Mazda MX-5 (2001) | Un juguete delicado
El motor 1.8 del MX-5 sube de vueltas con mucha fuerza hasta por encima de 7.000 rpm y estira desde poco más de 3.000. Las buenas prestaciones del motor y el tacto de la caja de cambios (seis marchas y con recorridos transversales muy cortos, que requiere una pequeña adaptación) pueden invitar a algunos conductores a visitar carreteras de curvas y disfrutar de una conducción rápida. Con ese tipo de conducción y en estas carreteras, si el firme es irregular, pueden presentarse problemas.
Las reacciones del MX-5, que tiene unabatalla corta, son vivas y el eje posterior tiende a descolocarse en las curvas con cierta facilidad. Como la suspensión es poco flexible, en carreteras con el piso bacheado el MX-5 es un coche exigente con el conductor que pretenda aprovechar casi toda potencia a su motor. No se puede decir que sea un coche impredecible. No es de los que agarra mucho y, de pronto, sobrepasado un límite, da «latigazos». Desde el primer momento queda claro que la trayectoria por carretera ondulada no es precisa y que el eje posterior no admite acelerones bruscos en apoyo. Hay coches que deslizan y son fáciles de llevar en esas condiciones; no es el caso.
No se trata de un coche que vaya mal por curvas. Va muy bien y puede resultar muy divertido de conducir para algunos conductores que se sientan a gusto con coches potentes y de reacciones ásperas. Pero conviene que el conductor conozca bien sus límites y no se arriesgue a acelerar mucho en determinadas circunstancias.
En las frenadas en terrenos ondulados (las carreteras comarcales de Málaga por las que lo he probado) el coche ya avisa de su viveza de reacciones, por lo que antes de llegar a la curva el conductor ya puede saber a qué atenerse.
La capota se quita y se pone con facilidad (en eso no ha cambiado). Con la capota puesta no se oyen ruidos aerodinámicos por mal ajuste ni crujidos. Con la capota quitada, la diferencia entre ir con las ventanillas subidas o bajadas no es tan grande como en otros descapotables pequeños (Peugeot 206 CC, por ejemplo). Sirva como referencia que en el 206 CC se va con menos viento y ruido con las ventanillas subidas, pero con más turbulencias si se bajan los cristales. En el MX-5 los pasajeros pueden hablar y entenderse sin gritar demasiado, hasta a 130 ó 140 km/h aproximadamente, con la capota quitada.