Si la memoria no me falla, nunca había conducido un coche camuflado por carretera abierta al tráfico. Que yo recuerde, sólo otra vez he conducido un coche camuflado, el BMW i3, pero fue en una pista de pruebas. Otra vez fui en un coche camuflado, pero no pude conducirlo. Fue cuando la prueba del climatizador del Ford Focus.
En esta ocasión (gracias Opel), he podido conducir una unidad de pre-serie, con plásticos de cartón piedra en su interior, que además estaba totalmente cubierto por cortinajes para que no pueda verse nada desde el exterior (Imagen en km77.com). Una vez dentro, he apartado el cortinaje y he visto el nuevo salpicadero, la nueva instrumentación, la nueva disposición de pantallas y mandos. Pero no tengo fotos. No me han permitido hacerlas. Se lo cuento lo mejor que sé en km77.com.
Llevar un coche camuflado tiene su gracia. La foto del espejo retrovisor, la que me ha servido para la adivinanza, parece hecha por mí, tiene el encuadre que le hubiera dado yo, o casi, y es tan buena o más (más) que las fotos que hago yo habitualmente para las adivinanzas. Está claro no la hice yo. La instrumentación estaba tapada también con un plástico, que impide ver el cuadro desde fuera del coche. No hay tregua para los curiosos.
En las pruebas, hemos comparado las reacciones del nuevo Corsa con las del que está ahora en el mercado. Hay una diferencia evidente, pero los incrementos de mejora son claramente inferiores a los que se producían hace dos décadas. A mi juicio ya no vale la pena esperar por un coche nuevo por lo mucho mejor que va de suspensiones. Los nuevos y los antiguos ya van todos muy bien. En el Corsa, lo que quizá sí tenga sentido es la posibilidad de disponer de los múltiples sistemas de ayuda a la conducción que aseguran que tendrá (sin dar detalles).