Fiat 500 y 500C (2016) | Impresiones del interior
El interior del Fiat 500 transmite una impresión agradable porque tiene un diseño elaborado, unos materiales de buen aspecto y porque, en general, cuando tiene combinaciones de colores claros se genera sensación de amplitud. Sin embargo, no es un modelo que destaque en este aspecto. Hay muchas alternativas más amplias. Lo que no ofrecen estos modelos son tantas opciones de personalización. El Fiat 500 es una buena elección para quien dé más valor al diseño que a la funcionalidad. En caso contrario, puede ser más acertado elegir un Toyota Aygo o un Kia Picanto, por ejemplo.
Los cambios en el interior a lo largo de los 11 años de comercialización que lleva el 500 han sido pequeños. Fiat ha actualizado su apariencia y ha aumentado el equipamiento disponible. Ahora la guantera tiene tapa —imagen de la actual e imagen de la antigua guantera—, y la pantalla del navegador está encastrada en lugar de sujeta mediante un soporte en el salpicadero —imagen de la nueva pantalla e imagen de la antigua—. Aunque los materiales empleados son sencillos y hay pocos plásticos blandos o acolchados, el ajuste de las piezas es correcto. Recurriendo a la lista de tapicerías y accesorios opcionales es posible hacer muy vistoso el interior del 500.
Las unidades que hemos probado tienen niveles de equipamiento Lounge y 120 Aniversario, por lo que son de serie elementos como el asiento del conductor con regulación en altura —imagen—, la conexión Bluetooth para dispositivos móviles y el techo de cristal. Conviene tener lo del techo encuenta si se es alto, porque se pierden tres centímetros de altura (97 frente a 100 cm). Si el conductor mide más de 1,85 m y acostumbra a sentarse con el respaldo poco inclinado —que es como hay que ir—, probablemente roce con la cabeza en el marco del cristal. Además, este cristal tiene el gran inconveniente de que está muy mal aislado de la radiación solar en verano, hasta el punto de que no se puede tocar el cristal de lo caliente que se pone. Por ello, contribuye a que el habitáculo se caldee en exceso. La cortinilla deslizante es traslúcida y sirve de poco en tal caso. Afortunadamente el aire acondicionado es potente y eficaz.
Atrás, independientemente del tipo de techo, una curvatura pronunciada en la pieza de tapicería que lo recubre reduce la altura notablemente, razón por la que tampoco viajarán cómodamente personas de altura superior a 1,75 m. La distancia que queda para las piernas es menor que en la media de sus alternativas —tabla de mediciones del interior— y, como solo está homologado para cuatro plazas, no hay problemas de amplitud a la altura de los hombros en los asientos traseros.
El puesto de conducción no es bueno desde el punto de vista ergonómico, al menos para hacer viajes. Tiene dos puntos negativos fundamentales: el volante solo se puede regular en altura, lo que puede obligar a conducir con los brazos más estirados de lo deseado, y el reposapiés está muy pegado al asiento, por lo que la pierna izquierda queda muy flexionada al usarlo. Lo primero es un inconveniente menor gracias a que la dirección del Fiat 500 es muy suave, esté o no activada la función «City» (que le da aún más asistencia). Lo segundo va unido a que los asientos tienen una banqueta alta y corta, un mullido duro, son pequeños y sujetan poco. Tampoco hay reposabrazos central. Todo esto hace que en los trayectos de larga duración la zona lumbar y los glúteos se resientan. Además el reposacabezas queda muy atrasado y es duro, pese a que Fiat ha cambiado el mullido.
La colocación de todos los mandos es, en general, correcta, con salvedades. No hay un exceso de botones y, los que hay, son de tamaño generoso y están bien ordenados. Los de los elevalunas continúan situados en la consola central, como el en modelo de 2008, y tienen un diseño nuevo que no es cómodo de operar —imagen—. Requieren doble pulsación, una larga para que desciendan automáticamente y otra para detener el movimiento de la ventana. A veces es difícil colocar a la altura deseada los cristales. Tampoco abundan los huecos para descargar de objetos los bolsillos, y los que hay son de tamaño pequeño. Los de las puertas, si bien ocupan casi toda su longitud, son estrechos en su parte trasera —imagen—.
La palanca de cambios y los pedales también tienen un ajuste muy suave, que se agradece mucho para maniobrar en ciudad y desenvolverse por callejuelasf, al igual que el excelente diámetro de giro de que disfruta el 500.
El funcionamiento del sistema multimedia era correcto con la pantalla táctil de 5 pulgadas y ha mejorado con la nueva de 7. Se entienden bien los menús y las opciones de configuración se encuentran con facilidad, aunque para toquetearla a menudo hay que estirar mucho el brazo e incluso separar un poco la espalda del respaldo. El navegador tiene la cartografía y el interfaz de los dispositivos de navegación de la empresa Tom Tom, con los que es fácil familiarizarse. Por la posición que tiene la pantalla, alta y sin una visera que la proteja, es muy frecuente que le afecten los reflejos del sol y se deje de ver. Los iconos son pequeños y a veces no es fácil acertar al pulsarlos con el coche en movimiento.
El maletero, de 185 litros, tiene poca capacidad. En esta lista de turismos de tres puertas, ordenados por volumen de maletero, con longitudes de entre 3,25 y 3,95 m, solamente el Opel Adam y el Toyota Aygo tienen un maletero más pequeño que el Fiat 500 —170 y 168 litros respectivamente—. No hay elementos de sujeción ni redes, pero sus medidas están bien optimizadas y se puede aprovechar todo el espacio fácilmente.