Alfa Romeo Giulia (2016) | Impresiones del interior
El Alfa Romeo Giulia tiene mucho espacio —para su longitud exterior— en sentido longitudinal, donde supera claramente al BMW Serie 3 o al Mercedes-Benz Clase C. Es posible que así sea porque la distancia entre ejes también es muy grande. Gracias a ello, aunque en las plazas delanteras se sienten ocupantes con el asiento más bien retrasado, atrás queda espacio suficiente para personas adultas de estatura media. Sin embargo, el acceso atrás no es muy cómodo porque la puerta no deja mucho hueco para pasar, porque no es grande, no abre mucho y tiene una forma convexa (vista por su cara exterior) que se cierra por sus extremos superior e inferior y resta espacio para entrar.
Puede tener un techo solar doble (hay dos piezas de cristal, una por encima de los ocupantes de las plazas delanteras y otra sobre los de las traseras). Esta opción me parece poco recomendable pues resta unos 3 centímetros de altura libre al techo en las plazas traseras y unos 5 en las delanteras. La presencia o no de techo solar puede ser crucial para que se encuentren cómodas aquellas personas que midan alrededor de 1,85 metros.
La anchura entre puertas es grande en las plazas delanteras, no así en las traseras, donde es más bien estrecho. El piso de la carrocería está interrumpido en su parte central por un voluminoso túnel, similar al de otras berlinas de tracción trasera (como el BMW Serie 3 o el Mercedes-Benz Clase C). Esa pieza hace que el ocupante de la plaza central trasera vaya incómodo.
En las plazas posteriores hay fijaciones Isofix (imagen) para sillas infantiles que en apariencia son fácilmente accesibles y por lo tanto fáciles de utilizar. No hay (al menos no tenían las unidades que he probado) reposabrazos central, ni el respaldo se puede abatir. De serie tampoco hay salidas de aire en la prolongación de la consola central (en esta foto aparece una unidad que sí tiene montada dicha opción). Sí hay una toma de corriente USB.
El puesto de conducción nos ha parecido muy bueno. Es el clásico de una berlina, pues se va relativamente bajo y con las piernas estiradas y el volante (donde hay un botón para poner en marcha el motor) y el cambio de marchas quedan muy bien ubicados. Es una postura más deportiva que la de modelos como el Renault Talisman o el Volkswagen Passat, con las piernas ligeramente más estiradas, el volante menos inclinado y la palanca y los mandos más cerca de la mano. Al menos si los asientos tienen regulaciones manuales, carecen de regulación lumbar; personalmente, la he echado en falta.
La calidad de materiales es normal. Hay detalles que parecen estar bien trabajados, como los pespuntes del cuero del volante o asientos, el plástico que recubre la parte superior del salpicadero o las puertas. Este plástico es blando y tiene buen aspecto. Las piezas menos visibles, como las que están en la parte inferior de las puertas o de los asientos, son más bastas: es el caso de las palancas que sirven para cambiar los reglajes de los asientos (imagen). Tampoco nos han gustado los mandos para manejar el sistema multimedia que hay entre los asientos delanteros (imagen), cuyo tacto desmerece la buena impresión inicial que se tiene al acceder al habitáculo. Además, la pantalla central (imagen) presenta reflejos en función de cómo le dé la luz y se ve mal con gafas polarizadas.