Jeep Compass (2021) - Prueba | Impresiones de conducción

20/12/2023 |Fernando Ríos (@RiversChains)

Jeep Compass 1.5 e-Hybrid 129 CV

El sistema híbrido del Compass tiene un funcionamiento que recuerda en cierta medida al que Hyundai y Kia utiliza en algunos de sus modelos (Kona, IONIQ o Niro, por ejemplo), con encendidos y apagados de los motores casi imperceptibles y con una entrega de potencia progresiva, especialmente agradable en ciudad y alrededores. Ahora bien, el motor eléctrico tiene menos protagonismo en la impulsión del coche que el de los modelos citados porque es mucho menos potente (20 CV frente a los 44 de los modelos de Kia/Hyundai) y solo es capaz de actuar de manera independiente cuando las circunstancias son especialmente favorables.

Otro punto en común con el sistema híbrido de Kia y Hyundai es la caja de cambios, que es de tipo doble embrague con relaciones fijas (siete en este caso) y, por lo tanto, permite que el motor varíe de régimen a medida que el coche gana velocidad (esto no ocurre, por ejemplo, en un Toyota C-HR, que tiene un engranaje planetario). No obstante es una caja de funcionamiento claramente mejorable: tiene una tendencia muy exagerada a engranar marchas largas (en ocasiones hace incómoda la conducción), realiza los cambios con mucha parsimonia y, al menos en la unidad probada, en ocasiones puntuales también provocaba pequeños tirones a baja velocidad que impedían avanzar con suavidad.

La conducción del Compass híbrido es sumamente sencilla, ya que no hay ni modos de conducción ni de gestión de la energía seleccionables por el conductor. Por norma general, el coche inicia la marcha en modo eléctrico siempre y cuando la batería tenga carga suficiente (que es lo habitual; es difícil llegar a agotarla) y la demanda de potencia sea muy baja. Posteriormente, en función del tipo de conducción practicado, la gestión electrónica es la que decide qué motor o motores utiliza para mover el vehículo, aunque por norma general será casi siempre el de gasolina. También es posible ver el motor eléctrico mover el coche de manera independiente a velocidades medias (60-70 km/h, aproximadamente), pero es una situación muy poco habitual, casi anecdótica

Curiosamente, en el Compass no hay botón para forzar al sistema a utilizar únicamente el motor eléctrico, sino uno para evitar que lo haga. Algo así como el habitual botón de apagado del sistema Start&Stop que llevan todos los vehículos modernos, pero aplicado al sistema híbrido. No le he encontrado ninguna utilidad.

Las prestaciones que hemos medido han sido buenas en relación con el peso del vehículo y la potencia disponible. No obstante, para que el empuje sea más o menos intenso es necesario hacer girar el motor a un régimen muy elevado —la elasticidad no es su fuerte—, y para ello no queda más remedio que acudir al modo manual de la transmisión (como he comentado anteriormente, la caja funciona con lentitud en según qué situaciones). Si llevamos a cabo esta práctica para realizar ciertas maniobras (adelantamientos o incorporaciones apuradas), el Compass es solvente, incluso con el coche cargado.

Según nuestras mediciones necesita un mínimo de 7,5 segundos para acelerar de 80 a 120 km/h, que es menos tiempo del que necesita un Kia Niro HEV de 141 CV, un Honda HR-V de 131 CV o un Toyota C-HR de 122 CV en la misma maniobra (7,8, 9,5 y 9,5 segundos, respectivamente). Recuperando velocidad en marchas largas, en cambio, es más bien lento (necesita 16,5 segundos para pasar de 80 a 120 km/h en séptima).

Es habitual que en vehículos híbridos convencionales, el consumo de combustible sea especialmente bajo en ciudad y alrededores y moderado en el resto de circunstancias. En el Compass también se cumple esta premisa, pero quizá en menor medida que en otros modelos de similares características (los Kia/Hyundai y Toyota mencionados, pero también el Renault Captur E-TECH Híbrido) porque el motor eléctrico tiene menos protagonismo a la hora de mover el coche. 

El Compass es un buen coche para viajar con la familia por confort de marcha y aislamiento acústico, pero si lo que se busca es, por encima de otros factores, un consumo bajo, hay mejores alternativas. En nuestro recorrido de consumo habitual gastó 7,1 l/100 km, un dato correcto que, sin embargo, es algo peor al obtenido por el Toyota C-HR de 122 CV (6,6 l/100 km), el Kia Niro HEV de 141 CV o el Renault Captur E-TECH Híbrido (6,5 l/100 en ambos casos). En ciudad y vías de circunvalación gasta menos, unos 6,5 l/100 km o incluso un poco menos si se conduce con suavidad y anticipación, pero sigue siendo un dato superior al de sus alternativas.

Dinámicamente, esta versión no presenta grandes diferencias con otras versiones con motor de combustión del Compass (no he probado las híbridas enchufables, que pesan notablemente más). Es un coche que no destaca particularmente en nada, ni para bien ni para mal. Es moderadamente confortable, el aislamiento acústico es bastante bueno y las reacciones son seguras. La dirección, aunque poco informativa, ofrece un guiado correcto y permite maniobrar con facilidad, mientras que los frenos tienen una buena capacidad para detener el coche en caso de emergencia (52,2 metros desde 120 km/h hasta detenerse). Estos últimos tienen el tacto habitual de los vehículos híbridos (pedal poco consistente y deceleración irregular a baja velocidad), aunque con tiempo y práctica la situación mejora de manera clara.

Jeep Compass 1.3 GSE 150 CV (versión descatalogada)

Durante la presentación del modelo, en mayo de 2021, conduje brevemente el Compass con el motor de gasolina más potente en aquella fecha, que tenía cuatro cilindros y desarrollaba 150 caballos. Es un motor de funcionamiento refinado, de esos que apenas se perciben cuando giran a ralentí y cuyas vibraciones llegan muy atenuadas al habitáculo. Tiene fuerza más que suficiente para conducir con agilidad y desahogo, aunque se siente claramente más enérgico cuando supera las 2000 rpm. Sobre el consumo no puedo dar datos concretos porque la conducción durante el recorrido previsto por la organización fue muy poco homogénea.

El mayor inconveniente de esta versión no me pareció el motor en sí, sino la transmisión automática a la que iba ligado inexorablemente, cuyo funcionamiento no es bueno. En conducción tranquila cumple bien con su cometido, con unos cambios de marcha suaves y apenas perceptibles. Ahora bien, tiene una tendencia muy exagerada a engranar marchas largas y además tarda mucho tiempo en reaccionar cuando se pisa el acelerador a fondo, razón por la cual, algunas maniobras se alargan en el tiempo más de lo deseable (al igual que en la variante e-Hybrid). Para llevar a cabo este tipo de maniobras con más rapidez, es conveniente utilizar el modo manual.