BMW X5 (2010) | Impresiones de conducción
El X5 xDrive40d que hemos probado es un coche indicado exclusivamente para el asfalto. Iba equipado con la suspensión deportiva y con unos neumáticos de grandes medidas —275/40 R20 y 315/35 R20— que lo hacen inadecuado para circular fuera de carretera; con esas ruedas tan anchas, tampoco es el coche idóneo para circular por carreteras nevadas.
Tampoco es el recomendable si se quiere un coche confortable por lo dura que es la suspensión y porque los neumáticos (Runflat, que permiten circular después de pinchar durante unos kilómetros) tienen muy poco perfil y éste es muy duro, por lo que ayudan poco a la suspensión a la hora de filtrar las irregularidades.
Lo normal por carretera, salvo que el asfalto esté perfectamente nivelado, es que la carrocería se desplace verticalmente, de forma rápida y con movimientos de poca amplitud. Un Mercedes-Benz Clase M es considerablemente más cómodo, por ejemplo. A cambio, BMW ofrece un coche con el que se puede ir muy rápido, incluso en las carreteras reviradas, donde su peso sale a relucir en los apoyos muy fuertes, donde acaba deslizando y abriendo la trayectoria.
También sobresale por el tacto que tiene la dirección, que permite dirigir con precisión el coche. La opción de la dirección activa es algo que yo pondría si me comprase este coche. Tiene desmultiplicación variable, de este modo, a baja velocidad es necesario dar menos giro de volante para lograr un ángulo dado en las ruedas que a velocidades más elevadas. Así se consigue que sea necesario girar menos el volante al maniobrar y en carreteras de montaña con curvas lentas; lo primero es un tema de confort, lo segundo lo es también de seguridad porque casi siempre las dos manos sujetan el volante simultáneamente.
La versión xDrive40d tiene un motor Diesel de 306 CV. La sensación que me ha dado no es que el X5 gane velocidad con una rapidez extraordinaria sino que es capaz de hacerlo con suma facilidad independientemente de otras condiciones, como lo cargado que este el coche o que estemos subiendo una pendiente.
Al medir las prestaciones ha sucedido que la medición de la aceleración ha sido peor que la recuperación en cuarta. Es decir, el X5 xDrive40d tarda menos en pasar de 80 a 120 km/h en cuarta que si se acelera desde tercera y cambia a cuarta mientras gana velocidad. La aceleración la he hecho con el cambio en el modo «Sport».
Además de hacer que el X5 sea rápido, gasta poco. En el recorrido que hago por autovía, el consumo fue 9,0 l/100 km a 122 km/h de media, sólo 0,2 l/100 km más que un Volkswagen Touareg con el motor Diesel 3.0 V6 TDI de 239 CV, que es un todoterreno de los mejores en este aspecto. Otra referencia para comparar puede ser el ML 300 CDI que gastó 10,5 l/100 km.
Como la mayoría de modelos de BMW, el X5 tiene una serie de medidas para contener el consumo de combustible («EfficientDynamics»), como un alternador que recarga la batería principalmente en las fases de deceleración o unos neumáticos de baja resistencia a la rodadura.
También es parte del paquete «EfficientDynamics» el accionamiento automático de unas tapas en las entradas de aire hacia el motor para mejorar la aerodinámica o el funcionamiento eléctrico, sólo cuando es necesario, de determinados elementos como las bombas del líquido refrigerante y de la servodirección o el compresor del climatizador.
Las llantas de aleación de serie son de 18 pulgadas en cualquier versión, salvo el xDrive50i y M50d que llevan unas de 19 pulgadas. Opcionalmente pueden ser de mayor tamaño. El X5 M lleva unas de 20 pulgadas de serie.