KIA Rio (2011) | Impresiones del interior
El KIA Rio es un coche amplio en el interior dadas las medidas exteriores —4,04 metros—. La sensación de desahogo está presente en todas las plazas, siempre que se utilicen cuatro de las cinco homologadas. En las delanteras, esta percepción se acrecenta gracias a la posición de la luna, muy tendida (su parte inferior está muy alejada y la superior queda a suficiente altura de los ocupantes).
A Javier Moltó, que también condujo el KIA Rio, le pareció que el diseño de la carrocería compromete ligeramente la sensación de amplitud posterior debido a que la línea de cintura queda alta (por lo que las ventanillas no son grandes).
Como en todos los coches de un tamaño similar, e incluso mucho mayores, la anchura posterior es escasa para tres ocupantes. Además, la plaza central posterior es incómoda porque el asiento queda más alto que los dos laterales, lo que repercute en una menor altura libre al techo, y porque el respaldo es más duro y sobresale con respecto a los otros de la banqueta posterior. Únicamente es válido para recorridos de pocos kilómetros.
Frente a otros modelos similares que hemos medido, el Rio sobresale por longitud y anchura en las plazas delanteras y por altura y longitud en las traseras (tabla comparativa).
Con relación al modelo anterior (más información), este Rio tiene tres centímetros más de espacio para las piernas para los pasajeros de los asientos posteriores, pero ha perdido tres centímetros de anchura en esas plazas. Esto supone que haya muchos coches de su tamaño exterior notablemente más espaciosos en esa medición, hasta 9 centímetros como es el caso del Dacia Sandero (tabla comparativa).
Una característica positiva de las plazas traseras del Rio es que la superficie del piso es prácticamente plana, lo que facilita la colocación de los pies y el paso de un asiento a otro cuando la puerta de un lado no puede abrirse por cualquier motivo. El espacio para los pies bajo los asientos delanteros no es muy grande, pero esto no resulta un problema importante gracia al buen espacio para las piernas.
La posición de conducción es buena para casi cualquier tipo de conductor porque el asiento tiene una gran regulación en altura (12 centímetros) y se puede modificar la posición del volante tanto en profundidad —no mucho— como en altura. En el Rio se puede ir sentado muy cerca del suelo, algo que será del agrado de ciertos conductores y que no es habitual en coches de este tamaño —es más propio de modelos con carrocería cupé— .
Los asientos delanteros, aunque no tienen los contornos muy marcados, dan una buena sujeción. Tienen un pequeño resalte a la altura de los riñones que, en mi caso, ha supuesto una notable pérdida de confort a la hora de realizar muchos kilómetros. Los reposacabezas quedan en una posición correcta para pasajeros de hasta 1,85 metros. El acceso al habitáculo es cómodo porque los asientos quedan a una altura correcta y las puertas tienen un buen ángulo de apertura.
La instrumentación es muy completa y fácil de leer. El ordenador de viaje, de serie en todas las versiones, tiene dos cuentakilómetros parciales, da información sobre el consumo medio e instantáneo, la velocidad media, la autonomía y el tiempo de viaje desde que se puso en marcha el coche por última vez. Algunos conductores echarán en falta un segundo indicador de consumo medio para poder realizar dos mediciones a la vez.
En la versión con nivel de equipamiento «Emotion», que es la que hemos probado y que lleva de serie limitador y programador de velocidad, el volante es diferente al del resto de variantes. En éstas, los botones están situados de forma diferente y, según pudo comprobar Javier Moltó en la presentación, son más cómodos de accionar: los mandos que están ubicados en la parte inferior del volante quedan muy alejados de los dedos pulgares. El botón para conectar las luces de emergencia queda, como en gran parte de los modelos actuales, algo alejado del conductor —está situado en la parte alta de la consola—.
El habitáculo del Rio transmite sensación de solidez. Los materiales de recubrimiento son duros, pero de buena calidad. Son agradables al tacto y a la vista. Todos los mandos tienen buen tacto, especialmente el volante y el pomo del cambio, y son accesibles para el conductor. En este sentido, sobresale el módulo del climatizador, con botones grandes, algo cada vez menos usual. Los ajustes entre piezas son buenos.
Hay muchos huecos para dejar objetos, aunque, salvo la guantera, son de tamaño reducido. Así, se pueden dejar cosas en las bolsas de la parte interna de las puertas, frente a la palanca de cambios —hay un espacio de forma circular para acoplar un cenicero y otro rectangular para una cartera o unas tarjetas, por ejemplo—, entre los asientos delanteros —dos diseñados para botes de bebida— y en los respaldos delanteros, gracias a una red. La guantera no tiene cerradura.
El habitáculo está muy bien iluminado gracias a sendos parasoles con luz y los dos plafones, uno en la parte delantero del guarnecido del techo y otro en la parte central. Delante de la palanca del cambio, en las versiones más equipadas, hay una toma de 12V, un encendedor y conexiones USB y Aux-In.
Un punto negativo del Rio, por incómodo, es que la tapa del depósito de carburante se abre mediante un tirador que hay junto al asiento del conductor, abajo y a la izquierda. A mi juicio es mucho más cómodo que se abra y cierre junto a las cerraduras de las puertas y el maletero.
Maletero
Tiene una capacidad de 288 litros. Son 18 litros más que en el modelo anterior. Frente a sus alternativas, es un tamaño normal ya que hay varios modelos con mayor volumen disponible, como un Dacia Sandero, un Škoda Fabia o un Citroën C3 (listado). Se da la circunstancia de que una versión con nivel de equipamiento «Emotion» (KIA Rio 5p 1.4 CRDi VGT Emotion) tiene un maletero menor: 224 litros frente a 288. En realidad, en el primer caso KIA no cuenta el espacio disponible en el doble fondo, del que carecen el resto de variantes.
Este doble fondo permite que, al abatir los respaldos de los asientos traseros, el piso de carga quede plano. Esto no sucede en el resto de versiones —todas menos las «Emotion»—. Los respaldos se abaten, en una proporción 60/40. Es una operación fácil de realizar, únicamente desde unos tiradores ubicados en los extremos de su parte alta.
El maletero tiene unas formas muy regulares, lo que permite colocar la carga con facilidad. En las versiones más equipadas hay dos ganchos para colgar bolsas y, en el piso, cuatro enganches para sujetar una red con la que fijar la carga. A los lados hay dos pequeños huecos para dejar pequeños objetos, uno con red (izquierda) y otro con tapa de plástico (derecha). El maletero está iluminado por un pequeño plafón ubicado a la izquierda. Bajo el piso hay una rueda de repuesto de emergencia —no hay hueco para una del mismo tamaño que las otras cuatro—.