Ford Puma (2024) - Pantallas más grandes, peor ergonomía y tacto de conducción sobresaliente | Impresiones del interior
La mayor parte de los cambios que Ford ha introducido en el Puma 2024 se concentran en el habitáculo, más concretamente en el salpicadero. Su aspecto es casi completamente distinto al del modelo anterior (imagen) y sigue la tendencia que la marca inició con el Focus y posteriormente continuó con el Kuga: eliminación de muchos botones y mandos en favor de pantallas mucho más grandes. Es una solución visualmente atractiva y que simplifica el diseño general, pero que supone un paso atrás evidente en cuanto a practicidad de uso y ergonomía.
El cambio más llamativo se da en el centro del salpicadero, donde ahora la pantalla del sistema multimedia está integrada en el mismo, bajo las salidas de aire (imagen), y los mandos del climatizador han desaparecido casi por completo (solo quedan los obligatorios de desempañado). Además, la mencionada pantalla es ahora mucho más grande (12 pulgadas en lugar de 8), funciona bajo un sistema operativo nuevo (SYNC4 en lugar de SYNC3) y tiene un procesador más potente. Todo ello es necesario porque ahora prácticamente todas las funciones del coche se manejan desde ahí, incluido el sistema de climatización.
Su funcionamiento es correcto tanto por la organización de los menús (son muy lógicos, con superficies normalmente amplias para pulsar), como por resolución o visibilidad (en ambos aspectos muy buenos), pero la velocidad de procesamiento no es de las mejores. No es lenta, ni mucho menos, pero en ocasiones se echa en falta algo más de agilidad al cambiar entre menús para no tener que apartar la vista de la carretera más tiempo del deseado. También incluye un sistema de reconocimiento de comandos vocales avanzado, de Alexa (Amazon), que funciona bastante bien y permite hacer un buen número de tareas haciendo uso de un lenguaje natural. No es tan bueno como los de BMW o Mercedes-Benz (especialmente este último), pero es útil.
No acaban ahí las peculiaridades del nuevo Puma. Ford también ha eliminado la palanca derecha que hay tras el volante, la que habitualmente sirve para activar o desactivar los limpiaparabrisas. Ahora todas esas funciones se han de llevar a cabo con la de la izquierda (esa sí que sigue presente), que conserva las habituales (intermitentes o conexión de luces de largo alcance), más las nuevas. Demasiadas bajo mi punto de vista. Un ejemplo más de eliminación de botones: el que había a la izquierda del volante que servía para abrir o cerrar el portón del maletero (cuando éste es automático; imagen) ya no está; ahora se ha de activar el mecanismo desde el mando a distancia o desde un menú del sistema multimedia (imagen).
Con el paso de los días y una vez localizadas las funciones de uso más habitual, lo cierto es que me llegué a acostumbrar a esta nueva distribución de mandos, pero durante toda la prueba me vino a la cabeza de manera recurrente la misma frase que cuando conduje los nuevos Focus y Kuga: menos pulgadas y más botones. Y como para esos, con el Puma recomiendo probar el coche detenidamente (especialmente el sistema multimedia y en marcha) antes de tomar una decisión de compra.
La pantalla que hace las veces de instrumentación también es nueva, más grande (12,8 frente a 12,3 pulgadas), con un diseño de menús diferente y con una resolución y una visibilidad realmente buenas (imagen). Pero como la del modelo anterior, «peca» de tener pocas posibilidades de personalización. Solo tiene un par de vistas y permite modificar la información que aparece en la parte central de la misma. Es decir, está muy desaprovechada y no aporta prácticamente nada frente a una convencional de agujas, que además es más fácil de leer (por ejemplo, ésta de Ford).
El volante también tiene un diseño nuevo (imagen), con dos brazos en lugar de tres y ahora está achatado tanto por abajo (como antes; solo en las versiones ST-Line) como por arriba. Su diámetro es mayor (a mi me ha parecido demasiado grande, aunque esto es muy personal) y conserva los mismos mandos en cada uno de los brazos laterales. Lo que no ha cambiado es el selector de cambio de las versiones automáticas, que sigue siendo una palanca convencional (y más bien grande), ni el freno de mano, que es de palanca (imagen).
Espacio para los pasajeros, maletero y otros detalles
El espacio disponible y el tamaño del maletero son idénticos a los del Puma 2020, algo lógico teniendo en cuenta que sigue siendo la misma generación de este vehículo. No es un coche especialmente amplio, pero resulta suficiente para llevar habitualmente a cuatro adultos de estatura media sin demasiados problemas (aunque no les sobrará espacio). La cota más crítica es la anchura entre puertas en las plazas posteriores, que con 126 centímetros se queda lejos de los mejores en este sentido (un Hyundai Kona tiene 138 cm, por ejemplo) y dificulta el acomodo de un tercer ocupante incluso si es un niño pequeño. La altura libre al techo también es más bien escasa —eso sí, con el techo panorámico de cristal instalado, que resta unos cuantos cm—, aunque suficiente para acomodar a personas de hasta 185 cm aproximadamente, y el espacio para las piernas se encuentra en la media de sus competidores. Tabla comparativa de mediciones del interior.
Uno de los mejores aspectos del Puma es el maletero, que con 456 litros supera en capacidad al de todas sus alternativas (listado de ellas). Además tiene varias funcionalidades que pueden resultar útiles para algunos usos: la bandeja se puede colocar a dos alturas distintas o incluso en paralelo tras los respaldos posteriores, y bajo el piso hay un doble fondo de dimensiones muy generosas —MegaBox— que, además, cuenta con un desagüe para poder lavarlo con una manguera (imagen).
La bandeja que cubre el espacio de carga no es de tipo convencional, sino una especie de toldillo que va sujeto al propio portón y que, dadas sus características (es blandito), se adapta a los bultos depositados ahí. Eso sí, no es infrecuente que se descuelgue al abrir el portón cuando, por ejemplo, hay mucho viento (imagen).
Los materiales utilizados para cubrir el habitáculo y los ajustes entre las distintas piezas son muy parecidos a los del modelo anterior y los habituales en Ford. Es decir, hay zonas que están bien cuidadas y otras que no lo están en absoluto. En general causa una sensación positiva, pero hay alternativas que están mejor resueltas en este sentido, como por ejemplo el Renault Captur, el Hyundai Kona o el Peugeot 2008.