Mazda5 (2008) | Impresiones de conducción
El motor del Mazda 5 es agradable, con buena respuesta a las solicitudes del acelerador en toda la gama de revoluciones y potencia suficiente para viajar con seguridad, incluso con el coche cargado con siete plazas. Con una persona sola, en recorrido urbano, he medido un consumo de 9,4 l/100 km y por carretera, a un crucero entre 130 y 140 km/h de marcador, con un promedio de 126 km/h (según el ordenador de viaje) el consumo ha sido de 7,3 litros. El recorrido por autovía ha sido Madrid-Valencia-Madrid. A la ida (con predominio de bajadas) ha consumido 6,8 l/100 km y al regreso, con ligero viento en contra, 7,8 l/100 km). El error del medidor de consumo de nuestra unidad era de casi el 5%.
En autovía apenas se aprecia el sonido del motor y tampoco el ruido de rodadura. Sin embargo, el Mazda5 no es un coche silencioso por autovía. A partir de unos 110 km/h, el ruido aerodinámico en los montantes laterales del parabrisas es muy elevado. Da la sensación de que en el exterior hay mucho viento y no es así. A menor velocidad, el Mazda es normalmente ruidoso. El motor no es el más suave de todos los disponibles en el mercado, pero resulta suficientemente suave y silencioso, agradable de llevar. Su tacto no es áspero y funciona bien.
El Mazda con este motor no es veloz. En nuestras mediciones se puede ver que el un Opel Zafira 1.9 CDTi de 120 CV es sólo ligeramente más lento que el Mazda5 de 143 CV en la medición de aceleración hasta 120 km/h. Aunque lo normal es que los monovolúmenes con esta potencia sean más rápidos que el Mazda5, también los hay más lentos que éste, como el Citroën Grand Picasso 2.0 HDI HDI 138 CMP.
La suspensión absorbe adecuadamente las irregularidades del piso y resulta confortable. Por curvas, el Mazda5 tiene un paso satisfactorio. La carrocería se inclina más que en un turismo, pero la dirección y las respuestas del coche a las solicitudes del conductor con el acelerador y el freno son precisas. El conductor tiene siempre la sensación que percibe lo que sucede entre asfalto y neumático. Los neumáticos de la unidad probada eran unos Dunlop SP Sport en las medidas de serie: 205/50 x 17. El Mazda5 con estas ruedas nos ha parecido mucho más estable y seguro que el anterior modelo, que lo probamos con neumáticos Toyo Trampath 91V, de escasa adherencia.
El cambio de marchas tiene un tacto menos suave de lo que resulta habitual en coches de este tipo, con tropezones al pasar de una marcha a otra. A mí no me pareció una aspereza reseñable, pero mi compañero Enrique Calle considera que sí conviene destacarlo. Después de que él me lo dijera me fijé más y es cierto que hay cambios con un funcionamiento mucho más fluido.
La cámara de visión trasera (opcional) facilita mucho las maniobras de aparcamiento, no tanto para pegarlo en la acera al aparcar, sino para saber hasta cuánto es posible aproximarse al coche situado en la parte posterior.