Jeep Commander (2006) | Mecánicamene igual que un Grand Cherokee
El Jeep Commander es un todoterreno de 4,8 m de longitud y siete plazas que comparte todos los elementos mecánicos con el Grand Cherokee (que tiene cinco plazas). Las cualidades dinámicas en campo y en carretera de ambos modelos son muy parecidas, pero no iguales: el Commander es 146 kilos más pesado y tiene más resistencia al avance (por ello gasta más y es menos veloz). El ángulo de salida del Commander es ligeramente peor porque tiene un voladizo trasero un poco más largo.
El Commander se vende en España únicamente con el nivel de equipamiento «Limited», tracción total permanente «Quadra-Drive II» y reductora (más información sobre su sistema de tracción). Puede tener un motor Diesel CRD V6 de 218 CV (51.350 €) o un V8 de gasolina de 5,7 litros y 326 CV de potencia (55.700 €). Entre otros elementos, tiene control de estabilidad de serie, ficha completa del equipamiento de estas versiones. Más información sobre los motores.
Su precio es más bien bajo teniendo en cuenta su potencia; con siete plazas hay alguno más barato, pero menos potente. Por ejemplo con motor Diesel, un Volvo XC90 D5 de 185 CV está disponible desde 53.026 € (y no tiene reductora) y un Toyota Land Cruiser HDJ 100 de 204 CV, desde 65.270 €.
La versión de gasolina también tiene un precio ventajoso: un Volvo XC90 V8 de 316 CV está disponible desde 68.061 €.
Entre un Commander y un Grand Cherokee hay diferencias notables en el exterior y en el interior.
En el exterior porque a la hora de desarrollar el Commander, Jeep ha buscado un cierto parecido con vehículos antiguos de la marca, como las series del Cherokee que fueron fabricadas de 1984 a 2001. Además, la carrocería del Commander es algo más alta y más larga que la del Grand Cherokee.
En el interior, porque el Commander tiene siete plazas distribuidas en tres filas de asientos (es el primer Jeep con siete plazas). La segunda fila de asientos está más elevada que la primera y la tercera más que la segunda. Esta distribución favorece que los ocupantes de atrás puedan ver la carretera; tiene el inconveniente de que merma mucho la visibilidad del conductor hacia atrás. Si las siete plazas están ocupadas, es prácticamente inútil mirar por el retrovisor interior.
Los dos asientos de la última fila son pequeños para adultos (falta espacio para las piernas y altura libre al techo) y el acceso no es bueno. En un Land Rover Discovery hay algo más espacio en la tercera fila.
No obstante, en el Commander, los últimos dos asientos están bien provistos de detalles: tienen salidas de ventilación para las piernas y para el cuerpo, mandos para graduar el caudal y la temperatura del aire y dos huecos para depositar recipientes de bebida.
La segunda y la tercera fila de asientos se pueden plegar fácilmente y con no mucho esfuerzo. Cuando se pliegan, queda una superfice de carga plana.
El interior del Commander tiene de serie techo solar sobre las plazas delanteras y dos ventanas con cristal fijo y cortinillas enrollables, sobre cada una de las dos plazas laterales de la segunda fila («Command-View»).
Tanto en el Commander como en el Grand Cherokee, la calidad de acabado se caracteriza por ser peor de lo que cabe esperar en un coche de más de 50.000 €, aunque sea económico en relación a la competencia.
Esta sensación que transmite no tiene que ver con el diseño, si no con los materiales empleados. El diseño es clásico y singular (el salpicadero tiene a la vista 16 tornillos de tipo «Allen», 2 de ellos de adorno).
El Commander (al igual que el Grand Cherokee) tiene una suspensión blanda y absorbente que favorece el confort en carretera y en caminos en mal estado. Además, el recorrido de la suspensión es largo (especialmente en el eje trasero) y la motricidad buena. Al buen resultado en campo contribuyen los neumáticos que tiene de serie el Commander: unos Goodyear Wrangler HP BSW A/S 245/65 R17 con especificaciones M+S.
Es agradable para carreteras amplias y despejadas a un ritmo no rápido, porque la suspensión aísla bien, porque el motor se oye poco y porque el ruido aerodinámico es bajo. Sobre todo por confort de suspensión, es preferible a un Audi Q7.
Es menos estable que un Q7 y que otros todoterrenos que tienen un buen compromiso para circular por carretera y por campo, como el Nissan Pathfinder o un Volkswagen Touareg. El Commander es un coche más bien lento de reacciones y se nota pesado; sus reacciones en carretera no son claramente mejores que las de un Nissan Patrol con carrocería de cinco puertas.
El Commander destinado al mercado europeo se fabrica en la planta de Magna Steryr, Graz (Austria).