Jeep Grand Cherokee (2017) | Impresiones del interior
A lo largo de los siete años que lleva esta generación del Grand Cherokee en el mercado, Jeep ha ido haciendo diversos cambios en el habitáculo con el fin de mantenerlo actualizado y a la par de otros modelos más modernos. Esos cambios han afectado principalmente al cuadro de instrumentos y a la consola.
El cuadro ha pasado de tener una pantalla pequeña para la información del ordenador de viaje a que esta esté integrada en el propio cuadro y ocupe aproximadamente el cincuenta por ciento de su superficie. El resultado ha sido bueno porque permite al usuario elegir distintos tipos de visualizaciones (un velocímetro de aguja o uno digital, por ejemplo; imagen) y da mucha información.
La consola también ha ido variando. El principal motivo es la evolución del sistema multimedia. El actual tiene una pantalla de proporciones casi cuadradas, por lo que no sigue la tendencia de pantallas de formato ancho. No por ello nos parece peor. Es sencilla de manejar y tiene conectividad con Apple Carplay y Android Auto. La que hemos probado es la del sistema UConnect de 8,4", que es la de mayor tamaño; hay otra de 7".
A pesar de la pantalla, Jeep ha decidido (sabiamente, según nuestro criterio) mantener botones físicos para la mayoría de funciones de la climatización. Tan solo se manejan desde la pantalla la climatización de los asientos y la calefacción del volante.
Solo hay tres cosas quizás se puedan echar en falta respecto a sus rivales más modernos: un sistema de proyección de información en el parabrisas, una superficie de recarga inalámbrica para móviles (a cambio, hay cuatro tomas USB) y la función de masaje en los asientos. Por lo demás, el equipamiento es similar al de ellos. También hay una que para nuestro criterio sobra, el freno de estacionamiento de pedal.
Sobre la amplitud y otros aspectos, todo lo que publicamos en 2011, cuando salió esta generación, sigue siendo vigente. Jeep combina materiales de calidad con otros más bien corrientes. Y lo mismo ocurre con los ajustes: las piezas que componen el salpicadero y paneles de las puertas son robustas y enrasan bien entre ellas, pero hay detalles mejorables, como son, por ejemplo, la unión del tapizado del techo con el parabrisas o la moldura de plástico de la base del asiento, que se mueve y suena cada vez que se baja del coche porque no va bien sujeta.
Otro aspecto en el que está superado por sus alternativas, son los huecos para dejar cosas, que en el Jeep son pequeños. El que podría ser de mayor tamaño, el cajón que va entre los dos asientos delanteros, iba ocupado en nuestra unidad, al cincuenta por ciento más o menos, por una unidad lectora de discos (imagen); la otra parte es pequeña y poco profunda.
La parte peor resuelta del coche es, sin duda, el maletero. Tiene muy poca altura del piso a la cortinilla que lo cubre, solo 33 cm; lo habitual suele estar alrededor de 45. Y esto es así por dos razones: la principal es que bajo ese piso va colocada una rueda de repuesto grande (245/60 R18), aunque no es del mismo tamaño que las otras cuatro (265/50 R20). La otra es habitual en los coches americanos: la cortinilla cubreequipaje va colocada a menor altura de lo que hacen otras marcas. En estas dos imágenes, con el maletero cargado de maletas, se puede observar la diferencia de altura disponible entre el Grand Cherokee (imagen) y el BMW X5 (imagen); en el Jeep hemos tenido que quitar la cubierta para que cupiese la maleta mediana.
El portón tiene apertura y cierre eléctricos. Para lo segundo hay un botón que está colocado en el lateral izquierdo del maletero en vez de en el propio portón, por lo que resulta más cómodo para personas de poca estatura.