Madrid, noche de Viernes Santo. Un camión de limpieza, en cuyos laterales está escrito «Medio Ambiente» lleva casi tres horas estacionado (mal) con el motor en marcha. Tiene un motor Diesel ruidoso y contaminante.
La primera vez que lo he visto eran más o menos las 8:30 de la noche. No sé cuánto tiempo llevaría detenido. No he visto al conductor por los alrededores. He pensado: «¿Por qué lo dejará en marcha?»
Una hora más tarde he vuelto a pasar por ese lugar y el camión seguía parado y con el motor en marcha. He ido a por la cámara de fotos. He regresado. El camión seguía igual, con la ventanilla bajada, sin conductor a la vista.
A través de la ventanilla bajada, con el camión parado, se ve que el velocímetro está estropeado. Marca unos 70 km/h. La aguja del cuentarrevoluciones marca el régimen de ralentí, unas 1.000 revoluciones por minuto.
Los vehículos destinados a limpieza deberían funcionar todos con gas natural. Darían un buen ejemplo de soluciones para contaminar menos. En Madrid hay autobuses que funcionan con gas natural, por lo que hay lugares para repostar. También podrían funcionar con motores eléctricos, con baterías o pila de combustible.
Después de hacer las fotos he dudado de si abrir la puerta y parar el motor de esta camioneta. No me he atrevido. Quizá el motor de arranque esté estropeado y si paro el motor no puedan arrancar luego. Sea por ese motivo o por despiste del conductor, no puede haber justificación alguna para dejar en marcha esa camioneta durante más de dos horas.
Cada gramo de combustible quemado de forma innecesaria contamina sin beneficiar a nadie. Los empleados que trabajan para Medio Ambiente deberían estar especialmente concienciados. Y disponer de herramientas de trabajo poco contaminantes.
A las once y cuarto de la noche me he acercado y el camión sigue parado con el motor en marcha. Intentaré desvelar a qué hora lo moverán de sitio.