En esta legislatura que acaba hemos visto que los dos grandes partidos se han puesto de acuerdo para reformar la Constitución Española e introducir en ella una medida específica sobre los límites del déficit público.

Si la Constitución es el recipiente adecuado para recoger el límite de déficit, también debe serlo para recoger estas medidas que propongo.

1) Presentarse a las elecciones obliga a presentar un gobierno ideal, con nombres de todos los ministros y definición de los ministerios.

Para votar de forma responsable no basta con conocer el candidato a presidente de gobierno. Es imprescindible conocer cuál sería su equipo ideal en el caso de que consiguiera mayoría absoluta.

Ni Rubalcaba ni Rajoy dan nombres de sus ministros. «Por respeto a los ciudadanos» ha llegado a decir Rubalcaba. Que me lo explique.

Los equipos de gobierno son tan importantes o más que el cargo de presidente. Conocer los jefes de cada ministerio es información crucial para votar bien.

2) Todo programa electoral debe presentar un esquema prefijado del presupuesto propuesto para el próximo año, con estimación de crecimiento, prioridades de gasto y déficit.

Mariano Rajoy dice en una entrevista a el País que para un partido es imposible hacer un presupuesto sin el apoyo de los trabajadores del Ministerio de Hacienda. Aunque fuera cierto, no debe ser excusa. Tenemos que buscar soluciones para que quienes se presenten a las elecciones informen con detalle a los ciudadanos de sus planes. Un presupuesto con prioridades y previsiones, causas de crecimiento o decrecimiento, es imprescindible.

3) Establecer responsabilidades penales para los responsables políticos que no informen con transparencia y puntualidad de las cuentas públicas.

Una de los argumentos habituales de los partidos de la oposición para no detallar sus propuestas es que desconocen el estado real de la situación económica (del Estado y de las Comunidades Autónomas) ¿Cómo es posible que los políticos de la oposición desconozcan la realidad de las cuentas? Si las desconocen, ¿Cómo fiscalizan y controlan a los gobiernos?

Todos los ciudadanos de un país democrático tenemos que tener la certeza de que todas las cuentas públicas informan fielmente (amplitud y exactitud) en todo momento. Necesitamos transparencia y precisión absolutas. Esta medida es tan importante o más que el límite del déficit.

En estas elecciones los ciudadanos tendremos que votar sin conocer esta información. Es absolutamente imprescindible para votar bien. Tendremos que pelear para conseguirla en futuras convocatorias.

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Votaré en blanco. No soy capaz de decidir mi voto con tan poca información que dan en los programas.

El domingo los ciudadanos elegimos a un gobierno importante para el futuro. Gane quien gane, el gobierno es de todos los españoles y elegido por todos los españoles, votemos a quien votemos. Si el PP obtiene la mayoría absoluta, como indican todas las encuestas, será por voluntad mayoritaria de los españoles.

Como su programa es ambiguo, si recibe el voto mayoritario de los españoles será porque le dan el voto para gobernar sin ataduras, con plena libertad. Si ese es el voto mayoritario, todos deberíamos apoyar al gobierno, ante cualquier medida que apruebe, porque así lo ha querido la mayoría.

A mí me parece un error darle carta blanca a un partido, pero la verdad es que hoy, votemos a quien votemos, damos carta blanca. Y si un partido político obtiene mayoría absoluta sin ataduras, la obtiene con respeto a la democracia vigente.

En este momento especialmente delicado de nuestra situación económica y política en Europa, es imprescindible que toda la ciudadanía respalde al gobierno legítimo, recién salido de las urnas. La voluntad mayoritaria no tiene por qué coincidir con la particular de cada uno, pero la oportunidad de tener otras políticas se gana o se pierde en las urnas, no mediante sistemas de presión, que se dan principalmente en la calle.

No pido que los ciudadanos nos callemos. Todo lo contrario. Tenemos el derecho y el deber de opinar y de intentar convencer de que nuestras ideas son mejores que las de otros. Tenemos el derecho de manifestarnos y de intentar convencer a los otros de que nuestras ideas son mejores. Sí, pero para conseguir votos que respalden nuestras ideas, no para torcer la voluntad mayoritaria recién expresada.

Tenemos una democracia, aunque muchos digan que no lo es. Estoy convencido de que es mejorable, peleo muy a menudo por mejorarla. Pero para mejorarla es imprescindible que no nos saltemos las normas. A favor de la democracia, como contra el terrorismo, no hay atajos.