KIA Rio (2017) | Impresiones de conducción
El KIA Rio 2017, como el modelo anterior, es un coche con una suspensión muy bien puesta a punto. El ajuste de esta, más bien duro, impide que la carrocería tenga movimientos laterales amplios, pero además proporciona un nivel de confort bueno, similar al que ofrece un Opel Corsa o un Hyundai i20. Un Mazda2 es notablemente más incómodo (aunque algo más ágil), mientras que un Citroën C3 es más recomendable si lo que se busca es, ante todo, un coche confortable.
Las reacciones en curva son siempre suaves y muy progresivas, pero no es un vehículo que invite a practicar una conducción ágil por carreteras de curvas porque no cambia de dirección con mucha rapidez y porque la dirección no ofrece demasiado retorno de información (aunque en este aspecto es claramente mejor que el modelo precedente). En ciudad es un coche muy agradable de conducir porque tanto los pedales como la caja de cambios oponen poca resistencia, la visibilidad es buena hacia todos los ángulos y necesita poco espacio para girar (aunque los hay mejores).
La insonorización del habitáculo es otro factor que hace del Rio un modelo agradable de conducir. El ruido generado por los motores y por aire en contacto con la carrocería llega muy atenuado al interior y sólo el provocado por la rodadura se hace sentir con claridad al circular por autopista a una velocidad elevada.
He conducido el Rio con el motor de gasolina tricilíndrico de 99 CV (1.0 T-GDI) y con el Diesel de 90 CV (1.4 CRDi). Aunque ambos mueven con soltura al Rio, el de gasolina es más agradable porque vibra muy poco (tan solo se siente un ligero hormigueo en el volante cuando gira a ralentí), tiene una entrega de potencia muy lineal y un rango de utilización mucho más amplio. El Diesel no es en absoluto desaconsejable, pero su funcionamiento no es tan refinado, su respuesta ante los movimientos del acelerador es más lenta y además es claramente más ruidoso.
El único aspecto en el que el Diesel aventaja claramente al de gasolina es en el consumo de combustible, que es mucho más reducido. De acuerdo con las cifras oficiales proporcionadas por KIA, hay una diferencia de sólo 0,6 l/100 km (ficha comparativa), pero lo cierto es que es que en condiciones de circulación habituales, ese margen puede llegar a ser mucho más abultado. En el recorrido previsto por la organización para la presentación del modelo, que transcurría por todo tipo de vías y en el que conduje a un ritmo normal, el ordenador de viaje del Rio 1.0 T-GDI indicó cifras un 30 % superiores a las de la versión con el motor Diesel (8,5 l/100 km para el de gasolina y 5,6 l/100 km para el Diesel).
La caja de cambios es siempre manual, aunque las versiones Diesel tienen una con seis relaciones y las de gasolina, con cinco. Ambas tienen un guiado correcto tanto por longitud de los recorridos como por precisión en las inserciones. A finales de 2017, KIA añadirá a la gama una caja de cambios automática.
Opcionalmente, el Rio 2017 puede tener dos sistemas de ayuda a la conducción que no estaban disponibles en el modelo anterior y que forman parte de un paquete denominado Advanced Driving Assistance Pack (800 € en el nivel de equipamiento Concept, 600 € en Drive y de serie en Tech). Son la alerta por cambio involuntario de carril y el sistema de frenada de emergencia con detección de peatones. El primero de ellos cumple con su cometido de manera correcta, al menos por vías rápidas, que es donde más lo hemos probado. Emite una señal acústica y visual cuando detecta que alguna de las ruedas del vehículo ha invadido el carril adyacente, siempre y cuando el conductor no haya activado el intermitente correspondiente. A finales de 2017, KIA también ofrecerá un detector de vehículos en el ángulo muerto.