BMW Serie 4 Cabrio (2014) | Impresiones de conducción
El BMW 420d Cabrio es un coche orientado al confort y no a una conducción de tipo deportiva. La suspensión trata con notable suavidad a los pasajeros aunque, en ocasiones, las menos, los sacude de forma enérgica, trasladando un movimiento seco. También es posible realizar con él una conducción rápida en una carretera de curvas pero no transmite las sensaciones del cupé, modelo que reacciona con mayor inmediatez y que invita más a este tipo de conducción. Quien busque un descapotable de tacto deportivo debería optar por modelos como el Mazda MX-5 o el Porsche Boxster.
Según mi criterio, el Serie 4 es un descapotable estupendo para viajar confortablemente o, simplemente, pasear. Con el techo puesto, nadie podría sospechar sin saberlo con anterioridad que va en un coche con un techo que no es fijo: el aislamiento acústico es bueno y el cierre de las ventanillas (no tienen marco; imagen) contra las juntas de goma del techo es perfecto, al menos en la unidad que hemos probado no se escuchaba ninguna filtración de aire.
Con el techo quitado, la protección a las corrientes de aire en las plazas delanteras es grande si se utiliza el quitavientos plegable (que anula las plazas traseras para ser usadas por personas) y las ventanillas están subidas.Con esta configuración (imagen), un ocupante de hasta metro noventa a penas notara una corriente de aire en la cabeza. Si se prescinde del quitavientos (imagen), aparece una corriente de aire en el habitáculo, de sentido inverso a la marcha. En las plazas traseras las molestias que produce el aire son mucho mayores y no es cómodo ir sentado ahí por carreteras en las que se circule a más de 60 km/h, salvo a quien le guste sentir el aire azotándole la cara y agitándole el pelo.
Lo único que para mi gusto desentona con el disfrute que proporciona como descapotable el 420d Cabrio es su motor Diesel. Es un motor estupendo por lo poco que gasta pero el nivel y, sobre todo, el tipo de ruido que hace, es desagradable cuando se circula sin techo por zonas en las que el sonido rebota (calles estrechas, garaje) o en momentos puntuales (al acelerar). No hemos probado este modelo con otro motor pero seguro que cualquier versión de gasolina es más placentera en este aspecto.
El otro inconveniente que tiene este motor es el movimiento que transmite a todo el coche cuando arranca, algo que es especialmente evidente durante el funcionamiento del sistema Stop&start en los semáforos. Por el contrario, el empuje que proporciona y lo poco que gasta son dos aspectos en los que es destacable. En nuestro recorrido comparativo —144 km de autovía con muchos cambios de altura, circulando con suavidady buscando una media real de 120 km/h— ha gastado 5,3 l/100 km. Estos datos están tomados con un BMW 420d Cabrio de cambio automático y 184 CV (desde agosto de 2015, esta versión tiene 190 CV).
El cambio automático es de ocho marchas. Funciona con rapidez y, sobre todo, es muy suave en la selección de marchas. Cuesta 2500 euros. Yo aconsejo su compra porque en otros modelos de BMW con este motor, el cambio manual no tiene un manejo suave, mientras que el automático hace la conducción más relajada, además de conseguir un consumo homologado inferior (ficha comparativa).
Otra opción que tenía la unidad de pruebas eran los faros de ledes con iluminación adaptativa. Dan una luz blanca intensa con un haz que puede oscurecerse en las zonas donde hay otro vehículo, manteniendo la mayor iluminación posible en el resto. No he conducido un Serie 4 Cabrio con los faros de serie para poder comparar.