Sé que me leen muchas mujeres, pero hoy no me van a poder ayudar. Necesito hombres. Hombres que me ayuden a resolver mi duda existencial. No sé si tengo una falta de sensibilidad infinita o es que soy demasiado sensible. Necesito apoyo espiritual y metafísico.
La introducción es muy rápida.
Me afeito con cuchilla.
No les parecerá importante. Lo es. Vean.
La explicación de los motivos no es tan rápida. Mi padre se ha afeitado siempre con máquina eléctrica, desde que yo lo recuerdo.
Probé una vez una máquina eléctrica a los 15 años y me destrocé la cara. Desde entonces (toda mi vida de autoafeitador) he utilizado cuchilla. Nunca utilicé Filomatic, aunque recuerdo a Gila en la tele de pequeño anunciando las hojas de afeitar Filomatic. Nunca llegué a utilizar hoja de afeitar, pero conocí las maquinillas en las que se insertaba una hoja de afeitar y luego se enroscaba una cubierta para fijarlas en el soporte. Deliciosas.
Siempre he utilizado cuchillas de una, dos, tres y hasta cuatro hojas.
Ahora viene la cuestión que me desvela. Siempre tengo la misma sensación: El primer día, las maquinillas no afeitan con suavidad. El segundo día afeitan muchísimo mejor que el primero. El tercer y cuarto días, igual o mejor que el segundo. En algunos casos, la suavidad se prolonga muchos días, porque se deteriora lentamente. La diferencia entre el primer y segundo día es muy grande. Entre el quinto y el sexto y entre el noveno y el décimo poco perceptible.
Mi duda es la siguiente.
Si desecho la cuchilla con mucha frecuencia, tendré muchos primeros días de afeitado áspero. Si la utilizo demasiados días, como el deterioro es lento, no soy capaz de percibir en qué momento la aspereza se asemeja a la del primer uso.
A ustedes quizá les parezca una cuita irrelevante. A mí no. Hasta ahora no me importaba mucho, porque me afeitaba poco. Pero últimamente me afeito todos los días, por motivos que no vienen al caso. Y claro, la duda reaparece todas las mañanas delante del espejo. ¿Espejo, espejito, qué hago, aguanto un día más o la tiro?
Necesito su apoyo. ¿Notan ustedes la diferencia entre el primer y el segundo día? ¿Notan que a continuación la suavidad permanece? ¿Pruebo de nuevo las eléctricas? ¿Me dejo barba? Necesito su consejo, que un hombre está muy solo en estas vicisitudes.