KIA cee'd (2016) | Impresiones de conducción
El KIA cee´d tiene un interior bien aislado acústicamente del exterior (al menos si el piso no está muy rugoso; si no lo está, quizá tenga un ruido de rodadura claramente apreciable y mayor al de, por ejemplo, un Volkswagen Golf) y cómodo de suspensión. El silencio de marcha, junto con la práctica total ausencia de crujidos o golpeteos al sobrepasar baches, dejan la impresión de que la calidad de acabado es buena.
El motor de gasolina de 1,0 litros de cilindrada y 120 caballos de potencia (también hay una variante de este mismo motor con 100 CV) es un prodigio de suavidad. Casi no se perciben vibraciones y su sonido está muy bien amortiguado. De hecho, resulta difícil discernir su número de cilindros, en este caso tres, tanto al ralentí como cuando funciona en cualquier otro régimen de giro.
El motor no proporciona mucha fuerza en marchas largas, pero sí la suficiente para que en muchos casos no haga falta recurrir a velocidades más cortas. Por ejemplo, en sexta marcha (es muy larga, pues su desarrollo es 42,4 km/h por cada 1000 rpm) a unos 100 kilómetros por hora, se puede mantener e incluso remontar algo de velocidad en rampas de autopista con un desnivel aproximado del 5 por ciento (al menos si el coche circula con poca carga). En ciudad también se aprecia la buena entrega de potencia a medio y bajo régimen, pues es perfectamente factible circular en tercera e incluso cuarta marcha a unos 40 – 50 km/h sin que falte respuesta cuando el conductor decide pisar el acelerador.
Cuando el motor se apura hasta un régimen alto se obtiene una aceleración máxima normal para la potencia disponible (tabla comparativa de nuestras mediciones). Hay alguna alternativa que ha sido más veloz con menor potencia, como es el caso del Škoda Spaceback 1.2 TSI 105 CV (quizá se debe a que es menos pesado) y hay otros que dan una aceleración similar, como el Renault Mégane TCe 115 CV. Un Ford Focus Ecoboost 125 CV ha sido sensiblemente más lento.
El KIA cee´d con el motor de gasolina de 1,0 litros y 120 no consume poco. La unidad que hemos probado tenía 900 kilómetros al iniciar la prueba; no sé si el consumo será menor con más kilómetros. En nuestro recorrido de consumo (que es un trayecto de 143,3 kilómetros por una autovía con fuertes pendientes y haciendo una media de 120 kilómetros por hora), el gasto medio fue 7,4 l/100 km (el ordenador indicaba 7,7 l/100 km, pero hemos detectado que el valor real en nuestra unidad era un 4% inferior). Es más elevado que el de los rivales mencionados en el párrafo anterior a excepción del Škoda. Así, un Ford Focus 1.0 EcoBoost 125 CV gastó 7,3 l/100 km en ese mismo recorrido, un Renault Mégane Energy TCe 115 CV gastó 7,1 l/100 km y un Nissan Pulsar 1.2 DiG-T 115 CV gastó 7,0 l/100 km. El Škoda Spaceback consumió más, 7,7 l/100 km.
La impresión que me ha quedado de este KIA de gasolina con motor de 1,0 litros y 120 CV es que resulta difícil bajar de 7,0 l/100 km salvo que se circule a velocidad sostenida moderada y se conduzca con especial preocupación por el consumo. Además, se acerca a 9,0 l/100 km (o supera esta cifra) a poco que las condiciones sean medianamente desfavorables o se practique una conducción a ritmo ágil.
También hemos probado, aunque con menor detenimiento, un KIA cee´d con el motor Diesel de 136 caballos. Su funcionamiento también resulta agradable, empuja con fuerza desde aproximadamente 1700 rpm y las (pocas) vibraciones que produce llegan muy atenuadas al habitáculo, aunque no da la sensación de proporcionar una aceleración acorde con la potencia que declara (no lo hemos comprobado). Por lo tanto, es posible que el motor Diesel de 110 caballos sea la mejor elección de la gama para quien quiera un buen equilibrio general.
Este motor lo hemos probado en combinación con la caja de cambios automática de siete velocidades (denominada DCT). Este cambio no realiza los cambios de marcha con tanta celeridad como la caja DSG del grupo Volkswagen o la EDC de Renault, pero sí los hace de manera casi imperceptible y con mucha suavidad, algo que se agradece especialmente al maniobrar a poca velocidad (por ejemplo, al aparcar). Se pueden realizar los cambios de manera manual mediante unas levas que giran solidarias con el volante o mediante movimientos longitudinales en la propia palanca de cambios.
KIA ha hecho pequeñas modificaciones en la suspensión y ha añadido una función electrónica para el diferencial que se denomina «Torque Vectoring» (un sistema que ayuda al vehículo a entrar en las curvas frenando la rueda interior; de esta manera llega más fuerza a la exterior).
La incidencia de estos cambios en la conducción o en las reacciones me parecen poco significativas. Mi impresión después de conducir el KIA cee´d 2016 es muy parecida a la que recuerdo del anterior. Es un coche con una suspensión cómoda, que absorbe bien los baches de todo tipo y que resultará satisfactoria para la mayor parte de los casos. Las reacciones ante maniobras impresvistas son igualmente seguras. Quien prefiera el tacto que proporciona una suspensión más firme quizá se encuentre más cómodo con un Mazda3 o un Ford Focus. Como en el modelo anterior, existe la posibilidad de variar en tres niveles la dureza de la dirección. El modo más blando puede venir bien para hacer maniobras, mientras que en carretera, el coche se siente mejor en los dos modos de mayor dureza.