Ahora que estamos en las puertas de un nuevo plan de ayuda a la compra de coches eléctricos, planteo una duda que lleva tiempo dándome vueltas en la cabeza.
Con el actual Moves III, los particulares que adquieran un coche eléctrico pueden recibir una ayuda de 4.500 € si no achatarran su vehículo anterior y de 7.000 € si achatarran otro vehículo —a su nombre desde hace más de 12 meses— de más de 7 años de antigüedad.
Dejando de lado los problemas que presentan las ayudas (desvirtuar la realidad de un mercado por un lado y la transferencia de rentas desde la población con menor poder adquisitivo hacia la de mayor poder adquisitivo), ¿qué ventaja tiene la obligación de achatarrar vehículos antiguos?
En el garaje tengo varios coches viejos. Un coche de siete años, con 140.000 km, que está nuevo. Un coche de 16 años, con 325.000 km que está nuevo y un coche de 30 años con 650.000 km que no está nuevo, pero que es un coche perfecto para viajar, por la potencia del motor y, también, por su gran maletero y bajo consumo.
Kilómetros en modo eléctrico
¿Para qué me compraría yo un coche eléctrico? Para mi día a día. Un coche eléctrico pequeño, todo lo barato que pueda ser, para realizar mis 40 o 50 km diarios. Para ir al trabajo, para ir a hacer deporte, para que los niños vayan a la universidad, para ir al supermercado… para todos esos desplazamientos necesarios a diario que no requieren de gran autonomía, ni de un coche grande, ni con un maletero voluminoso. Para trayectos cortos de 20 minutos, embuto a tres jóvenes en los asientos traseros y que se fastidien si van apretados. La sociedad gana porque utilicemos un coche pequeño y ellos también porque se ahorran una hora al día de transporte si tienen que ir hasta la universidad en autobús o en tren.
¿Qué gana la sociedad con que yo achatarre mis coches viejos? Creo que nada. Al contrario, la sociedad pierde si finalmente decido no comprarme un coche eléctrico porque no recibo las ayudas.
A mí me va bien tener mis coches viejos aparcados y cuidarlos para que den servicio. Me sirve para prestárselos a mis amigos, me sirven para viajar cuando tengo que ir lejos, cuando necesito un gran maletero. Mis coches viejos están nuevos y muchos coches viejos que circulan por la calle están nuevos. He visto muchos coches matriculados hace más de 15 años en muy buen estado. No tienen grandes pantallas centrales, pero el motor gira redondo, no consumen aceite, funciona el catalizador (o no, y habría que cambiarlo), están perfectamente cuidados de chapa y sirven para moverse los fines de semana, días en los que tradicionalmente realizamos un mayor número de kilómetros y que para poder hacerlos en vehículo eléctrico hace falta una inversión considerable.
Una utilización racional del coche
Lo importante no es la proporción de coches eléctricos que rueden por las calles, sino la cantidad de kilómetros que recorremos diariamente en modo eléctrico.
Entiendo perfectamente que si en una familia poseen dos coches, uno eléctrico y otro con motor de combustión interna, es probable que utilicen los dos coches todos los días y que si tienen tres coches utilicen los tres coches todos los días. Pero también habrá familias que puedan hacer una utilización más racional del coche, con uno para las necesidades diarias y otro para las necesidades de fin de semana. Si no compran el eléctrico pequeño, nunca harán kilómetros en modo eléctrico. Achatarrar coches en buen estado es un derroche de energía escandaloso, aunque emitan un CO2 superior a los modelos actuales. Fabricar coches nuevos implica utilización de muchas materias primas, mucha energía y muchos recursos.
Entiendo que hace unos años algún fabricante pensara que, con la obligatoriedad del coche eléctrico, en pocos años se iba a renovar todo el parque y que esa obligación política podría ser muy beneficiosa para la industria. La realidad ha mostrado que no es así. Si la ayuda a la compra no depende del achatarramiento, es muy probable que la venta y penetración de eléctricos pequeños tenga mayor pujanza.
Si yo recibiera una ayuda de 7000 € por la compra de un coche eléctrico pequeño, es muy probable que lo comprara. De lo que no tengo ninguna duda es de que nunca achatarraré un coche que funciona de maravilla y que nos da un servicio excelente a mí y a mis amigos a cambio de 2.500 €.
El problema con los coches viejos es también la seguridad. Para viajar prefiero algo moderno y 5 estrellas.
Pero Javier, creo que aquí a todos nos interesa más que nos hable de esos coches que componen su garaje que de las ayudas a los eléctricos. Cuéntenos, no nos deje en ascuas 😉
trewq427, un coche de hace 20 años con un buen mantenimiento y las medidas de seguridad pasiva y activa de la época, es muy seguro.
No nos gobiernan ciudadanos normales con problemas normales, si no extraterrestres que vienen de otro mundo, donde un Cayenne es ecológico y un Sandero no; las ciudades se protegen para que paseen los ricos; los hijos son las mascotas; la comida sana y casera un lujo y los viejos, el futuro.
Irse a vivir a otro país no es una opción, será pronto una obligación. Tiempo al tiempo.
Muy lúcido su artículo. Felicidades.
Se achatarran coches porque la mayoría somos pobres ( si esa enfermedad que consiste en tener escasez de dinero)
Y como tal no podemos pagar 2 seguros, 2 impuestos de circulación y demás gastos duplicados.
La mayoría buscamos un coche para todo uso porque no podemos pagar más.
Si quiere tener una respuesta, contacte con los responsables del MOVES y hágales a ellos la pregunta, que es en lo que consistía hace años esto del periodismo, en averiguar cosas y contarlas a los lectores.
Ahora parece que consiste en hacer «copia, pega» de dosieres / notas de prensa y en preguntar a los lectores, para que estos discutan en la sección «comentarios».
El periodista ha pasado de informador a soliviantador.
MI MINI JUAN D FUNCIONA DE FÁBULA CON 450.000 KM. MI TÍO MOLTÓ ME LO REGALÓ HACE UNOS AÑOS Y DESDE ENTONCES DISFRUTO CADA DÍA DE SU MOTOR DIESEL QUE ECHA HUMO NEGRO. VIVA LA ECOLOGÍA!