Infiniti G Coupé (2010) | Impresiones del interior

21/06/2013 |Javier Moltó

El Infiniti G Coupé es un vehículo de cuatro plazas, con limitaciones de espacio en los asientos posteriores. Atrás no pueden ir con comodidad personas de más de 1,70 metros de altura, porque la cabeza les tropieza con la luneta posterior. El espacio para las piernas en los asientos posteriores es suficiente para personas de esa estatura. Cuando va alguien sentado atrás, conviene que los pasajeros de los asientos delanteros eleven la altura de las banquetas, para que quepan los pies por debajo.

Las cabezas de los pasajeros de las plazas traseras quedan cubiertas por la luna posterior, no por el techo. No tiene cortinilla y a determinadas horas con mucho sol, puede ser muy incómodo ir en esos asientos sin forma de protegerse de los rayos. Entre los asientos posteriores hay una bandejita poco útil —no es reposabrazos— y dos portalatas. Los reposacabezas no son regulables. Están integrados en los respaldos de los asientos, como una pequeña protuberancia.


Para acceder a las plazas posteriores, hay que abatir el respaldo de los asientos delanteros con una palanca y luego apretar un botón de un toque para que el asiento se desplace hacia adelante —despacio, al igual que en los BMW, con un motor eléctrico—.

Queda un hueco suficientemente amplio para entrar, pero el asiento está situado muy atrás y toda la operación requiere de cierta agilidad y de cuerpos no muy voluminosos. La salida tampoco es fácil porque el montante inferior del coche es muy ancho y, sentado en el borde delantero del asiento, el pie no llega al suelo. El asiento y su acceso son poco recomendables para personas voluminosas o de edad avanzada.

En el respaldo del asiento del copiloto hay un interruptor relativamente a mano del conductor, que es muy útil para que sea él quien pueda desplazar el asiento del copiloto para facilitar el acceso a las plazas posteriores.

En los asientos delanteros la comodidad es notablemente mayor. Son unos asientos excelentes, que recogen muy bien el cuerpo. El respaldo y la banqueta se pueden regular en anchura, con aire a presión, para adaptarse mejor al cuerpo y las piernas del conductor. La sujeción lateral es muy buena. La dureza, adecuada para realizar muchos kilómetros sin cansancio y también la longitud de la banqueta, que es regulable. Son unos asientos muy apropiados para este coche, tan agradable de conducir y que invita a pasar muchas horas al volante por todo tipo de carreteras.

El volante es regulable en altura y profundidad. Al modificar la altura del volante, sube y baja con él toda la instrumentación junto a la columna de dirección. Está bien que sea así porque de esta forma el volante no tapa los relojes que hay detrás al variar su posición. Todo el puesto de conducción resulta cómodo, salvo la posición de la palanca del cambio de marchas en las versiones automáticas.


Al poner la palanca en posición manual, queda muy retrasada con relación al volante y es complicado cambiar de marchas, porque la posición de la mano derecha es forzada y el codo tropieza con el reposabrazos central. Las levas de cambio en el volante ayudan a mitigar este inconveniente. La palanca del cambio manual queda bien situada y no supone ningún problema accionarla.

El Infiniti G Coupé no tiene demasiados espacios para dejar cosas. La guantera es pequeña y las bolsas de las puertas no son grandes. Entre los asientos hay dos portalatas, que si no están ocupados con bebidas son útiles para dejar las llaves, la cartera o el teléfono móvil.