo delantero tiene dos rebajes que permiten ganar un par de centímetros para las rodillas. El túnel de transmisión es voluminoso.
El maletero tiene 455 litros de capacidad, está de la mitad para abajo entre las berlinas de cuatro puertas entre 4,4 y 4,6 metros de largo. Podría ser mayor si la tapa tuviera un sistema de bisagras moderno, que no ocupan sitio.
El puesto de conducción es bueno en general. Algunos conductores (yo entre ellos) pueden encontrar una distancia mínima entre volante y pedales algo larga, que obliga a llevar el volante más cerca de lo deseable o a inclinar el respaldo más de lo acostumbrado.
El asiento es una de las mejores cosas que tiene el coche. Tiene el principio característico de Mercedes-Benz de «duro sobre blando». La parte que está en contacto con el cuerpo se hunde poco, pero bajo ella hay unos muelles que aíslan muy bien. Este asiento es caro (resulta más barato rellenar un asiento de espuma y poco más), pero es una de las cosas en las que un Mercedes-Benz se distingue de muchos de sus competidores. El efecto es que el cuerpo está bien sujeto en las curvas y apenas cansa, porque no transmite mucho las vibraciones de las ruedas.
La visibilidad es muy buena. Los faros de xenón que tenía nuestra unidad de pruebas tienen el inconveniente de que el tránsito entre luz y oscuridad es brusco. Los limpiaparabrisas barren un área muy amplia, el derecho tiene un eje articulado.
La instrumentación es muy precisa. Forma parte de ella, como equipo de serie en todas las versiones, un ordenador donde hay desde las informaciones normales hasta un termómetro de agua analógico de luces (el de aguja no está). El ordenador se puede manejar desde el volante, pero la cantidad de información que trae es grande, y puede resultar distraído buscar una en concreto. Otro inconveniente de esta pantalla es que, cuando se atenúa al mínimo la iluminación del cuadro de instrumentos, la de esta pantalla no disminuye y resalta demasiado.
La ventilación funciona muy bien. Tiene, de serie, un climatizador con temperatura independiente para conductor y pasajero. Para los pasajeros de atrás, además de salidas de aire balo los asientos delanteros, hay una adicional regulable y orientable en la prolongación de la consola.
La calidad aparente de este coche es de lo mejor que hay. El tacto que tienen casi todos los elementos me da una impresión de solidez que no dan coches de otras marcas. Sin embargo, la diferencia con coches de otras marcas ya no es tan grande como antes. Nuestro coche de pruebas tenía 14.000 km al recogerlo (muchos, dado el mal trato que suelen sufrir estos coches). Su aspecto era impecable, pero había cosas que no funcionaban bien. El mando del reóstato de luces, o estaba mal, o era impropio de un Mercedes-Benz (era impropio de un coreano, a estas alturas). La guantera central no siempre encajaba correctamente en su alojamiento. La dirección debía tener algún problema porque, cuando el motor giraba al ralentí, se podía quedar sin asistencia.