Los derechos se ganan, no se piden. ¿A quién se le puede pedir respeto? ¿Qué significa que otros te respeten?
Los fanáticos religiosos no toleran a quienes estamos convencidos de que no hay dios alguno. Nos insultan, nos amenazan, nos exigen que respetemos sus creencias y su religión.
No hay diferencia entre rezar y practicar vudú. Es la misma patraña.
Dios, cualquier dios, es una idea, y las ideas no son respetables. No lo son porque las ideas no le pertenecen a nadie. Todos podemos utilizarlas como si fueran creadas por nosotros. Segundo, porque las ideas sólo tienen la función de ayudar a pensar y cuanto más estrujemos las ideas, más las sometamos a tortura, más las hagamos sangrar, mejor pensaremos.
No pido a nadie que me respete. Prefiero asegurarme mi propio respeto y decir bien claro lo que pienso siempre que me parezca oportuno. No hay amenaza en el mundo que pueda hacerme callar. Ni siquiera la ley puede hacerme callar si no decido cumplirla voluntariamente.
El respeto no es un derecho. El respeto nos lo ganamos cada uno. Nos lo ganamos con nosotros mismos.
Hoy, unos ciudadanos creyentes, fanáticos de su religión, han asesinado a unas personas que se respetaban a ellas mismas y decidieron publicar unas viñetas a pesar de las amenazas (latentes o fehacientes). Estos religiosos se sienten autorizados por su dios imaginario a matar en beneficio de ese mismo dios imaginario.
Me da igual de qué religión sean. Diferentes religiones, en diferentes épocas de la historia, han amparado, protegido y legislado a favor de quienes actuaban así.
Cada uno es libre de practicar la religión que desee. A mí, sus ideas religiosas no me merecen ningún respeto. Ni sus dioses, ni sus milagros ni sus oraciones. Si quieren un mínimo de respeto hacia su rigor y credibilidad como seres pensantes, tienen que intentar, al menos, demostrar la existencia de sus dioses con métodos científicos. La metafísica no sirve para demostrar.
No me callarán con amenazas. Si me quieren callar me tendrán que obligar por la fuerza. Nunca callaré voluntariamente. Soy un debilucho físicamente, pero si vienen a por mí, resistiré con todas mis fuerzas. No les tengo ningún respeto a sus ideas ni ningún miedo a sus personas.
No nos podemos permitir que alguien nos imponga sus ideas mediante la fuerza. Mucho menos sus mentiras. No podemos tener miedo de estos creyentes que nos amenazan con la muerte y el más allá.
Publico las viñetas de Charlie Hebdo una y mil veces. No porque me parezcan buenas o malas. Sino porque me siento mejor si las publico que si no, me siento más respetado por mí mismo, porque al hacerlo reafirmo mi capacidad de ejercer la libre expresión.
No es que yo sea ateo, es que dios no existe. Por muchas veces que mates en su nombre imaginado.