Madrid bien vale un viaje. O tres o siete. En el Museo del Prado hay una exposición de Rembrandt (Rembrandt. Pintor de historias) hasta el 6 de enero. Rembrandt es un pintor revolucionario, que no deja indiferente, apasionado con la luz. Madrid con Rembrandt es otro Madrid. En el Prado no hay pinturas de Rembrandt. Para verlo hay que salir de España. Salvo este otoño.
Como es otoño, y ya que estamos en Madrid, recomiendo para quien quiera sufrir y disfrutar «Sonata de Otoño» de Ingmar Bergman, en el Teatro Bellas Artes. Nuria Gallardo (que afina) y Marisa Paredes (que no siempre encuentra el tono de la frialdad en un papel dificilísimo) roban el alma del espectador durante un buen rato sin intermedio (no tengo ni idea de cuánto dura la obra). Está en cartel hasta el 26 de octubre.
Por cierto, esta obra la patrocina Mercedes-Benz. Una buena justificación para meterla en este blog.
Fui ayer. Los espectadores tosían, hacían ruido con papeles y abanicos, o hablaban. En una obra reciente en el teatro de la Plaza de Lavapiés (Creo que era «Presas», excelente) le pedí a mi vecino de silla en el intermedio que dejara de exclamar y de comentar cada escena. Se enfadó. «Nunca nadie me ha llamado la atención en el teatro» me dice. «Yo lo vivo así y usted no es nadie para decirme cómo tengo que comportarme».
Me cambié de sitio. Sin silencio no hay teatro.
Pues alomejor me acerco y de paso pruebo el AVE Barcelona – Madrid.
Yo probaría el AVE Galicia-Madrid, pero creo que esperaré a que lo terminen, si lo terminan 🙂
Tiene toda la razón en lo que comenta sobre el silencio en el teatro. Pero no sólo en ele teatro, también en los conciertos, las conferencias o el cine. Antes yo era extremadamente intolerante sobre el particular y tenía enormes peloteras con mis vecinos de butaca. Ya no sé si me he acostumbrado o me he resignado pero ahora ya me limito a concentrarme en el espectáculo sin prestar demasiada atención al gallinero. No obstante,me enervan los padres que llevan a los críos (de unos diez-doce años) a estos eventos a sabiendas de que se van a aburrir y que van a hacer todo lo posible por compartir su frustración con el resto de la sala. Y no tengo nada en contra de los niños, que también soy padre. Sólo no soporto la mezcla de mala educación e inconsciencia de algunos progenitores de nuestra especie. Me ha pasado al menos dos veces, en una representación de Martes de Carnaval de Valle y hace bien poco, en el concierto que dimos para la fiesta patria (chica).
Respecto a las macroexposiciones, tengo mis reservas (entiéndase en el sentido que le dabala censura franquista, cuando calificaban las películas como para mayores con reservas) .
Ojalá solo fueran los niños. Me temo que, en esos casos, son peores aún los padres. Hace nada, una tipa hablando por el móvil. Y claro, como los actores metían mucho ruido, pues ella tenía que gritar más para que la oyeran en el otro lado…
Yo creo que hay que volver a ser intolerantes con el tema. Aunque hay quien no tiene vergüenza ninguna, como dice Q.
Al Teatro Real acude mucha gente que no distingue un la bemol de un graznido pero va enjoyado porque es glamouroso; se ha acuñado una práctica consistente en toser aunque uno no tenga ganas, y en tomarse un caramelo de envoltorio estrepitoso y pasarse diez minutos abriéndolo para tratar de hacer el mayor ruido posible.
La última vez, tuve que decirle a una señora que llevaba abriendo el caramelo tres minutos «Cómase el caramelo ya, de una vez», y encima tuve que escuchar que lo mío era una descortesía.
Había que verla a la tipa
JM
Por cierto sr. Moltó en la Vanguardia de ayer salio publicada una entrevista al sr. Barenboim, músico que gracias a usted conozco y intento disfrutar.
Curiosa coincidencia Boss, esta mañana he comprado las entradas para la exposición de Rembrandt. A ver qué tal está, ya les contaré
^^ Ya he ido a la exposición. Sin ser más que un vulgar aficionado al arte, del montón, si es cierto que en las pinturas de Rembrandt se aprecia un dominio de la luz maestral y, además, una capacidad increíble de retratar expresiones, sentimientos, felicidad y sufrimiento.
Para el recuerdo, dos obras: Sanson prendido por los filisteos (http://newsimg.bbc.co.uk/media/images/41370000/jpg/_41370822_060224-rembrandt7.jpg) y El rapto de Europa (http://www.elpais.com/fotogaleria/Rembrandt/Pintor/historias/5852-7/).
Uno todavía se pregunta cómo narices se puede pintar tejidos con estampados tan complejos con la simple ayuda de una paleta y un pincel.
Maravilloso Rembrandt. He recorrido la exposición despacio, muy despacio. He cogido el día para pasarlo con Rembrant. Boca abierta y sin palabras. Por desgracia, algunos de los visitantes sí las tenían, demasiadas. Qué poco se valora el silencio.
Me he enamorado del viejo y del joven, de su principio y de su fin. De la gota del pecho de la virgen, de las flores de la compañera de Europa, de las joyas, de las telas, de la luz, de la hoguera de la huida de Egipto, y de Betsabé… por los dioses, cómo se puede pintar así.
En el Prado hay sólo un cuadro de Rembrant: Artemisa. A Felipe IV no le iban los que no comulgaban con su religión, ni siquiera Rembrandt, qué pena. Rubens, magnífico también, era católico y le tiraba más… Lo que se perdió.
Artemisa fue adquirida por Carlos III de la colección del marqués de la Ensenada.
Rembrandt… me he merendado las des