Para muchos de ustedes la entrada de hoy será psicología o filosofía barata. Recomiendo que no la lean a todos aquellos que se aburren con mis disquisiciones. Están avisados.
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El otro día lo oí por la tele. Lo decía un miembro de un partido refiriéndose a otro partido.
¡No aceptamos lecciones de nadie!
Durante muchos años de nuestra vida pagamos para que nos den lecciones.
Llega un momento en que nos molesta que nos enseñen, que nos corrijan. Me da la impresión de que llega un momento en el que nos cuesta admitir la idea de que podemos seguir mejorando.
¿No aceptan lecciones de nadie? ¿Ni gratis? ¿Se dan cuenta de lo que dicen?
Supongo que tiene que ver con sentimientos de superioridad y de inferioridad (Freud verdadero y todos, ayúdenme. ¿Puede ser por eso?)
¿Por qué pensamos que el que sabe más es superior y el que sabe menos es inferior? Unos saben más de unas cosas, unos hacen mejor unas cosas y otros hacemos mejor o sabemos más de otras. No hay ni superioridad ni inferioridad. Sólo diferencias.
¿O no? ¿Discriminamos a los amigos, a los compañeros de trabajo, a los vecinos por su conocimiento? ¿Hay alternativa? ¿Tendríamos que incluir esta discriminación en el artículo 14 de la constitución del que hablaba el otro día? ¿Nos negamos a que nos den lecciones para que no se note que no sabemos, para que no nos discriminen? ¿Se convierte este asunto en un círculo vicioso?
Hoy hago más preguntas que de costumbre. Es una cuestión sobre la que nadie habla y me parece relevante.
¿Puede ser cierto que no saber sea tan maravilloso como saber?
¿Es posible no discriminar a quien no sabe algo?
Javier,
Esto no tiene mucho que ver con el derecho de pronunciarse, sino sobre la legitimidad que pueda tener alguien de hacerlo a sabiendas de no tener ni el más mínimo conocimiento de aquello sobre lo que se pronuncia.
Uno de los valores que más echo en falta, fruto de la educación fundamentada en el falso igualitarismo, es precisamente, el de la prudencia. El derecho de la libertad de opinión nos alcanza a todos y la prudencia era valor que frenaba al que no sabía de sacar pecho y airear su vacío cognoscitivo a los cuatro vientos.
Internet se ha encargado de ayudar a amplificar al que no sabe y a ponerlo al nivel de todos hasta el punto en que ya es difícil discriminar el criterio de la opinión, teniendo que oír al catedrático y al analfabeto subidos a la misma tribuna.
No sólo es injusto, sino una pérdida de tiempo infinita en una era en el que cualquiera se monta un blog y airea su desconocimiento, lo que desde luego no predico de su blog, que resulta interesante las más de las veces.
JM
Esto viene al caso de que cualquier petardo se pone a dar lecciones sin que conste que sea capaz de escribir el propio nombre sin faltas de ortografía. Es que hoy, cualquiera se autoproclama profesor e imparte como lecciones lo que no es más que opinión.
JM
Yo estoy encantado (y pagaría en determinados casos) cuando alguna persona me da una lección y me hace aprender algo, da igual si es banal o vital. El caso es recibir de alguien alguna lección que me enseñe algo. No pienso que esas personas de las que reciba lecciones sean mejores que yo, o yo peor que ellas; pero sí que considero que al hacerme aprender algo me han hecho un gran favor. Todos los días pongo en práctica el refrán ese de «nunca te acostarás sin saber algo nuevo», ya sea buscando lecciones de alguien, ya sea recibiéndolas sin buscarlas. Y me encanta.
Ya. ¿Y qué hacemos cuando viene alguien que no sabe de lo que habla y pretende darnos una lección?.
Gracias por la advertencia. Opto por leer la entrada y comentar.
Una lección es parte constitutiva/organizativa del proceso de enseñanza/aprendizaje, y en este proceso el flujo suele ser de profesor a alumno, es esa la manera más efectiva en que se transmiten los conocimientos, lo cual no quita que de colaboraciones o trabajos en equipo uno pueda obtener valiosos y provechosos conocimientos.
En política ciertamente, y por desgracia para nosotros, abunda, reina, impera, la mediocridad, que se manifiesta en todas las áreas de las que se compone la práctica de la Política.
La enseñanza parte necesariamente de la necesidad/voluntad de alguien para aprender, y alguien para enseñar. Difícilmente un alumno podrá dar una lección de la materia objeto de enseñanza ya que ambos parten, por su condición de alumnos, de una ausencia de conocimientos. El que sabe no tiene ni quiere que le vuelvan a enseñar lo que ya aprendió, es algo obvio, y una perdida de tiempo.
Pero intuyo que usted parte de la base de que todos los alumnos son profesores y viceversa, así lo ha dejado entrever en sus artículo desde hace ya tiempo, o al menos así lo he interpretado yo.
Dentro de la estructura de la enseñanza es necesario que existan los rangos, por lo que es evidente que el que sabe matemáticas es superior jerárquicamente al que no las sabe, superioridad circunscrita al proceso de enseñanza, por que de lo contrario estaríamos ante el sin sentido consistente en que el alumno quisiera dar lecciones al profesor, lo cual no obsta para que se debata, se piense, y mediante la mayéutica se aprenda, e igualmente el profesor seguramente adquirirá algo de su alumno, pero no de la materia que imparte.
Como he anticipado, partimos de una mediocridad acusada en los sujetos (políticos), por lo que difícilmente se podrá establecer la relación jerárquica necesaria para aprender mediante lecciones, que parte de la base de reconocer en quien enseña cantidad de conocimientos que se quieren aprender. Por esto no puede haber lecciones.
Además, el político electo está por naturaleza en el mismo plano que el que le antecedió, o el que le sustituya, puesto que en la democracia el nivel de conocimientos es un factor despreciable, ya que todo se reduce únicamente a investir de poder a quien es más votado, por lo que excluida la enseñanza y el aprendizaje como parte esencial y calificativa de la labor política, difícilmente se puede aprender o impartir lecciones.
Se podrán aprender como se pueden hacer las cosas observándolas desde la oposición, pero una vez se gobierna no se está para recibir ni para dar lecciones, se está para gobernar según se ha prometido en el programa.
En cuanto a las lecciones del Sr. Moltó, ya recordaba que usted había escrito algo:
https://www.km77.com/revista/teletransporte/4902/lecciones-de-periodismo/
Vaya churro…. si es que llevo un dia que tela marinera.
A mí modo de entender, en este país, el querer saber, aprender y el no dejar entrever el no saber tiene que ver con nuestra propia idiosincrasia y bagaje educativo….
Me voy a explicar con ejemplo..
Sr Moltó, supongo que habrá estado Vd. en clases, seminarios, etc, en los que al final, se proponen preguntas por parte del público… si ese público es mayoritariamente español, parece que todo está claro, nadie tiene ninguna duda, pregunta o comentario al respecto, en cambio, si el público es anglosajón, ¡hay montones de brazos levantados, solicitando turno!!!,
Será que ¿ tenemos vergüenza de evidenciar nuestro no saber?
En fin, no puedo estar más de acuerdo, por otro lado, con el comentario de titobiturbo, de » no te acostarás sin saber una cosa más», ¡qué bonito es aprender cosas nuevas, te las enseñe quién te las enseñe, sin complejos, sin cortapisas, sin vergüenza.
En el ámbito político, el recurso natural y obligatorio en toda argumentación es la falacia en todas sus variedades. Para defender lo que ordena la cúpula de un partido, que suele atentar gravemente contra el sentido común y del honor de los ciudadanos honestos y favorecer el interés -cuando no la lujuria- de un grupo reducido, sólo queda recurrir a argumentos falaces.
El político que dice no aceptar lecciones de nadie utiliza un discurso que enardece a sus seguidores menos inteligentes, conscientes de ello, que mantienen una actitud defensiva permanente y con más necesidad de autoafirmarse en su limitadora ignorancia.
No la tomen con los políticos, que hablan y actúan para su público (que no es poca cantidad).
Es muy español el «ni lo sé, ni me importa». Nada desencaminado, por cierto, ya que en nuestro poco competitivo país hay muchas cosas que valen más (socialmente, económicamente…) que el conocimiento o la razón.
Aquí es igual de frecuente la opinión sobre materias que se desconocen por completo como el desinterés por conocerlas.
Todo agravado por la cobardía de quien debía parar los pies a los ignorantes atrevidos, valga la redundancia. Miedo que suele estar motivado porque la supuesta autoridad en la materia tampoco suele serlo tanto como sus credenciales oficiales avalan.
No querer aceptar lecciones de nadie no indica más que la propia ignorancia.
Como el del chiste:
– Oye, ¿qué es peor, la ignorancia o la indiferencia?
– Pues ni lo sé, ni me importa.
Capcioso titular.
Arteras argumentaciones.
La frase está sacada de contexto y convenientemente castrada.
Ejercicio de periodismo al más puro estilo de hoy.
Nada que ver el sentido de la frase con lo que pretendemos traer a colación aquí.
Cierto es que el más valioso patrimonio es el saber.
La expresión «dar lecciones» es un lugar común, puede tener significados distintos y hasta contrapuestos.
El fondo de la cuestión nos lleva a planteamientos fascistoides.
¿Quién decide quién sabe hacerlo mejor?
Debe el ignorante votar?
Hay que saber para votar?
Por qué no se pone a personas iletradas en los consejos de administración, pero puede votar en las elecciones un analfabeto?
La expresión «aquí el más tonto hace relojes» quiere decir que el más tonto de ese lugar es más listo que el más listo de otro lugar en el que nadie sabe hacer un reloj?
Aquel que no quiere recibir lecciones de nadie en el sentido que quiere tomarlo el Sr Moltó es un necio.
Escuché decir a un eminente académico y escritor, premio nobel a la sazón, que ya no leía nada nuevo. No le aportaba nada a lo que ya había leido, y según su (sapientísimo) criterio era más «rentable» releer cosas antiguas.
Era este un necio ilustrado?
Una vez más la demagogia es facilista.
y tendrá sus palmeros…
La frase es un ejemplo más del extendido y divertido efecto Dunning-Kruger (http://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_Dunning-Kruger), resumido en la célebre frase de Darwin «La ignorancia genera confianza con más frecuencia que el conocimiento».
Politica = Puro teatro. Solucionado
Salu2!!
Yo creo que tenemos politicos mediocres porque somos mediocres. Igual para los politicos corruptos, hay politicos corruptos porque la sociedad tolera la corrupción en todos los niveles. Es una hipocresía culpar de que las cosas van mal a los políticos corruptos cuando luego tenemos miles de casos de corrupción en el día a día (como hinchar facturas de taxi a la empresa, cobrar sin IVA o devolver en un tienda una cámara de fotos que se ha usado durante unas vacaciones). La diferencia es que esos políticos pueden pillar de concursos públicos y el empleado de turno lo mas que pude hacer es meter un uno delante del recibo del Taxi.
Los políticos no están dispuestos a que nadie les de lecciones de nada, pero no es cosa de los políticos solamente. Yo esa sinrazón la he vivido en el día a día, nadie está dispuesto a aprender de los demás ni a ceder lo mas mínimo por el bien común. Hace años en un sistema informático en el que trabajé tuvimos una incidencia grave que tardaba 16 horas de trabajo en resolverse, estuvimos 2 semanas discutiendo sin sentido porque 2 directores de dos equipos enfrentados no quieren hacer ese trabajo. En España se prefiere discutir 100 horas a trabajar 16, para luego colgarse la medalla de que bueno soy que me he ahorrado el marrón. Solo hay que mirar alrededor, los mismos problemas que achacamos a nuestros políticos de falta de entendimiento los tenemos en todas partes, una comunidad de vecinos, una APA de un colegio o dos departamentos de una empresa. Los políticos son como todos los demás, si los Españoles somos incapaces de llegar a un acuerdo para cambiar una bombilla en un rellano, no esperemos que seamos capaces de llegar a un acuerdo para una reforma laboral.
«No sólo es injusto, sino una pérdida de tiempo infinita en una era en el que cualquiera se monta un blog y airea su desconocimiento, lo que desde luego no predico de su blog, que resulta interesante las más de las veces.»
Pelota.
Boing, boing!
Pelota.
Pero, aún así, es un arma de doble filo.
De acuerdo con que Internet pueda haber dado voz a todo el mundo, y mucho de ese mundo no tenga mucho que decir. Pero un problema que siempre ha surgido es la autocomplacencia o la cerrazón de los estratos sociales y lo que en otros países se llama «patriciado» [que no tiene nada que ver con Patricia]. O también llamado «síndrome del rey desnudo», siguiendo la fábula que todos conocemos -no es un síndrome conocido, simplemente, es una imágen que todos podamos entender-.
Lo que internet ha puesto sobre la mesa es la necesidad y capacidad de discusión, pero también una especie de selección natural y de capacidad de tracción [además de sacar a la luz comportamientos ocultos que ahí estaban].
No creo que el problema esté en la cantidad de opiniones sin fundamento anónimas. El problema lo veo a la inversa, en la crisis que están sufriendo la cantidad de opiniones sin fundamente conocidas y reconocidas debido a la existencia de personas o pensamientos que antes no podían salir a la luz, y que sin embargo ahora no se topan con las trabas de contactos personales y de recursos de relaciones públicas necesarios para que sus opiniones salgan a la luz.
Y éso es una crisis para el modelo de conocimiento que seguimos [crisis como cambio, no como algo malo].
Y que la criba crítica a pasado de ser de un profesional ajeno con más o menos rigor y criterio a uno mismo.
Dice Javier Krahe en la canción de San Cucufato:
«Mi cuerpo gentil, visto así en cueritatis, por dinero está bien y molesta si es gratis».
Pues el conocimiento, para la mayoría de la gente, es algo parecido. Si pagas a alguien para que te enseñe algo, ese alguien es la pera. Si por el contrario el conocimiento se ofrece de forma desinteresada, aflora el amor propio y la arrogancia: A mí me va a decir usted como tengo que hacer las cosas…
Sólo dejo unas frases de cultura:
«Más sabe el diablo por viejo que por diablo.»
«El mejor sabio es por viejo, no por sabio.»
«Sabe más el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.»
«El culto deja de ser culto cuando mide su cultura en relación con los incultos.»
«Por exceso de sabiduría el sabio se vuelve tonto.»
«Quien más culto es, recibe lo mejor.»
«Cultura es el paso que nos queda después de haber olvidado todo lo aprendido.»
«La mejor cultura son tus raices.»
«La incultura da la felicidad pues te sorprendes con todo.»
Como ya han dicho por ahi, toca enfrentarse al modelo de comunicación que internet ha traido. Cualquiera cosa que cualquiera piense y sea capaz de teclear tiene acceso a un publico virtualmente ilimitado. Y esto no es negativo, como no lo es que en un buffet libre tengas cien platos para elegir en vez de dos. Si pruebas y no te gusta, con no repetir el problema está solucionado. Criterio lo llaman, creo.
¿Que jode que los que creo analfabetos (y que lo son, sin ninguna duda) tengan las mismas oportunidades de expresión que yo que soy tan guapo y tan listo? Como decia la canción, la vida que mala es.
En cuanto a sus disquisiciones, señor Molto, los politicos no pueden dar lecciones a nadie, ni a sus contrarios ni a sus administrados, con caracter general y salvo asombrosas excepciones. Curiosamente esas excepciones se dan con mayor frecuencia entre los que han abandonado la disciplina de partido, sean los de aqui o los de mas alla. No están donde están por su sabiduria ni por su capacidad de hacer pedagogia. Estan por su capacidad para conectar con el minimo comun denominador de esa cosa amorfa llamada votante.
No «ceja» en su empeño de tratar ciertos temas enlazados.
El ser humano necesita aprender por cuestiones de supervivencia, por eso en una primera etapa del cerebro (un bebe) la evolución es exponencial. Con el tiempo, y precisamente también por cuestiones de supervivencia (social o de grupo) el ser humano se vuelve muy reticente a planteamientos/ideas/conceptos nuevos que pueden desestabilizar un constructo ontologico «propio»… Pasamos de ser ávidos por conocer a crear barreras que limitan un flujo natural de nuevas ideas o planteamientos. Como poseedores de «mi verdad» ponemos en marcha el cortafuegos neuronal y no aceptamos itinerarios nuevos a no ser que se nos tengamos una educación orientada a la critica (en el sentido filosófico de la palabra).
El político mas que «lecciones» quería decir «programa»…