Citroën C5 Berlina (2008) | Impresiones del interior
Los asientos delanteros que llevan las versiones más costosas del C5 son cómodos y recogen más el cuerpo que los que tienen las versiones más baratas. Lo que no me gusta de los asientos del C5 es que sus reposacabezas quedan lejos de la cabeza, que no es lo mejor para proteger a los ocupantes.
Pueden tener regulaciones eléctricas, alguna muy valiosa, como la que cambia la curvatura del respaldo para adaptarse a la forma de la espalda de cada persona en los asientos del conductor y del acompañante. Otra función posible y curiosa (aunque bajo mi punto de vista menos útil) es la que da «masajes» en la mitad inferior de la espalda. También pueden tener asientos con calefacción pero, como ocurre en la mayor parte de las berlinas de similares características (salvo en el Ford Mondeo), no pueden llevar ventilación.
Aunque las plazas traseras pueden ser adecuadas para tres pasajeros porque prácticamente no hay un túnel en el suelo que moleste, el asiento central (imagen) impide viajar con comodidad porque es estrecho y duro. Además, la anchura y altura de la carrocería también es escasa para que en esa plaza vaya un tercer ocupante adulto. Una posibilidad de uso de la plaza central es para colocar una sillita infantil (que no tenga anclajes Isofix, porque no hay en esa plaza), que puede quedar bien sujeta (imagen).
El Citroën C5 tiene una versión más avanzada del volante con parte central fija que tiene el C4. Entre otras cosas, que el centro no gire con el aro sirve para que el airbag proporcione mayor protección (según Citroën) y para que los mandos de elementos como el equipo de sonido o el programador de velocidad, ubicados ahí (imagen), estén siempre en la misma posición. Citroën no ha conseguido que el manejo de estos mandos sea sencillo: no se reconocen al tacto con facilidad y, además, para manejar algunos hay que soltar las manos del aro. Sobre todo son difíciles de encontrar cuando se está tomando una curva.
La pantalla del navegador no tiene una buena ubicación; queda muy lejos del campo de visión del conductor y para consultarla hay que retirar la vista de la carretera. Se echa en falta que la pantallita de la instrumentación (la que hay detrás del volante) dé más información, como la lista de emisoras de radio, que sólo se puede consultar en la del navegador.
En todos los C5 el arranque es con la llave, no mediante un botón como en otras berlinas similares.
Puede tener dos tipos de navegadores. El menos costoso («My Way») tiene la cartografía guardada en una tarjeta SD y el más caro («Navi Drive») la lleva en un disco duro (30 GB) donde, además, se pueden almacenar archivos de sonido. Los dos llevan conexión Bluetooth para el teléfono (durante los primeros meses después del lanzamiento, los C5 con navegador no podían llevar este dispositivo).
Es difícil recomendar el navegador más costoso (unas cinco veces más que el «My Way») porque obliga a montar un paquete de opciones, aunque tiene funciones que pueden ser muy interesantes, como la denominada «Citroën Urgencia». Si se produce un accidente y salta un airbag, el sistema pone automáticamente a los ocupantes en comunicación con un centro de asistencia. Como esta función está asociada al GPS, el centro de asistencia sabe exactamente dónde está el coche en ese momento y puede avisar a los servicios de emergencia necesarios para que acudan al lugar del accidente. Aunque no se produzca un accidente, el conductor también se puede poner en contacto con el centro de asistencia pulsando el botón de «SOS» que hay en la consola central (imagen). Este sistema funciona en ocho países europeos, entre ellos España, y es gratuito.
El C5 no tiene un maletero muy voluminoso. Con carrocería berlina tiene 467 l si lleva el kit de reparación de pinchazos y 439 l si tiene rueda de repuesto. Ésta es del mismo tamaño que las otras cuatro.
La tapa del maletero tiene un diseño peculiar y deja una boca de carga de buen tamaño; por ahí se pueden meter objetos que en otros coches con tapa de maletero cabrían con mayor dificultad (imagen ilustrativa). El familiar («Tourer») puede tener un sistema de apertura automática del portón.