BMW Serie 6 Coupé (2012) | Impresiones de conducción

30/07/2013 |Enrique Calle

El BMW Serie 6 puede llevar varias opciones que afectan a sus cualidades dinámicas. El 650i xDrive que hemos probado tenía instalado el paquete «Adaptive Drive» que consta de estabilizadoras activas (cuya función es reducir el balanceo de la carrocería en curva), la suspensión de dureza variable («Control electrónico de la suspensión EDC») y la tracción a las cuatro ruedas. Las ruedas eran las de serie, unas 245/40 R18 en los dos ejes.

El Serie 6, al menos con esta configuración, me parece uno de los BMW más satisfactorios de conducir que he probado en mucho tiempo. Puede llevar todavía más opciones que alteran sus cualidades dinámicas (como por ejemplo la dirección de desmultiplicación variable, la dirección a las ruedas posteriores o ruedas todavía más anchas) que no he probado pero, insisto, tal y como venía equipada nuestra unidad de pruebas el resultado me ha parecido muy bueno.

Es silencioso, absorbe bien los baches, es suave y preciso de conducir en curvas o rectas, a ritmo rápido o no. Su suavidad de funcionamiento es propia de una berlina de lujo: prácticamente como la de un Serie 7. Sin embargo, es algo más ágil que éste, por lo menos igual de fácil de conducir y no mucho más incómodo a pesar de tener una suspensión ligeramente más dura.


No es parecido, por rapidez de reacciones, a un Porsche 911 (quizá uno de los mejores deportivos del panorama actual), pero creo que va muy bien teniendo cuenta su tamaño y peso. A cambio, el Serie 6 Coupé es mucho más cómodo.

Una de las cosas que más me ha sorprendido de este modelo es su facilidad de conducción. Es muy raro que tenga movimientos bruscos aunque el conductor cometa un error de conducción (por ejemplo, frenar repentinamente en curva), sigue bien la trayectoria del volante aunque el firme esté roto (tanto en curvas lentas como rápidas) y se puede acelerar con decisión a la salida de las curvas. BMW ha combinado muy bien en este coche la facilidad de conducción con una agilidad de reacciones suficiente para quien disfrute de la conducción rápida por zonas de curvas.

Por donde conducimos habitualmente los coches, con este BMW Serie 6 he ido mucho más cómodo, con mayor sensación de seguridad y posiblemente a la misma velocidad, que con un BMW M5 o con el anterior BMW M6. Está claro que estos dos modelos son más potentes, pero esa diferencia de potencia creo que no justifica completamente esa mayor dificultad de conducción.

La tracción total supone un sobrecoste de 3800 euros. No sé hasta qué punto influye positivamente en las cualidades dinámicas de este modelo (no he probado un Serie 6 de tracción trasera). Normalmente la tracción total suele tener sentido cuando se circula habitualmente por zonas nevadas pero, en un coche muy potente como este BMW, también lo puede tener en una utilización normal porque aumenta la capacidad para transmitir la fuerza al suelo.

En nuestra unidad de pruebas, el control de tracción intervenía solo cuando es necesario (que es de tarde en tarde). Se puede desconectar (también el de estabilidad) y cuando lo he hecho he notado que el coche se quedaba menos frenado a la salida de alguna curva, pero la diferencia me parece pequeña.

Los frenos aguantan bien el calentamiento por un uso continuado y la frenada es muy estable y segura. Las ruedas que tenía nuestra unidad me parecen que dan buen agarre (al menos en carreteras secas, no he conducido en superficies deslizantes).


La suspensión va muy bien en modo normal. Adicionalmente hay un modo más duro y otro más blando. Me parece que la diferencia entre los extremos es sensible pero no enorme: ni en el modo «Confort» la suspensión es demasiado blanda ni en «Sport » es incómoda. Para la mayor parte de los usos el modo intermedio será el más satisfactorio.

Este BMW necesita poco espacio para girar teniendo en cuenta sus dimensiones. Eso se traduce en que en un uso normal por ciudad y en aparcamientos no hay que hacer muchas más maniobras que con otros coches más mucho más pequeños. La mayor dificultad es que, como es muy largo y ancho, cuesta un poco más de la cuenta dejarlo bien centrado dentro de la plaza (pero eso no se debe a la capacidad de maniobra del coche). Adicionalmente, si se necesita mayor capacidad de maniobra es posible instalar dirección a las ruedas posteriores (función comprendida dentro de la opción denominada «dirección activa integral»).

La combinación del motor V8 sobrealimentado de 408 caballos con la caja de cambios automática de ocho marchas me parece sobresaliente. El BMW 650 xDrive es un coche que se mueve desde parado con total suavidad, pero a la vez puede dar un empujón muy intenso si se pisa una parte importante del recorrido del acelerador.

Es un coche particularmente rápido. Según nuestras mediciones de aceleración máxima (mediciones), ha sido prácticamente igual de veloz que un Chevrolet Corvette de 436 caballos y ligeramente más (aunque casi de manera despreciable) que un Porsche 911 Carrera 4S de 385 CV, que es mucho más ligero (pesa 1555 kg). En particular, el 650i XDrive, con 1905 kg en condiciones de homologación, está más cerca del peso de un BMW Serie 7 con el mismo motor que del que tienen los modelos descritos anteriormente.

Con el acelerador se controla con facilidad el empuje que se necesita en cada momento. El cambio de marchas se encarga de elegir la marcha más adecuada para cada momento, cosa que hace muy bien y con gran suavidad y rapidez. Es posible elegir entre varios programas automáticos, «confort», «normal» y «deportivo» (mediante el mando que también cambia la dureza de la dirección y de la suspensión). El normal me parece el mejor para la mayor parte de los casos. El modo deportivo no es adecuado en ciudad porque no permite regular con el acelerador con precisión la potencia para moverse con suavidad entre el tráfico. Adicionalmente, hay levas tras el volante para elegir marchas de forma manual, pero que hacen poca falta teniendo en cuenta cómo va el cambio de forma completamente automática.


El consumo de carburante no es desorbitado para el peso y la potencia del motor, pero sí es alto en términos relativos. Durante los casi 1000 km que he conducido este coche, pocos de ellos por ciuda y también pocos de ellos utilizando toda la capacidad de aceleración disponible, generalmente a ritmo moderado, el consumo medio ha sido 13,0 l/100 km.

Cuando el ordenador de viaje indicaba autonomía de 50 kilómetros he conseguido introducir solo 59,9 litros, lejos de los 70 litros que da el fabricante. Un depósito así (no muy grande) en un coche que suele gastar mucho obliga a parar a repostar con frecuencia. El manual recomienda «repostar con una autonomía por debajo de 50 km, de lo contrario no están garantizadas las funciones del motor».

En nuestro recorrido habitual de consumo, de 143,3 km sobre un recorrido de ida y vuelta por una autovía con algún desnivel importante y buscando una media real de 120 km/h, el consumo fue 9,8 l/100 km, que no es mucho para un coche de esta potencia y peso. En este recorrido, que se hace a velocidad más o menos sostenida, beneficia un desarrollo muy largo en la marcha más larga (el BMW 650 i XDrive tiene una octava marcha 60,1 km/h cada 1000 rpm, es decir es muy larga: a 120 km/h el motor solo gira a 2000 rpm. La aerodinámica de este modelo no es mala, pero es menos favorable que las de los Serie 6 menos potentes (más información).

Este motor no necesita gasolina de 98 (la de 95 es suficiente) y no está preparado para funcionar con carburante E85.