El Land Rover Range Rover es una buena muestra de cómo debe ser un coche de lujo. Tiene unos acabados a los que es difícil ponerles pega. El ajuste entre piezas es preciso y los materiales que recubren el habitáculo son de calidad ejemplar, con un tacto cálido y un aspecto estupendo, al menos en todas las unidades en las que nos hemos subido. Todo está muy cuidado, desde los asideros del techo hasta el recubrimiento interior de los huecos que hay en las puertas. Incluso el olor, una mezcla entre piel y madera, ayuda a crear esa atmósfera de «coche especial».
A pesar de todas las funciones que ofrece el vehículo, que son muchísimas, uno no se siente abrumado cuando se pone por primera vez al volante. El diseño del salpicadero es muy limpio y la mayoría de los mandos se encuentran con facilidad (imagen).
Bajo nuestro criterio, Land Rover ha acertado plenamente con la pantalla del sistema multimedia (imagen). Tiene un tamaño adecuado (13,1 pulgadas), una presentación bien estudiada —con diseños fáciles de leer y en los que es sencillo encontrar lo que se busca sin necesidad de dedicarle un tiempo largo de aprendizaje; imagen— y funciona con suficiente fluidez —no es de las mejores en este sentido, pero tampoco es mala—. Además, para ayudar a su manejo en marcha, se puede activar la función háptica, con la que la pantalla vibra sobre el dedo para confirmar que se ejecuta la opción deseada. Incluye el asistente Alexa de Amazon y es compatible con Android Auto y Apple CarPlay mediante conexión inalámbrica.
Bajo la pantalla hay una zona en la que se combinan ruletas físicas con superficies táctiles y que sirve para el manejo del sistema de climatización (imagen). Es idéntica a la que Jaguar usa en el F-PACE (y otros modelos de la marca) y, como en este, su funcionamiento no nos ha satisfecho por completo. Los dos circulares de los extremos cumplen un cometido distinto en función de si se pulsa, se tira o se gira de ellos; demasiadas acciones para unos mandos que se utilizan con relativa frecuencia. La superficie táctil que hay entre ellos tampoco es mucho mejor: sirve para activar o desactivar varias funciones que son menos habituales, pero como no hay bordes que delimiten cada una de ellas, en muchas ocasiones cuesta acertar a pulsar en el área correcta.
La instrumentación se visualiza en una pantalla de nada menos que 13,7 pulgadas (imagen). Su funcionamiento, como la del sistema multimedia, es soberbio: tiene una resolución altísima, se ve bien ante todo tipo de condiciones de luz y permite personalizar mucho la información. Esta se organiza en tres zonas configurables desde un botón el volante (izquierda, central y derecha). Además hay un sistema de información proyectada en el parabrisas cuyas indicaciones son grandes y claras; ayudan mucho durante la conducción (imagen).
Espacio para pasajeros y maletero
El acceso al habitáculo del Range Rover no es sencillo porque la carrocería está muy alejada del suelo. Al seleccionar la posición «acceso» de la suspensión, que hace que esta baje hasta su punto inferior, la situación mejora de manera clara, pero no hace que el problema desaparezca por completo. Unos asideros en los marcos de las puertas o unos estribos laterales escamoteables vendrían muy bien (Land Rover no los ofrece ni como opción), sobre todo para niños o adultos de baja estatura. Una vez dentro llama la atención la ausencia de un escalón entre el piso del habitáculo y los umbrales de las puertas, una configuración que evita tropiezos a la hora de entrar, pero sobre todo al salir del coche.
El espacio no es un problema en el Range Rover 2022. La anchura es muy generosa en todas las filas (en la segunda hay 151 cm entre puertas a la altura de los hombros, que es mucho) y la distancia al techo suficiente para que aquellos que se acerquen a los dos metros puedan ir cómodos. Pero también hay mucho espacio para las piernas, incluso en la versión de batalla corta SWB, donde hemos medido 80 cm (en la de batalla larga hay 20 cm más). Aquí se pueden ver las mediciones del interior y comparar el Range Rover 2022 con otros modelos.
En la versión con tres filas de asientos, las dos traseras son «de verdad», perfectamente utilizables por adultos (imagen). De hecho, alguien de algo más de 1,80 puede hacer un viaje largo sentado en ellas sin agobios. Además, como hay mucho espacio en la segunda fila, esos asientos se pueden adelantar y ganar así unos centímetros más en los de detrás.
Con todo, aquellas personas que busquen lo máximo en confort y exclusividad, deberán elegir los equipamientos que tienen los asientos Executive Class (imagen). Esta selección elimina la plaza centrar trasera y la sustituye por una consola (imagen). Los dos asientos que quedan separados por esta consola cuentan con ajustes muy amplios que permiten conseguir posturas más cómodas aún durante los viajes. Si además se trata de la variante de carrocería larga LWB, no solo se tiene más espacio, sino que incluso hay un reposapiés en el lado derecho para ir recostado con las piernas descansando sobre él.
En la mencionada consola que separa los dos asientos hay una pantalla para manejar el sistema multimedia, las cortinillas eléctricas, mover los asientos (también el delantero derecho), activar las funciones de masaje y calefacción, abrir la neverita (si la tiene), accionar el mecanismo que eleva una mesita plegable (solo en SV LWB) o manejar algunas de las funciones del sistema de entretenimiento que hay tras los asientos delanteros (dos pantallas de 11,4 o 13,1 pulgadas; también es opcional).
Los asientos de la primera fila también son sobresalientes (imagen). Son muy grandes, pueden tener muchísimos ajustes (incluidos para la parte superior de la espalda o la anchura del respaldo), muchísimas funciones (cuatro programas de masaje con cinco intensidades y dos direcciones, ventilación, calefacción o memorias de posición) e ir tapizados en varios materiales (piel sinténtica o varios tipos de piel auténtica). Dan un confort de marcha excepcional y el agarre lateral, sin ser el ideal, no permite que el cuerpo se vaya moviendo de un lado a otro al transitar por zonas de curvas. Van situados altos, como es normal en un coche de estas dimensiones, pero no tanto como en todoterrenos tradicionales como el Toyota Land Cruiser o el propio Land Rover Defender. La posición de conducción es relativamente tendida, parecida a la de algunos SUV de asfalto como pueden ser el Mercedes-Benz GLE o el Volvo XC90.
El maletero tiene 575 litros de capacidad, tanto en la variante de batalla corta como en la de batalla extendida (imagen). Es un volumen grande, más que suficiente como para llevar varias maletas de generoso tamaño, pero no llama la atención teniendo en cuenta el tamaño del coche. Un Hyundai Tucson, por ejemplo, tiene hasta 620 litros con una carrocería que mide medio metro menos de largo.
Donde no tiene rival es en la atención por el detalle. El espacio de carga está igual de cuidado que el resto del coche, con un enmoquetado abundante, grueso y de mucha calidad. A él se accede, como es tradición en el Range Rover, mediante un portón de doble hoja. La superior se abre hacia arriba (mucho, la cabeza queda muy lejos de él incluso para personas de más de metro noventa) y la inferior hacia abajo (imagen). El sistema está motorizado, al igual que la bandeja cubre equipaje, que está compuesta por varias piezas rígidas que se pliegan automáticamente al abrir el maletero y recuperan la posición cuando se cierra.
Cuando la hoja inferior del portón está abierta, dificulta en cierta medida llegar a los objetos que se encuentran pegados a los asientos traseros (hay casi metro y medio de longitud hasta ese punto), pero también tiene una ventaja importante: se puede usar como asiento. De hecho, hay una opción que incluye unos cojines acolchados para colocar sobre él y un pequeño respaldo que se puede crear levantando parte del piso. Con el equipo de sonido Meridian hay unos altavoces en la cara interior de la parte superior del portón para escuchar música al aire libre (también hay dos puntos de luz junto a esos dos altavoces).
Para facilitar la carga de objetos, desde el propio maletero se puede hacer descender la parte posterior del vehículo pulsando un botón (imagen). No obstante, incluso de esta manera, el borde de carga está situado más alto de lo normal (a 84 centímetros del suelo, según nuestras mediciones). Desde el mismo grupo de botones también se puede mover la bandeja cubre equipaje y abatir los asientos de la segunda fila de manera individual.
Bajo el piso del maletero hay un hueco tan grande que permite llevar una rueda de repuesto de las mismas dimensiones que las otras cuatro (que pueden ser de hasta 285 mm de anchura y de hasta 23 pulgadas de diámetro; imagen). La tabla que da acceso a dicho hueco está muy bien acabada (como el resto del maletero), pero pesa mucho, es enorme y no tiene unos puntos de fijación claros, por lo que su manejo resulta dificultoso.