He visto la final de la Champions de fútbol. Me he emocionado. Mediado el partido he escrito «Qué más da quien gane. Un partido así hace que me pueda aficionar al fútbol».
Me he emocionado porque he visto jugar a niños, con la determinación de los niños, con la valentía de los niños, sin la pobreza de espíritu de los mayores.
Jugar como los niños, o trabajar como los niños, no significa trabajar peor. Al contrario. Significa trabajar mejor y sin la seriedad impostada de los señores. De esos señores que se creen importantes, que se creen que lo que hacen es importante, cuando nada hay más importante que jugar y disfrutar.
Cuando las personas crecen, a causa de un principio que parece prácticamente universal, creen que es provechoso utilizar la inteligencia para ser sibilinos, maquiavélicos, para calcular todas las derivadas de sus emboscadas, para engañar al cliente sin que lo note, para dejar de disfrutar. A veces incluso disfrutan con el engaño. Creen que pierden la inocencia al enrevesar sus vidas.
En realidad, son mucho más inocentes. Creen que con estrategias complicadas, con engaños múltiples, con la renuncia a los principios de la niñez, de la capacidad de sorpresa y de entusiasmo, y con esa cara de persona mayor y respetable conseguirán mucho más que con la ilusión y la inocencia directa de los niños. Creer todo eso sí es inocencia.
La educación, no sé por qué, nos hace perder la frescura. Somos educados y aburridos. Nos lleva a pensar que seremos más felices haciendo cosas que nos hacen infelices. Nos olvidamos de jugar y pensamos en el qué dirán, por ejemplo, en el ridículo, algo en lo que nunca piensa un niño, como si hubiera algo que nos pudiera hacer más felices que jugar.
Los niños, como ha demostrado hoy el Barcelona, juegan muy en serio. Con muchas horas para perfeccionar el juego, con muchas horas de esfuerzo para escribir mejor, contar mejor, entender mejor lo que uno hace y los tornillos que aprieta. Jugar bien es un asunto muy serio. Porque si uno juega mal no disfruta. Si uno racanea con el juego, utiliza recursos mezquinos, traiciona sus ganas de disfrutar a cambio de un resultado conveniente, se mete en un mundo de miseria y tristeza.
Yo quiero que km77.com sea una empresa de niños y siempre busco, para que me rodeen en la vida, a hombres y mujeres con la capacidad de ser niño. Una empresa de niños con la ilusión de salir al recreo con la pelota, para hacer virguerías con las palabras, con los coches, con las historias. Que dé la mejor información, con desenfado. Quiero que seamos rigurosos en nuestro juego, pero ni serios ni adustos. Ni enfadados, ni chulos. Que salgamos a jugar como los niños, con sus ganas de jugar y ganar.
Podemos jugar y perder y nos dedicaremos a otra cosa. A lo que me niego es a buscar componendas, equilibrios entre las diferentes posibilidades, estrategias para disimular nuestra incompetencia, a comportarnos como adultos aburridos, serios, sibilinos, que esconden sus limitaciones en un tono distante, precavido, miedoso.
Quiero hacer km77.com como han jugado hoy el Manchester y el Barça. Un partido abierto, en el que se puede perder o ganar, pero en el que no se traicionan las ganas de disfrutar.
Siempre escribo «no se vale», JotaEme lo advierte. Lo escribo así siempre porque es un guiño que pensaba que se entendía sólo leerlo. Así es como lo decía yo de pequeño. No se vale hacerse trampas, no se vale fingir, no se vale racanear con el estudio, con el esfuerzo necesario para salir al campo y dar mejores pases que el equipo de enfrente. No se vale hacerlo a medias, porque es mucho más divertido y gratificante hacerlo sin esconder nada, sin guardar nada para mañana. Pero sí se vale equivocarse, arriesgar, jugar y fallar. Buscar la jugada perfecta, prepararse para ser el mejor, buscar lo imposible y fallar. Volveremos a intentarlo.
Si no somos capaces de hacerlo bien, de disfrutar y de hacer un trabajo impecable, nos tendremos que dedicar a otra cosa que nos haga disfrutar. Son muchas horas de trabajo y no hay sueldo que compense traicionarse a uno mismo.
Le doy las gracias a Barça por emocionarme. Por su juego de niños, por sus ganas de disfrutar con lo que hacen, por darle el brazalete de capitán a un jugador que no lo es para que recoja la copa. Me da igual que ganen o que pierdan. Quiero que lo pasen bien, porque así consiguen que yo lo pase bien.
Esa ilusión y esas ganas sólo tiene un secreto: jugar con la grandeza de los niños.
Enhorabuena el Barcelona.
En lo demás no estoy de acuerdo.
Hoy por hoy es imposible ganarle al Barça, jugando de tu a tu.
Esto quiere decir que su empresa KM77 sería inviable frente a otra. No habría disputa.Solo una somnolienta caminata hasta cerrar.
Eso Vd, lo aceptaría si más?
Le recuerdo que hay un árbitro.
Vd no tiraría ni una patadita?
A mi el futbol pues como que me da bastante igual, pero ver el futbol fino del barsa siempre gusta..
a y sobre todo lo que ha escrito sobre los niños mi mas sincera enhorabuena cuanta razon
espero que siga en esa linea en sus articulos
Pero, no es irónica la comparación teniendo en cuenta que los artículos de esta pagina (casi) siempre se centran en los aspectos puramente objetivos de los coches?
Si además se quiere vestir con el sastre de Guardiola…tendrán de ganar mucho dinero. ¿Obligará sus empleados a saber catalán? «Ja se sap: el barça és més que un club! Quasi una secta més aviat diria jo.»
Me encanta esta reflexión. Como buen domingo por la mañana me da ideas que sería muy largo explicar aquí.
Sí que voy a aprovechar para comentar una anécdota. Tengo un lector de libros electrónicos y antes de tenerlo solía leer dos o tres libros al año. Ahora, 6 meses después de tenerlo, llevo ya 6.
¿Qué es lo que hace la experiencia tan maravillosa? ¿Pues no son los libros los mismos que antes? La respuesta es que el aparatito me acompaña en momentos que son para disfrutarlos: en la playa, tomando una cerveza bien fresquita al sol en la terraza, en el avión de viaje… etc. No concibo esos momentos tan gratificantes sin mi aparatejo con su libro de turno. Antes me acompañaban mazos diferentes de papel en cada ocasión; ahora me acompaña siempre el mismo objeto.
Podríamos concluir que las satisfacciones que me proporciona no provienen del dispositivo en sí, sino que de tanto acompañarme en momentos placenteros, no puedo evitar relacionar esa lectura con momentos que no lo sean.
¿Y si trasladáramos esa idea a km77.com? ¿Qué es lo divertido de los coches? ¿Por qué nos gustan? ¿Por lo que son? ¿No será que nos gustan porque nos acompañan en momentos especiales y nos hacen vivir experiencias maravillosas a bordo? Luego, erróneamente, podemos llegar a pensar que la marca X modelo Y es mejor que la marca Z modelo K.
Acabo de ver la entrada en el blog de Celedonio y Cogolludo https://www.km77.com/revista/celedonioycogolludo/2011/05/29/bmw-driver-training-tour-m-parte-ii/ y no me queda duda: se lo pasan ustedes pipa (y de paso me dan una buena dosis de envidia :-)).
Es que son como niños.
Me despierto legañosa en esta mañana de domingo, y mientras estoy preparando la comida, enciendo el ordenador, para ver correo electrónico ( sin noticias), FB, nada, y por último conecto con un blog de un amigo, que se dedica a una web de coches, pero que además escribe de otras cosas, que a mí, que no entiendo de coches, y tengo el que él cataloga como «aburrido de 2 toneladas» (jajaja), pero a mí me encanta ( que es lo que vale), son las que últimamente me tienen «enganchada».
Hoy el tema es de niños y del fántástico partido de fútbol que muchos millones de personas pudimos disfrutar en la noche de ayer:
Javier Moltó, si fuera Vd. padre, y estuviera en un AMPA ( Asociación de Madres y Padres de Alumnos , que en nuestros años era el APA, sólo con decir padres ya se sobrentendía que la madre también estaba!!!), los «asociados» se quedarían estupefactos y podría Vd. salir escaldado con afirmaciones del tipo de » No se vale hacerse trampas, no se vale fingir, no se vale racanear con el estudio, con el esfuerzo necesario para salir al campo y dar mejores pases que el equipo de enfrente. No se vale hacerlo a medias, porque es mucho más divertido y gratificante hacerlo sin esconder nada, sin guardar nada para mañana. Pero sí se vale equivocarse, arriesgar, jugar y fallar. Buscar la jugada perfecta, prepararse para ser el mejor, buscar lo imposible y fallar. Volveremos a intentarlo…» Ahora lo que se lleva, es lo fácil, lo accesible, la cultura del esfuerzo ( a cualquier nivel) está denostada, pasada de moda, el protestar sin plantear alternativas ni soluciones, y por supuesto, echar la culpa al otro ( lo de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio).
Yo también, a otro nivel, tengo personas a las que ilusionar, y he de reconocer que me ha costado, yo pensaba que iba a ser más fácil, pero luego me he dado cuenta de que lo que me vale a mí, no siempre les vale a los demás, por lo que no puedo estar´más de acuerdo con: «…Si no somos capaces de hacerlo bien, de disfrutar y de hacer un trabajo impecable, nos tendremos que dedicar a otra cosa que nos haga disfrutar. Son muchas horas de trabajo y no hay sueldo que compense traicionarse a uno mismo…»
Javier, como a Vd., «…Le doy las gracias a Barça por emocionarme. Por su juego de niños, por sus ganas de disfrutar con lo que hacen, por darle el brazalete de capitán a un jugador que no lo es para que recoja la copa. ( me salió del alma la exclamación ¡que bonito! ) Me da igual que ganen o que pierdan. Quiero que lo pasen bien, porque así consiguen que yo lo pase bien.
Esa ilusión y esas ganas sólo tiene un secreto: jugar con la grandeza de los niños.
He de decir aquí, que yo soy aficionada del Real Madrid, pero si una cosa tengo clara, es que independientemente de los colores, lo que hay que reconocer es el buen juego, la ilusión de jugar a fútbol y además hacerlo como lo hace el Barça. Creo que somos unos privilegiados por poder disfrutarlo.
El fútbol un juego de niños millonarios como facebook un juego de un niño millonario…
La mayoría de la gente ve únicamente los partidos de sus equipos, o el partido del jugador español. Pero no solo NO vemos los partidos en los que no sale Nadal o no vemos otros encuentros de liga aparte de los de nuestro equipo, es que solo tenemos ojos para su parte del partido. Sobretodo con el fútbol, ocurre que ni nos fijamos en el contrario.
Créame si le digo que el Manchester jugó como en la infancia durante 17 minutos en total. Fue extraño, durante gran parte no les apetecía , otras tantas veces especularon; Giggs, Valencia… asqueados, sin participar. Otros saliendo y entrando del partido como Evra, la mayoría sin seguir el esquema, desordenados. En Inglaterra están acostumbrados al fútbol directo, al intercambio de golpes, y contra el estilo español tienes que ir a por el balón, las oportunidades no te llegan tienes que ir a buscalas. O tener paciencia y disciplina. Y no ir de sobrados.
El Manchester ha dado muy mala imagen en la final. Ya en Roma hubo problemas en el vestuario; ha sido de los equipos que más facilidades le ha dado al Barcelona. Un equipo de segunda, el Betis, les jugó infinitamente mejor, eso sí que fue un partidazo (acabaron 5-0 de todas formas). Genial el Barcelona, siguen empezando mal los partidos y eso les puede pasar factura, pero son la concentración, la intensidad y la disciplina en persona. Van ganando y no dejan escapar el partido, no hay huecos y tienen la paciencia de esperar y seguir buscando, sin rifar el balón. No intentan regates o pases que les cubran de gloria, son solidarios, buscan lo mejor para el equipo, el pase sencillo, el pase rápido sin querer tenerlo para uno más tiempo del necesario. GUARDIOLA. Y vaya disposición táctica, como rompían las líneas, aunque gran culpa la tiene el Manchester, ¡al Barca no le hizo falta jugar por los extremos! los goles por el centro, todos. A eso se le llama dar una paliza.
Y por cierto, Sr. Moltó, en las charlas de las finales y no tan finales siempre se habla de la niñez, del juego, de la ilusión y no la obligación. «Salid y jugad como cuaando estábais en el cole».
Para que vea que su análisis de inexperto es acertadísimo.
Señor Moltó, como se nota que no es usted padre….
Estoy de acuerdo con lo de que lo más importante es disfrutar que conste, pero los niños….
necesitan adultos que les guíen y les enseñen, no niños mayores.
Un saludo
Disfruta como un niño: es facil, se feliz sin saber por qué, sin ser consciente, se egoista, caprichoso y hasta cruel con tus semejantes, no veas peligro en ningún sitio, se temerario, aprende a que todo se puede solucionar con un manotazo, robando el juguete a los demas, tirando de su pelo… Llora para pedir lo que quieres, patalea en el super, muerde al que te de la mano… Casi que no prefiero a niños en mi empresa je je je
@11, no todo el mundo piensa igual. A próposito de los niños y de la dirección-jefatura-responsabilidad, incluyo parte de una entrevista al Prof. Gabriel Ginebra, en relación a GESTIÓN DE INCOMPETENTES…..habla de poner a un niño en una oficina…..y de la responsabilidad que tienen los cargos directivos para ilusionar al resto…¡si no, no merece la pena!!! :
Gabriel Ginebra: profesor, consultor, formador de directivos y padre de familia , autor de “Gestión de Incompetentes: un enfoque innovador de la gestión de personas”, http://www.librosdecabecera.com/gestion-de-incompetentes, un libro que está causando impacto en los ambientes del management.
Doctor en organización de empresas y MBA por IESE, actualmente es profesor de Habilidades Directivas en la Universitat Abat Oliba-CEU en Barcelona. Es máster de Matrimonio y Familia por el Instituto Juan Pablo II y padre de siete hijos.
(Extracto de entrevista )
Ponga un niño en su oficina, dice usted. ¿En qué mejoraríamos si siguiéramos su propuesta?
Gabriel Ginebra: Los niños son completamente encantadores –tengo en casa un rubio de año y medio- pero son también perfectamente incompetentes. Su sola presencia impone el valor absoluto de una persona, y remarca la función relativa de toda actividad económica. Paciencia, ilusión, expresividad, originalidad, aprendizaje, buen humor son otros tantos valores que irradia un niño pequeño.
El trabajo y la familia son los ejes de una vida. Y aunque se habla de conciliación, deberíamos hablar más bien de contaminacion, porque ambos pesos cargan la misma espalda. El jefe hace que lleguemos maldiciendo a casa, como también nuestras frustraciones personales tiñen de melancolía el quehacer del martes por la mañana.
Todo director debería saber –aunque sólo fuera para evitar sorpresas- que un empleo que no satisface las necesidades profundas personales y familiares del empleado no resulta sostenible a medio plazo. Por más poderoso, remunerado y brillante que parezca, es un trabajo de baja calidad, como ha denunciado la Caritas in Veritate.
Deberíamos arrancar la careta del mito global del joven ejecutivo, para descubrirlo como es: alguien de más edad (dice Aristóteles que los jóvenes pueden ser buenos matemáticos pero no buenos políticos), alguien que proviene de una ciudad y una familia concreta, alguien necesitado sobre todo de reconocimiento y afecto.
Los niños deberían estar más presentes en las oficinas, pero también las personas mayores, y las que no tienen estudios y los talentos medios; y los tímidos y los que no saben idiomas; y las madres de familia que han dejado de trabajar durante algunos años. Si no lo hacemos así perderemos mucho talento: recuerdos, experiencias, contactos, etc .»
No vamos a negar que el planteamiento es osado, pero parece que el Prof. Ginebra sabe de lo que habla, quizá al resto que nos cuesta pensar así, ¿deberíamos hacernos más niños?
12@
Cualquier gestor de grupos le puede contar como se siente alguien que no es capaz de extraer lo mejor de cada uno de sus componentes. Esto alimenta tu frustración y tu idea de ser un incompetente.
Ahora bien, y utilizando el ejemplo de Moltó (para que el jefe no se enfade…) ,si en el Barça no militara el que es probablemente el jugador más decisivo del momento (Lionel messi), los triunfos costarían algo más,por genial que sea Guardiola.
No es casualidad que con esta misma base de jugadores hayan triunfado Luis Aragonès y Vicente del Bosque.
Aragonès, Guardiola y Del Bosque son genios?
Tienen que darse las circunstancias adecuadas para que el gestor del grupo demuestre su valía.
Tanto Del Bosque como Aragonés se han visto favorecidos por un grupo genial y no digamos Guardiola.
Si esto no fuera así,nadie ficharía ejecutivos de primer nivel ni jugadores mega caros, bastaría con poner a jugar unos niños con alegría y unos ancianos con experiencia.
Esta extrordinaria fórmula nos aseguraría el triunfo.
La realidad sin embargo nos dice que esto no sucede…
El talento es imprescindible, aunque solo fuera para apartar a los idiotas de tu camino.
No recuerdo qué profesional de la educación, indicó el error de considerar a los niños como lienzos en blanco (como se consideraba tradicionalmente) y, lejos de ello, es más adecuado definir a los niños como fascistas.
Sí señor. Los niños son fascistas.
Están encantados con adorar a un líder, que invariablemente siempre surge en cualquier grupo de ellos.
Están encantados de atacar a cualquiera que sea diferente (en los colegios, a veces se pelean «rubios contra morenos», o «quienes pelan la naranja de una vez, o en gajos», etc.).
Les gusta interpretar el mundo de forma sencilla, sin empatía. Distinguir entre «los buenos» (los míos), y «los malos» (el resto).
Adherirse a símbolos con los que se identifiquen fácilmente (himnos, colores, etc.).
Maltratar animales (día de perros = día de lluvia en el que los niños no salen a la calle, y los perros pueden vagar sin temor a ser apedreados), etc.
Vamos, que si el mundo fuera dirigido por niños, iríamos por la 7ª u 8ª guerra mundial.
¿Quiere que los trabajadores de km77 se comporten como niños? Fácil, póngales un uniforme, y obligelos a entonar cada día un canto de adoración al líder.
Se sentirán felicísimos, porque eso es lo que más le gusta a los niños.
Menudo chaparrón le está cayendo D. Javier.
Eso le pasa por hablar de fútbol.
De verdad, no se meta en esa temática, no hay nada bueno. Vea, vea como está este país, hecho unos zorros, y la gente de lo que habla es de fútbol.
No entre en la corriente del «pan y circo», que ya hace mucho que se inventó.
Pd. Haga usted lo que le dé la real o repúblicana gana. Faltaría más.
Dada la afición extrema al fútbol que hay en este país, aclaro que todo mi mensaje es en sentido irónico y sin ánimo de importunar a los amantes y seguidores de ese deporte.
El que encuentra un oficio que ama, no tendrá que trabajar un sólo día de su vida.
Confucio
Niños que cobran como pueblos enteros.
Panem et circenses.
Los niños son incompetentes y tienen poco aprovechamiento, ahora que la mano de obra infantil está prohibida. La infancia es un estado transitorio, un bache necesario que huele a pis y suena a estrépito dado que la corrección a la infancia es imposible por mor de un Estado que trata a los adultos como a niños y a los niños como emperadores de origen divino. Consumen, gastan, no producen y cuando están en edad de ser útiles, se van sin dar las gracias ni devolver nada de lo que se llevaron.
No, yo nunca fui niña, siempre fui una croqueta adulta, me amasaron así.
Croq.
@18 Me recuerdas a Carlos Sostres en tu estilo literario…
Quizá lo bueno que tienen los niños es que siempre quieren ir por el camino más corto… ¿que quieres ser de mayor?… futbolista !!!!, en el fondo son el paradigma de la eficiencia… aunque luego se frustren.
Mario estaba hablando un día con su madre sobre
lo que quería ser de mayor. Su madre le preguntó:
«¿Cómo te gustaría trabajar: de pie, como
tu tío Javi, o sentado, como Jordi?». Mario,
viendo a su abuelo en el sofá, dijo: «Tumbado,
como el yayo».
@19 ¿Quién es ese Carlos Sostres que me cita?.
Croq.
Salvador Sostres quise decir… fue una «empanadilla» cerebral que me asaltó… que te voy a contar de tus compañeras de cocina !!!!
Oiga, que me quedo igual, que no me suena ninguno de los dos, ¿quién es Salvador Sostres?.
No es la primera vez que lo oigo citado en algún sitio, pero no tengo conocimiento de a qué pueda dedicarse tan comentado señor, ni sé qué pueda tener yo en común con él.
Croq.
Me ha hecho gracia lo que dice emprendeitor (estoy bastante de acuerdo) porque conforme iba leyendo características lo que me venía a la mente no era la imagen de los niños que conozco, sino de la mayoría de sus padres.
Es verdad que perdemos espontaneidad y atrevimiento con la educación, pero también es verdad que si no fuese así la hijoputez natural de los niños unida a la mejora en las habilidades nos haría autodestruirnos más rápido de lo que ya lo hacemos.
Los niños inspiran ternura por imperativo del instinto de conservación de la especie… y porque no tienen mucha fuerza ni mucha puntería.
Los niños son divertidisimos. En estos tiempos en los que el cinismo marca House cotiza al alza, me lo paso bomba cuando los mios hacen cosas como estas:
– molestan con sus gritos a la gente que quiere ver el futbol en los bares (ahora se puede ir, gracias señor Zapatero)
– señalan a gritos al que cruza con el semaforo en rojo
– se acercan al que fuma y le dicen eso esta muy feo
– preguntan a nosequien si eres papa o mama, etc, etc.
Yo estoy con ud, señor Molto (en esto si). Los niños tienen curiosidad, ganas de aprender, no tienen ideas preconcebidas ni prejuicios. Tienen espiritu innovador e ilusión. Aún no tienen conocimientos ni experiencia ni corrección politica y se cansan rapido pero no tenemos que copiar sus defectos. Basta con fijarnos en sus virtudes. De momento son niños, ya los estropearemos con nuestros propios defectos.
Es evidente que el Sr. Croquetas aborrece la infancia, hasta el punto de relegar la propia al ostracismo, todo ello por sentirse zaherido por su infancia, entre cazos y cuchillas de Thermomix (picadillo a velocidad 10 y bechamel a temperatura 100, se me ponen los pelkos de punta).
No comparto su idea de la infancia, pero sin duda me hago cargo de la intensidad del trauma que sufre.
No haga caso, bajo su dorada coraza de crujiente empanado, se esconde un corazon blandito y cremoso, lleno de sabrosos tropezones de jamon (o pollo).
No, de pollo no, por favor, qué cosa tan barata. Soy una croqueta de boletus edulis.
Croq.
Tenga cuidado, no vaya Vd. a estar tan rica que le den «boletus»…
#14 Realmente para que se dé ese efecto discriminatorio no es necesario que los grupos se distingan por un rasgo en común. Una simple categorización arbitraria es suficiente para que odien a los del grupo contrario.
Totalmente de acuerdo con Jota, inspiran ternura porque ni son fuertes ni tienen mucha puntería.
¿De verdad son tan malos los niños? (Yo no tengo contacto con ellos durante más de dos horas seguidas. Me lo prohibe mi religión)
Aplausos para… vos, Javier. Comparto lo que planteás. Jugar me gusta tanto que estoy estudiando materias terriblemente aburridas y complicadas sabiendo que voy a precisar ese conocimiento para hacer cosas divertidas: videojuegos. Pueden probar el demo de mi segundo juego buscando por ahí.
Si hay niños malos (me crucé con unos cuantos), es porque nosotros (niños y adultos) no les enseñamos a ser buenos. Vale citar a una de las mejores obras de la murga uruguaya Agarrate Catalina (el resto la pueden encontrar por ahí):
«El ser humano, mucho antes de llegar a ser un ser humano, es un niño. Y el niño tiene lo esencial del ser humano: la maldad. Porque el niño es malo, es grotesco, es corrupto y es avaricio, como Saravia.
Pero ojo, porque la los nuevos pedagógogos andan repitiendo por ahí que el niño tiene razonamiento. Fijate vos, ¡qué puede razonar un botija! Incluso andan diciendo de que el niño tienen intelingencia. Qué puede intelingenciar un gurí, no lo sé. Lo que falta es que nos vengan a decir es que el niño es tambien un ser humano.»
#30, sí, lo son. Les das un trozo de dedo y se te suben a la chepa y no se bajan. Se lo digo yo…
#30 Malos malos no son. Son plastas y extraordinariamente dotados para generar caos. Los adultos racionales no les entendemos.
Son profundamente idiotas. El otro día estaba jugando al pádel cuando una de estas asquerosas criaturas, de, digamos 5 años, caminaba, cabezón, a paso torpe. Cara de atolondrado y a poca velocidad, se estampó contra un banco. Nada más tenía que coordinar salvo su deambular. Hizo plof y empezó a emitir un ruido infernal.
El niño humano, a diferencia de los cachorros, es idiota. Compárenlo con un cachorro de cualquier especie, que sabe qué es lo que debe hacer por instinto. El niño humano es incompetente, lerdo, ruidoso, maloliente y no inspira compasión, ternura ni nada.
Qué alaridos daba, el imbécil.
Niño HUMANO………..
Esto es impropio de usted D. Jacinto Morrolos.
Me he dejado llevar por el indignado recuerdo y me he ofuscado (perdí mi saque). Se acercó el padre atribulado, afortunadamente no oyó mi consuelo «no se preocupe: más lelo, no se va a quedar».
34@ tiene Vd corazón eh?
No es tan duro como se pinta.
@30,32 y 35. Los niños, son eso, niños. Buenos o malos, depende del entorno en el que se muevan y la educación que reciban. Al comentario de J. Gorrolos «El otro día estaba jugando al pádel cuando una de estas asquerosas criaturas, de, digamos 5 años, caminaba, cabezón, a paso torpe. Cara de atolondrado y a poca velocidad, se estampó contra un banco.», ¿qué pinta tenía el padre? Los niños, en general, porque, como en todo, hay excepciones, suelen ser el reflejo de los padres (igual que los perros, lo son de su dueño). Niños chillones suelen provenir de progenitores tolerantes, niños impertitentes suelen ser de padres similares, con poco civismo, niños «plof» (blanditos, quejosos), parte, obviamente, es genética, y el resto se debe ausencia de transmisión de templanza y fortaleza por parte de los padres (educación). En fin, por varios motivos, tengo cierto roce con esos «locos bajitos», y no dejan de sorprenderte…..»¿ por qué aquí huele a chicle?» Acababa de lavarme los dientes…..