Varias empresas trabajan en el desarrollo de automóviles sin conductor desde hace muchos años. Existen pocas dudas entre los expertos de que en el futuro (sin plazo determinado) los coches podrán circular sin conductor por muchas carreteras.
Según un portavoz de Mercedes-Benz, la novedad radica en el empleo que ellos hacen de esta posibilidad. Utilizan coches sin conductor para mejorar los ejercicios en los que prueban y calibran elementos de ayuda a la conducción.
Recuerdo una ocasión, con un Honda Accord, que yo aceleraba por mi carril para ganar velocidad antes de adelantar al coche que me precedía. En un momento dado, cuando ya estaba con el volante girado levemente para cambiarme de carril, mi coche pegó un frenazo potente, tensó el cinturón de seguridad con fuerza y creo recordar que encendió los cuatro intermitentes (no estoy completamente seguro) mientras yo seguía acelerando. Fue un instante y me dejó continuar. El sistema electrónico de medición consideró erróneamente que yo iba a chocar con el coche que me precedía y activó los sistemas de protección ante un choque que supongo debía considerar inevitable. Fue un error de cálculo o de medición.
Para calibrar bien estos sistemas, es imprescindible realizar aproximaciones entre los vehículo a muchas velocidades diferentes y con pequeñas variaciones de ángulo. Y aquí está la clave del sistema utilizado por Mercedes. Las pruebas realizadas con un conductor no son suficientemente precisas, porque no es capaz de repetir exactamente la misma velocidad de aproximación y el mismo ángulo cientos y cientos de veces y además porque estas maniobras resultan arriesgadas para la seguridad de los ocupantes.
Stephan Wolsfried, Jefe de Desarrollo de Electrónica para el chasis de Mercedes-Benz, asegura que «El intervalo de tiempo que transcurre entre que se reconoce que un accidente es inevitable y el accidente mismo contiene un gran potencial para disminuir las consecuencias del accidente.»
De ahí la importancia de calibrar bien los sistemas, para ampliar esta ventana de tiempo lo máximo posible.
«El funcionamiento sin fallos de los sistemas de seguridad es primordial, porque esta área tiene una influencia definitiva en la confianza del cliente. Esta necesidad nos obliga a plantearnos la siguiente pregunta a los desarrolladores: ¿Cómo podemos garantizar esa fiabilidad? O dicho de una manera más precisa, ¿Qué métodos de prueba necesitamos para verificar el funcionamiento exacto y preciso de unos sistemas cada día más complejos? (…) Los simuladores de conducción aportan un gran paso adelante en este campo. Pero no es suficiente. (…) Estamos en el límite de las capacidades humanas, físicas y mentales, para el desarrollo de estos elementos. La «conducción automática» nos permite superar estas limitaciones.»
Un ser humano no tiene capacidad de reproducir con tanta precisión un recorrido, ni por trazado ni por velocidad. Tampoco es capaz de coordinar sus movimientos con respecto a otro coche, para ajustar velocidades y distancias a las que se cruzan.
Hans-Peter Schöner, Jefe de pruebas, investigación e ingeniería avanzada, continúa la exposición: «Los robots realizan mejor estas tareas. Nuestros vehículos alcanzan velocidades de hasta 70 km/h y realizan una amplio rango de acciones diferentes».
Estas acciones, con pequeñísimos cambios entre unas y otras, permiten ajustar los sistemas de medición y su respuesta con mayor precisión.
«Hasta fechas recientes sólo era posible probar los sistemas de asistencia a la conducción con obstáculos estáticos. Pero con sistemas de ayuda a la conducción como el Distronic (ajusta la velocidad en función del coche precedente) es necesario identificar la respuesta ante objetos en movimiento. Con la «conducción automática» somos capaces de simular situaciones reales complejas en las que intervienen varios vehículos, todos en movimiento relativo, en configuraciones que supondrían un riesgo excesivo para conductores humanos».
«Nuestros vehículos de prueba son coches normales producidos en serie, dotados de robots para actuar sobre la dirección, el acelerador y los frenos, dirigidos por un ordenador situado en el interior del coche. Estos coches siempre «saben» con precisión de más/menos dos centímetros el punto exacto de coordenadas en el que se encuentran. Para conseguirlo utilizamos un GPS de alta precisión vinculado con un sistema inercial de medición. Los dos sistemas trabajan en coordinación, como si se tratara de los ojos y el sistema del equilibrio de un ser humano»
«El movimiento simultáneo de los diferentes coches debe ser coordinado con exactitud en todo momento. Los vehículos tienen que pasar por un punto determinado en un intervalo de tiempo de 20 milisegundos a una velocidad de 70 km/h (un parpadeo requiere 100 milisegundos)».
«Realizamos otras pruebas, como el salto por una rampa a 70 km/h, para tener la seguridad de que los airbags no saltan en el caso de una aterrizaje brusco en un cambio de rasante. Durante mucho tiempo esta prueba la realizaron conductores una y otra vez. En la actualidad no tenemos que someterles a las exigencias físicas que requiere».