Fiat 500 (2021) | Impresiones de conducción
Nada más echar a rodar, lo primero que llama la atención del Fiat 500 es la suavidad y finura con las que circula, que son muy superiores a las del modelo anterior. El aislamiento de las vibraciones que produce el contacto de los neumáticos con el suelo está mucho más trabajado y en general, se percibe que es un coche más refinado.
Con el paso de los kilómetros, también se aprecia que se trata de un coche notablemente más estable, preciso y agradable de conducir. El modelo previo (que aún está a la venta) es un vehículo con un buen desempeño en ciudad y alrededores, pero con unas reacciones poco precisas en algunas situaciones y con un tacto «de coche pequeño» en autopista. El modelo nuevo es igual de bueno en el ámbito urbano, pero además permite salir a la carretera con más garantías porque tiene una estabilidad lineal mucho mejor y sus reacciones ante maniobras bruscas son las propias de un vehículo de mayor tamaño (vídeo de la maniobra de esquiva).
La suspensión también tiene una buena puesta a punto porque amortigua con eficacia y sin brusquedad las irregularidades, es confortable en carretera y controla muy bien el balanceo de la carrocería. Además, como el centro de gravedad está situado más bajo de lo normal y repartido de manera muy homogénea (debido a la batería de alta tensión, que está situada bajo el piso), el 500 tiene reacciones muy neutras y se muestra relativamente ágil en los cambios de apoyo. La dirección es, posiblemente, el elemento menos conseguido del conjunto. Está muy asistida, no es nada informativa y es muy sensible a los pequeños movimientos sobre el volante, por lo que obliga a hacer correcciones con frecuencia.
Prestaciones
La aceleración que proporciona el motor de la versión de 118 caballos es más que suficiente para desenvolverse con presteza tanto por ciudad como fuera de ella. Y aunque no es un coche explosivo en este sentido, cuando ya está en movimiento, la inmediatez de respuesta del motor eléctrico supone siempre una ventaja respecto a un coche con motor de combustión. Según nuestras mediciones, tarda 6,7 segundos en acelerar de 80 a 120 km/h, un poco más que un Renault ZOE de 136 CV (6,4 s) y un poco menos que un Mazda MX-30 de 143 CV (7,0 s). En nuestra opinión, la versión de 95 CV es más que suficiente para circular con agilidad por el ámbito urbano.
El consumo de energía es siempre bajo, pero especialmente al circular por ciudad y vías de circunvalación a una velocidad moderada, que es lo habitual en vehículos eléctricos. La autonomía en condiciones de circulación normales y haciendo uso de todos los elementos de confort necesarios (climatizador, por ejemplo), es de unos 250 kilómetros en el caso del Fiat 500e de 118 CV. En el apartado Consumo y Recarga damos datos mucho más detallados sobre estos asuntos.
El motor apenas hace ruido (solo emite un ligero y lejano zumbido). Sin embargo, el habitáculo del 500 no es particularmente silencioso porque se filtran con claridad los ruidos provocados por el contacto del aire con la carrocería (especialmente a la altura de los espejos retrovisores) y el de rodadura. No son ruidos demasiado molestos, pero afectan al confort, especialmente en autopista.
El 500 tiene tres modos de conducción llamados Normal, Range y Sherpa. Lo que más diferencia al primero de los otros dos es el nivel de retención del motor eléctrico, porque en el normal no se produce (al levantar el pie del pedal del acelerador el coche sigue avanzando por su inercia), pero en los otros se puede conducir el coche en la mayoría de situaciones sin tener que usar el pedal del freno (un sistema conocido como «one-pedal»). El modo Sherpa está ideado para obtener la mayor autonomía posible, y lo consigue limitando la velocidad máxima a 80 km/h, cambiando la respuesta del acelerador y desactivando el climatizador, la calefacción de los asientos y el desempañado de los retrovisores (aunque el conductor puede reactivar todos los elementos si lo desea).
Cuando el nivel de carga de la batería llega al 4 %, desaparece el dato de autonomía del ordenador de viaje y se activa automáticamente un cuarto modo de funcionamiento, el modo Tortuga. Dicho modo limita la potencia del motor y desactiva los componentes eléctricos no esenciales (y además el conductor no los puede volver a activar). Adicionalmente, en el cuadro de instrumentos aparece un testigo de alerta que avisa del bajo nivel de carga y el navegador muestra un listado con los puntos de recarga más cercanos.
Los asistentes a la conducción disponibles para el 500 son muy numerosos, si bien la mayoría son los habituales en vehículos de este tipo: un sistema de frenada de emergencia en ciudad con reconocimiento de peatones, un sistema de mantenimiento de carril, un detector de vehículos en el ángulo muerto y un programador de velocidad activo con capacidad para detener el vehículo y reanudar la marcha. Todos ellos tienen un desempeño satisfactorio en términos generales, si bien en algunas situaciones actúan de manera brusca (el sistema de mantenimiento de carril y el programador de velocidad activo, especialmente).