El titular de esta entrada casi rima con «Mama Ciccio me toca…» pero no tiene nada que ver.
Lo que me toca a mí es conducir esto.
Mientras espero para conducirlo, desde la habitación del hotel puedo ver esto si me asomo a la hora adecuada:
No me digan que esta foto no parece un cuadro hiperrealista. Bueno, díganmelo si quieren. Ustedes digan lo que les parezca, que para eso están en su casa.
También puedo bañarme en esta bañera de la habitación A23 del hotel Vincci de Benalmádena:
O darme una ducha con una alcachofa cuyo número de agujeros termina en siete, si los hados no me fallan. Todavía no la he probado. No les puedo dar referencias. Pero les aseguro que me tiene subyugado. Es la más grande que haya visto nunca. O casi, que he visto muchas.
Nada que ver con la cama, que es de medida habitual. En mi casa, sin ir más lejos, la tengo de mayor tamaño. O no.
Lo que no tengo en casa es una habitación separada para la ducha, otra para la bañera y una tercera para el retrete. Por puertas que no sea.
En esta cárcel de oro voy a dormir esta noche. Lavarme los dientes y a la cama. Que duerman bien. Sean felices. Good night.