Citroën C4 (2005) | Impresiones de conducción
El C4 es un modelo estable, con un nivel de seguridad elevado si lleva control de estabilidad, que no está disponible en todas las versiones. La estabilidad lineal es grande y también lo es el agarre lateral, algo en lo que probablemente influyan los neumáticos Michelin Pilot Exalto (205/50 ZR 17) con los que lo hemos conducido.
En general, tiene buen tacto y la dirección es precisa y rápida (aunque en algunas circunstancias resulta demasiado asistida). Por lo bien que reacciona a las solicitudes del volante, está lejos de ser torpe. Sin ser el coche más ágil del mercado, entra bien en las curvas; no tan bien como un Ford Focus o un Volkswagen Golf con suspensión deportiva, pero sí mejor que un Renault Mégane.
No tiene movimientos que asusten ni se descoloca con facilidad, aunque se conduzca bruscamente (voluntariamente o por un error). Es decir, reacciona bien dentro de los mismos límites en los que también reaccionan bien otros coches.
En curvas enlazadas o al hacer una maniobra de esquive, tarda en cambiar de apoyo. Como ocurría en el Mégane, esta reacción es más cercana a la de un buen monovolumen (un SEAT Altea, por ejemplo) que a la de un buen turismo.
Es muy cómodo de suspensión, incluso con los neumáticos 205/50 ZR 17. Es cómodo en todos los sentidos: pasa sobre los baches sin transmitir golpes secos a los pasajeros y no tiene grandes movimientos de cabeceo o balanceo.
Los frenos tienen una potencia y una resistencia normales; es decir, son más que suficientes para condiciones y usos que no sean excepcionales.
Además de por su comodidad de suspensión, el C4 destaca por su silencio de marcha. Con las ventanillas laminadas opcionales, es un coche muy silencioso, especialmente en ciudad. Al estar parado en un semáforo, el ruido exterior llega muy amortiguado.
Hemos conducido una versión que tenía un dispositivo de alerta de cambio involuntario de carril, que detecta cambios en la trayectoria mediante el seguimiento de las rayas de la carretera. Si el conductor no ha pulsado el intermitente y pisa una raya, considera que ha sido un acto involuntario y acciona un dispositivo vibratorio en el asiento. Sólo funciona a una velocidad superior a 80 km/h y es desconectable.
Por lo que hemos comprobado, su funcionamiento es muy efectivo salvo cuando las líneas están borradas o muy desgastadas o hay lluvia intensa. Suele dar errores si pasamos por encima de cierta señalización horizontal, como las fechas de carril.
El C4 Diesel de 109 CV se puede considerar en términos generales un Diesel silencioso. No vibra mucho y el sonido que llega al interior está atenuado.
Hay una diferencia notable de sonoridad en condiciones de utilización normales entre este Diesel y el gasolina de 1,6 l. El segundo es más silencioso, pero es mucho más lento que el Diesel.
Lo mejor del motor está por debajo de 4.500 rpm, pasado este límite, le cuesta ganar velocidad de giro con soltura. Es hasta este punto donde hay que llegar para obtener la mejor aceleración posible, no más.
Comparado con otros Diesel de potencia semejante, las prestaciones que hemos obtenido han sido buenas. El C4 ha sido tan rápido como un Fiat Bravo 1.9 JTD de 120 CV y un SEAT Córdoba TDI de 100 CV.
Tiene un cambio de marchas de cinco velocidades, con una quinta marcha algo corta. Eso se traduce en que la quinta es una marcha que se puede engranar pronto y da una reserva de aceleración buena en un margen de velocidad muy grande.
Gasta poco en ciudad o en carretera rodando a velocidades próximas a las legales en España; su consumo puede estar en torno a los 6 l/100 km o menos, sin circular con especial cuidado. A una velocidad de 114 km/h en una carretera sin tráfico gastó 6,2 litros 100 km. A una media de 126 km/h, en un desplazamiento que requería utilizar en ocasiones la máxima capacidad de aceleración, gastó 8,2 l/100 km.
El C4 Diesel de 109 CV puede tener un cambio automático de seis velocidades, denominado «CMP». Tiene un modo de funcionamiento completamente automático y otro con el que el conductor puede seleccionar las marchas manualmente.
Hay tres aspectos favorables de este cambio: primero, se puede maniobrar a muy baja velocidad con suavidad (controlando con el acelerador los movimientos del coche). Segundo, normalmente selecciona marchas sin que se produzcan cambios de aceleración incómodos para los ocupantes.
Tercero, el cambio CMP no tiene tendencia a poner marchas largas siempre que el conductor levanta el pie del acelerador: de hecho, hasta cierto punto es capaz de determinar en qué circunstancias es preferible dar cierta retención (sin cambiar a un marcha superior), lo que da más control al conductor.
Lo que no hace, al menos de una forma evidente, es reducir una marcha en tales circunstancias (aunque tampoco lo hacen la mayor parte de los cambios automáticos). Más impresiones de conducción de esta versión e información técnica del cambio CMP.
La versión Diesel de 136 CV tiene un motor con un respuesta buena desde un régimen bajo, por lo que sale bien desde parado. La aceleración que da se torna muy enérgica antes de llegar a 2.000 rpm y sube con fuerza hasta casi 4.500 rpm. No obstante, para obtener la máxima aceleración no resulta aprovechable subir el motor de 4.000 rpm, es mejor cambiar de marcha cuando se llega a ese régimen.
Resulta algo más suave y silenciosa que la variante de 109 CV. El motor se oye en el interior pero el ruido llega muy atenuado. En carretera, a una velocidad alta, se oye más el ruido del viento que el del motor. Nos ha parecido ligeramente más silencioso que el Volvo S40 y el Ford Focus con el mismo motor.
Con este motor, el C4 de tres puertas tiene unas prestaciones semejantes a las de otros modelos de tamaño y potencia similares. En la medición de aceleración máxima (de 80 a 120 km/h) ha sido más lento usando la tercera y cambiando a cuarta, que realizando toda la maniobra en cuarta marcha.
Un Ford Focus, con el mismo motor, tiene unas prestaciones prácticamente idénticas. Un Renault Mégane 2.0 dCi y un Honda Civic i-CTDi son algo más rápidos. Según nuestras mediciones, la versión de tres puertas que acabamos de probar ha sido más rápida que la de cinco que condujimos en 2006. Esto puede explicarse porque el tres puertas ya había terminado el rodaje (tenía 10.000 km) y el otro probrablemente no, o se había hecho mal.
Al igual que el de 109 CV, tiene un consumo bajo. En un recorrido por autovía con algunos desniveles y con poco tráfico, a una velocidad media de 123 km/h, gastó 6,1 l/100 km reales (5,8 l según el ordenador de viaje).
Circulando por una carretera de doble sentido, con bastante trafíco y usando la capacidad máxima de aceleración del motor en varias ocasiones, el consumo ha sido de 7,1 l/100 km (según el ordenador de viaje). La velocidad media en este recorrido fue de 88 km/h. En ciudad, con tráfico intenso, el consumo es de algo más de 9 l/100 km.
Con el motor de gasolina de 1,6 l y 109 CV, el C4 es suave y tiene buena respuesta. La respuesta del motor al acelerador es buena; es de esos coches en los que es fácil hacerse una idea equivocada de sus prestaciones, porque parecen mejores de lo que son.
Como en otros coches con prestaciones no muy buenas, es preciso que el conductor trabaje mucho con el cambio para obtener una aceleración grande, especialmente si el coche está cargado. La caja de cambios no es de las más precisas.
La quinta es corta con relación a la velocidad máxima del coche y el régimen de potencia máxima; alcanza la velocidad máxima a 6.045 rpm, 295 rpm por encima del régimen de potencia máxima.
En un recorrido de ida y vuelta por carretera de sentido único con frecuentes y a veces fuertes desniveles, con unas condiciones de circulación mucho peores que de costumbre (era imposible mantener una velocidad constante), ha gastado 9,6 l/100 km (el ordenador indicaba ese mismo consumo). Las condiciones del tráfico eran tan malas que la media fue 113 km/h, cuando normalmente no hay ninguna dificultad en conseguir 120 km/h con una velocidad de crucero apenas superior la media.
En uso normal, a medias entre carretera y ciudad, ha gastado 10,7 l/100 km. El consumo máximo que hemos medido, a fondo por carretera de montaña, ha sido 14,9 l/100 km.