De pequeño, yo quería ser presidente de Renfe. Estaba convencido de que podía hacerlo mejor que quien fuera presidente en aquella época.
Todo surgió porque íbamos a hacer un viaje y nos dijeron que no había asientos para toda mi familia. Éramos seis, yo el pequeño. Al final, viajamos en trenes diferentes y yo estaba enfadado porque tuviéramos que viajar separados.
Lo peor fue que, cuando subimos al tren, había plazas libres. No lo entendía. Se lo dije a mi padre.
—¡Papá, hay asientos vacíos!
—Ya lo veo.
—Pero a ti te dijeron que el tren estaba lleno y que no había sitio para todos nosotros.
—Sí.
—¿Entonces?
—Quizá se equivocaron.
—¿Y cómo es posible que se equivoquen en algo tan fácil? No son tantos asientos, hasta yo soy capaz de contarlos. Es una resta fácil.
—Seguramente en la próxima estación se suba alguien que ocupe estos asientos y si estuviéramos nosotros entonces ellos no podrían sentarse.
—Es verdad. No lo había pensado, pero ¿y si no viene nadie? ¿Cómo sabes que va a venir alguien?
—No no lo sé. Lo supongo.
Intento no romper y patear todos los asientos vacíos mientras me callo y leo mi cuento. Hasta la siguiente estación en la que algunos bajan, otros suben y sigue habiendo varios asientos vacíos.
—Papá, sigue habiendo asientos vacíos.
—¿No me digas, no me había dado cuenta?
—Pues sí, hay muchos. Los de la familia que estaba en la fila de detrás están todos vacíos y los que teníamos vacíos a la izquierda se han llenado.
—(…)
Cuando nos bajamos del tren, mi madre y mis hermanasya habían ido al apartamento que teníamos alquilado. Por el camino seguí insistiendo.
—Ha habido asientos vacíos, muchos, todo el rato. Ana y yo (los dos hermanos pequeños) nos podíamos haber cambiado de asiento cada vez que subieran unos y bajaran otros. No nos hubiera importado.
—Eso, al que manda en Renfe no se le debe de haber ocurrido.
—¿Y quién manda en Renfe?
—El presidente.
—Pues yo quiero ser presidente de Renfe. Yo llenaría los trenes mejor que él.
Durante un tiempo quise ser presidente de Renfe. Me pasaba los días pensando en cómo llenar mejor los trenes para que no hubiera nunca familias que tuvieran que viajar separadas. En clase, pensaba en los trenes, en casa, pensaba en los trenes. Me hacía dibujos y paradas y recorridos. De A a B viajan 40, en B bajan 20 y suben 30, e iba ocupando las plazas del tren que dibujaba con papelitos que ponía en cada asiento. Hasta que poco a poco me cansé de jugar.
Todo esto viene a cuento por esta entrada en la que intento adivinar las «causas y consecuencias del lanzamiento fallido del Seat Ateca«. Un texto que al menos a mí me permite pensar e imaginar lo apasionante que debe ser trabajar en la gestión de una empresa que depende de fábricas y proveedores de todo el mundo y de miles de trabajadores que aciertan y se equivocan. De personas que planifican bien y de personas que planifican mal, de personas que son muy buenas, pero que no saben explicar lo que hacen, de personas sobrevaloradas y de personas minusvaloradas, de procesos imperfectos y de comunicaciones perdidas.
Ahora que ya no soy un niño sé lo difícilísimo que es gestionar cualquier pequeña empresa. Lo difícil que es poner de acuerdo a pequeños grupos de trabajadores, lo difícil que es conseguir que unos se comuniquen con otros, que no haya envidias y celos, que nadie se guarde la información, que nadie se relaje, que todo los integrantes de la empresa, todos, piensen continuamente cómo mejorar en cada uno de los ámbitos del trabajo.
Recuerdo siempre una rueda de prensa con Rick Wagoner, cuando era presidente de General Motors, que publicamos hace casi 12 años en km77.com. La recuerdo porque Wagoner era franco, no disimulaba, mostraba sus limitaciones y carencias.
De mayor también sé que yo no sirvo para ser presidente de nada. Que hace falta tener mucha más capacidad que yo. Pero conocer mi discapacidad no me impide entender lo estimulante que debe de ser dirigir un entramado de tamaño enorme. Los problemas, de forma aislada, tal como te los plantean en el colegio, suelen ser relativamente fáciles de resolver. La dificultad está en los cruces entre departamentos, personas y situaciones.
El otro día hablaba con el mayor accionista de un medio de comunicación, que empezó su andadura en internet pocos años después que km77.com, y que ahora factura diez veces más que nosotros. Está claro que ellos lo han hecho mucho mejor que nosotros. Cierto que pudieron partir con algunas ventajas (más dinero, nombres famosos…) y que hay otros que lo han hecho peor que km77.com. Pero tengo claro que una buena parte de la diferencia se debe a mi incapacidad por hacerlo mejor.
En SEAT, y vuelvo al origen, hay magníficos profesionales. Al menos dos de ellos, que a mí me parecen magníficos profesionales, son muy amigos míos. Seguro que hay muchos más. Uno de mis principios de gestión es que tenemos que arriesgar y equivocarnos, que en un mundo tan competido como este, es imprescindible asumir riesgos.
En SEAT los han asumido y finalmente no les ha salido como ellos esperaban. Me parece maravilloso que lo hayan intentado, porque si yo hubiera estado en un puesto de decisión dentro de la compañía hubiera hecho lo mismo. La mayor equivocación es no equivocarse nunca. Lo he dicho mil veces en este blog y lo digo mil veces al día en km77.com.
Yo no critico que SEAT se haya equivocado. Me parece imprescindible arriesgar e, inevitablemente, equivocarse. Las empresas de coches han sido tradicionalmente muy conservadoras. El mundo ha cambiado. No pueden seguir siendo como antes. Lo único que me duele de todo lo que ha ocurrido es que no se hayan atrevido a contarlo. Si hubieran dicho «Hemos hecho una apuesta y nos ha salido mal. Vamos a volver a intentarlo (o no), y esperamos tener una solución para esta fecha» creo que ahora les estaría haciendo la ola.
Seguro que hay cientos de detalles que desconozco. Quizá presiones de los concesionarios, quizá presiones internas del Grupo Volkswagen en un momento delicado para ellos en cuestiones relacionadas con las emisiones, quizá por miedo a reclamaciones judiciales de los clientes… Hay muchos detalles que desconozco. Pero mentir, esconder la verdad, nunca es una buen idea a largo plazo. Ni siquiera tienen garantizado que les salga bien en Volkswagen (si bien es cierto que llevan un año escondiendo la verdad y es posible que al final les pase una factura pequeña). A mi juicio, esconder la verdad no tiene nada que ver con el riesgo que obligatoriamente tenemos que asumir todos los ciudadanos en un mundo cambiante, donde la incertidumbre es nuestra única garantía.
(Continuará)
Se equivoca en una cosa: en relacionar exclusivamente (o casi) su incapacidad de hacerlo mejor con el exito obtenido. Digaselo a todos esos que llamamos incomprendidos pero que la sociedad no supo «verlos». Dígaselo a esas marcas que una vez hicieron un coche mejor que el Golf, pero se vendió menos que este. Dígaselo al GT86, que todos andamos suspirando y clamando por un coche ligero, práctico y puro pero al final se lo compran cuatro.
Podrá estar o no de acuerdo con los ejemplos, pero a buen seguro se le ocurrirán otros. Aunque bueno, según como se mire, la incapacidad de darse a conocer mejor o «encajar» mejor en algun lado puede considerarse incompetencia propia.
¿Venden ustedes un producto inferior al del, digamos, 80% de los medios equivalentes? Sea honesto, usted sabe que no. En ese 80%, ¿hay ejemplos que facturan mucho mas que ustedes? Sabe que también. ¿Deberían ustedes dejar de satisfacer al aficionado metódico, detallista, «objetivo» y, por asi decirlo, «científico» y centrarse en el mucho mas numeroso -y lucrativo para ustedes- aficionado que babea ante un kit estetico S Line, M, o sport de turno ignorando si ademas trae un arbol de levas con mas cruce o un avance de pivote mayor para corregir el subviraje?
Me temo que eso ya es cosa suya, pero no creo que tenga que ver con la capacidad de hacer bien o no las cosas…
Gracias por su comentario James Laffleur, lo ha contado usted perfectamente bien.
Efectivamente, mi objetivo con km77.com no es ganar dinero, sino informar como yo quiero que informemos. Pero… no estoy seguro de si ese es mi objetivo porque me gusta mucho informar como lo hacemos (que me gusta) o porque conozco mis limitaciones y sé que sería incapaz de informar de otra forma (aunque diera mucho dinero).
Por otro lado, para informar muy bien es imprescindible tener recursos para invertir. Y nosotros no generamos tantos como yo quisiera.
Sr. Moltó, lo que usted dice resulta bastante utópico porque hablamos de una compañía enorme como SEAT, sin ánimo de ofender, totalmente incomparable con km77.com o con la gran mayoría de medios de comunicación. Tristemente, cualquier rumor o noticia negativa que pueda surgir, se puede agrandar y traer unas consecuencias completamente nefastas para su cuenta de resultados. Por este motivo, la política a seguir en cualquier empresa de unas dimensiones parecidas, es la de intentar minimizar y tapar en la medida de lo posible el error cometido.
Hola Fernando. No sé exactamente qué es lo utópico de lo que yo digo.
En todo caso, precisamente por lo que usted dice, para evitar que haya rumores, intentar tapar lo que es imposible de tapar es contraproducente.
Para mentir, hay que poder mentir, para tapar, hay que poder tapar. Y tapar, hoy en día, en un mundo con internet, es muy difícil.
No me ofende, por cierto. No pretendía equiparar SEAT con km77.com. ¿Lo parece?
Javier
Estoy de acuerdo Sr. Moltó, pero cuando eres SEAT y tienes la capacidad, incluso, de influir sobre lo que escriben muchísimos medios de comunicación poderosos, es verdad que los medios más pequeños o aquellos que no se casan con nadie pueden generar mucho más ruido del que podrían haber generado hace años y eso les puede hacer algo de daño pero, aún con eso, creo que la premisa de tapar los errores sigue siendo el modelo a seguir. Pero en SEAT, Toyota, Apple, Google y cualquiera que se le parezca. Supongo que les resulta más rentable, simplemente.
Reconozco que hacia tiempo que no le leia, sr.Moltó, pero me encantan sus análisis. Lo que le pasa al grupo VAG creo que es un poco de soberbia.
Me ha gustado como ha narrado sus inicios de km77.com , reconozco que les tomé (bastante) manía cuando pasaron a ser de pago, y por eso cuando volvieron a la gratuidad me ha costado reengancharme.
Me gusta la especial atenciòn que esta poniendo al caso Ateca, pocos medios hablan de esto, igual que del dieselgate. Por favor sigan ustedes asi.
P.D de hecho la ultima vez que compré un coche (aunque fue de segunda mano) fue leyendo sus opiniones.
Javier, o Sr. Moltó, como prefieras. Creo que todos los que te conocemos -aunque sea poco- apreciamos de alguna forma lo que haces. Pero creo que no puedes seguir así, lo que dices no tiene mucho sentido, no se si es porque no lo tiene realmente o porque no piensas bien lo que dices:
1) De mayor también sé que yo no sirvo para ser presidente de nada (sic).
Si es así, tampoco sirves para dirigir tu pequeña empresa ¿no?
2) Efectivamente, mi objetivo con km77.com no es ganar dinero, sino informar (sic).
Si tu objetivo no es ganar dinero, entonces no tienes una empresa, tienes una ONG del motor, o algo parecido.
3) Pero… no estoy seguro de si ese es mi objetivo (sic de nuevo).
Un dirigente que no tiene claros sus objetivos, no puede ser un buen dirigente ni motivar a sus empleados.
Ya se que todo esto está algo fuera de contexto, pero aun así creo que no es de recibo hablar así como usted hace. Si fuera Km. 77 una entidad financiada por el gobierno, aún se lo podría permitir, en otro caso, discrepo de sus afirmaciones.
No se flagele: Intente ganar dinero para usted y para sus empleados sin bajar el listón de calidad. Pero no diga usted esas cosas, por favor. Además, si gana mucho dinero, podrá tener una influencia mucho mayor sobre los fabricantes, o sea que póngase a ello: Generosos sueldos variables para todos, objetivos claros, motivación a tope!