Mazda CX-80 (2025). El CX-60 para llevar a los amigos de tus hijos | Impresiones del interior
El Mazda CX-80 —como ocurre en la mayoría de SUV de este tamaño— tiene seis o siete plazas de las cuales las dos últimas sirven para llevar niños. O adultos si hay que salir de un apuro.
En ellas hay más espacio para las piernas que en un Audi Q7, un Land Rover Defender o un Mercedes-Benz GLE. La altura está en un término medio y la cota de anchura es inferior, pero como solo pueden viajar dos personas no supone un inconveniente. Estas dos plazas son de tamaño muy parecido a las de Hyundai Santa Fe, si bien en este hay más distancia hasta el techo.
El CX-80 que hemos medido ha sido uno con la configuración de seis asientos. Al menos en este caso, los dos asientos del medio se pueden desplazar a lo largo de 28 centímetros, que es mucho (según la documentación de Mazda, si tiene banqueta de tres plazas el recorrido es de 12 cm).
Cuando los dos asientos individuales se adelantan del todo, su banqueta pega contra el asiento delantero (con este colocado para una persona de metro ochenta), por lo que esos 28 centímetros de recorrido, cuando son hacia delante, inutilizan la segunda fila. Realmente ese recorrido lo que permite es liberar el mayor espacio posible para acceder a la última fila, un acceso que requiere de relativa agilidad corporal y flexibilidad (que nadie piense en acomodar ahí a los abuelos). Si los asientos individuales no tienen consola en medio, ese hueco también sirve de pasillo para llegar a la tercera fila.
Si se desplazan hasta la parte final del recorrido, hacía atrás, en los asientos hay espacio para que un ocupante de dos metros vaya bien, sin apreturas.
También es posible ajustar la inclinación de los respaldos entre 15 y 33 grados, independientemente de si es la banqueta o los asientos. Un buen detalle es que las puertas traseras abren en un ángulo de casi 90 grados, facilitando mover el asiento hacia delante o colocar a un niño en su sillita. Y hablando de sillitas, sólo se pueden llevar dos sujetas con anclajes Isofix (ni la central del siete plazas, ni las dos traseras en todos cuentan con estos).
La primera fila es idéntica a la de un CX-60. El volante tiene ajuste de 4,5 cm en altura y de 7,0 cm profundidad. El conductor puede indicar su estatura para que volante, asientos, proyección de información y espejos se ajusten automáticamente en una teórica posición adecuada (el sistema también tiene en cuenta la posición de los ojos). También se pueden memorizar los ajustes de seis personas que identifica automáticamente mediante reconocimiento facial.
La instrumentación es una pantalla del mismo tamaño y tiene varios diseños para mostrar la información que varían al modificar los modos de conducción —Normal, Sport, Off-Road y Towing; en el PHEV, además, EV—. La pantalla multimedia es de formato apaisado y no es táctil, se maneja desde la ruleta que hay entre los asientos. Pero si se conecta el móvil mediante Android Auto y Apple CarPlay y el coche está detenido, sí se puede manejar pulsando en ella.
Si se utilizan sólo las dos primeras filas de asientos, la capacidad del maletero es de 687 litros. Si se usan las tres, disminuye hasta 258 litros. Son datos que se quedan en un punto intermedio frente a los de sus rivales: son algo mejores que los de un Mercedes-Benz GLE, similares a los de un Toyota Highlander e inferiores a los de un Audi Q7 o un Volvo XC90, todos ellos en sus respectivas versiones de siete plazas.
En el maletero hay una toma de corriente de 230 V (sólo en el híbrido enchufable; imagen) y los habituales accesorios en coches de este tipo: perchas, huecos portaobjetos en los laterales y ganchos en el piso. También hay un doble fondo donde cabe un cable de carga y la bandeja cubreequipaje, lo que evita el incordio de tener que dejarla en algún lado cuando se usan las tres filas de asientos. La iluminación de esta zona corre a cargo de dos plafones, uno en el lateral izquierdo y otro en la cara interna del portón.