Mazda MX-5 (2015) | Impresiones del interior
El habitáculo del Mazda MX-5 no está pensado para personas altas, al menos cuando el techo está sobre la carrocería. Los asientos van ubicados muy cerca del suelo —ligeramente más que en el modelo precedente, según Mazda—, pero aun así la altura libre al techo es poca y personas que midan a partir de aproximadamente 1,83 metros lo tocarán con la cabeza.
El espacio disponible en el resto de direcciones también es pequeño (mediciones del interior). Hay que acostumbrarse a que todo queda cerca, tanto la puerta como el brazo del acompañante. Al principio, no es raro experimentar una sensación de agobio por la falta de espacio, sobre todos aquellos que no estén acostumbrados a este tipo de vehículos. Pero es eso, una falta de costumbre.
La operación para retirar el techo de la carrocería es muy sencilla, rápida y debe hacerse en su totalidad a mano. Lo primero que hay que hacer es soltarlo del marco del parabrisas (accionando una palanca; imagen e imagen) y luego empujarlo hacia atrás para enclavarlo, presionando, en su alojamiento detrás de los asientos. Es una operación que se puede hacer mientras se conduce (el manual dice que ha de hacerse con el motor parado y desde fuera del habitáculo), con una sola mano y en muy poco tiempo (unos cinco segundos), pero obliga a forzar un poco la posición del hombro y levantar la espalda del respaldo para conseguir hacer la fuerza necesaria.
La operación para devolver el desplegar el techo sobre la carrocería es igual de sencilla, rápida y también puede realizarse en movimiento. En este caso lo primero que hay que hacer es tirar de un mando que hay entre los asientos (imagen) para liberar a la capota de su anclaje. Al liberarse, la capota se eleva un poco, lo que permite tirar de ella (hay un par de agarraderos en la capota pensados para ello) y llevarla al marco del parabrisas, donde se fija a éste con la misma palanca utilizada al principio para soltarla.
La estanqueidad de la capota parece buena. Hemos conducido el MX-5 bajo una lluvia torrencial de unos 20 minutos de duración y no había ningún resto de agua en el habitáculo. Tampoco vimos nada de agua después de meter el coche en un túnel de lavado.
Los asientos pueden ser de dos tipos: los de serie (imagen) o unos fabricados por Recaro (imagen), que sólo están disponibles en para el motor de 2,0 litros con el nivel de equipamiento Luxury Sport. Nos han gustado más estos últimos porque son un poco más anchos, recogen mejor la espalda y tienen un mullido más firme. Pero los asientos básicos no dan mal resultado. En ningún caso tienen regulación en altura de la banqueta, aunque sí es posible variar ligeramente su inclinación elevando la parte delantera de esta (con el mando giratorio que se ve en esta imagen; la palanca es para regular la inclinación del respaldo). El asiento del acompañante lleva fijaciones Isofix y Top Tether pero por la forma del asiento (estrecho y con los laterales muy marcados) puede ser muy difícil colocar una silla infantil; hay un sensor en el asiento que activa o desactiva el airbag automáticamente.
Con el equipamiento Luxury y Luxury Sport se incluye de serie un sistema de sonido BOSE con nueve altavoces, cuatro de ellos integrados en los reposacabezas de los asientos (dos en cada asiento; imagen). La idea de estos altavoces es la de que los pasajeros escuchen mejor el sonido cuando se conduce con el techo quitado. Ciertamente cumplen su función, pero tienen el inconveniente de que al ocupar el espacio que ocuparía la espuma del reposacabezas, vuelven a estos duros e incómodos. Por estos altavoces también se reproduce el sonido del teléfono móvil, lo que facilita mucho entender la conversación.
El volante tiene regulación en altura y no en profundidad. La ausencia de esta regulación implica que los conductores a los que le gusta llevar el volante cerca del cuerpo, deban acercarse a los pedales un poco más de lo que les resultaría óptimo. La palanca del cambio está en una posición ideal por la cercanía con el volante. El freno de estacionamiento es siempre de palanca.
Hay suficientes huecos de tamaño pequeño para vaciar los bolsillos. No hay guantera en el salpicadero (el modelo anterior sí la tenía), sino un cajón grande con tapa y cerradura justo entre los respaldos de los asientos (imagen). Justo por detrás de cada uno de los dos respaldos hay otros dos huecos grandes para guardar objetos (imagen), pero el acceso a ellos es mucho más complicado y su tapa, que se encaja y desencaja con cierta dificultad, no invita a ser manipulada con frecuencia.
El Mazda MX-5 tiene un maletero de solo 130 litros de capacidad (imagen). Es, por lo tanto, uno de los descapotables con menos capacidad para equipaje que hay actualmente en el mercado (listado comparativo de descapotables de menos de 4,30 metros de longitud ordenados por volumen de maletero). Caben dos maletas de las permitidas en las cabinas de los aviones, o bien, una de tamaño mediano como la que se ve en esta imagen (mide 61x41x26 cm). Hemos intentado meter una maleta grande (de 72x45x29 cm) pero ha sido imposible.
La apertura de la tapa del maletero se realiza desde un mando eléctrico ubicado en la parte superior derecha del marco que aloja la matrícula (imagen). Es un lugar extraño, que requiere agacharse para buscar el botón y pulsarlo y que habitualmente está sucio.
La mayor parte de las piezas de recubrimiento son duras pero el acabado, por como encajan unas piezas con otras, es bueno y la impresión de solidez y buen ajuste es notable.
De los tres sistemas multimedia disponibles para el MX-5 hemos probado el más costoso. La pantalla se ve bien con independencia de cómo incida sobre ella los rayos del sol y su posición en el salpicadero es la adecuada para no retirar durante mucho tiempo la mirada de la carretera al consultar alguna indicación del sistema de navegación (cuyo funcionamiento es bueno por la calidad de las instrucciones habladas y la precisión de guiado).
Con el vehículo parado, y únicamente con él así, el sistema multimedia se puede manejar táctilmente. De lo contrario, hay que utilizar unos botones y un mando giratorio que hay detrás de la palanca del cambio (imagen). No es raro que al manejar el cambio, sobre todo al meter alguna de las marchas pares, se pulse accidentalmente el mando giratorio con el que se controla el sistema multimedia (imagen) y con ello se cambie de emisora de radio o se entre en un menú no deseado.