La BMW C Evolution es una moto grande y pesada, pero se mueve con ligereza por el tráfico urbano. Tiene mucha capacidad de aceleración a baja velocidad y se coloca a la altura del hueco que va a ocupar en un instante. También gira con facilidad, por lo que a pesar de su tamaño y peso es una moto cómoda y rápida para la ciudad.
El asiento es alto (78 cm) y los bajitos no llegamos bien al suelo. Sin embargo, en este caso, no es un problema la mayoría de las ocasiones, porque la moto se mantiene vertical con facilidad. Con todo, hay que tener especial cuidado al dar marcha atrás o al moverse con uno de los modos de conducción que retienen, porque la puede dejar clavada cuando uno no lo espera y acabar con la moto en el suelo.
Elegir entre los diferentes modos de conducción es poco relevante, salvo el que limita la potencia y deja la moto con características de moto de 125 centímetros cúbicos. Del resto, yo prefiero el que permite ir a vela, porque puedes desentenderte del acelerador al reducir la velocidad, pero todos funcionan bien y es cuestión de adaptarse.
Su motor eléctrico de 48 caballos de potencia y sus baterías que le dan una autonomía por ciudad de unos 100 kilómetros en conducción normal (sin acelerar a muerte en cada ocasión y sin desaprovechar buenas ocasiones para ahorrar algo de tiempo) son la clave de su disfrute. Se enchufa en un enchufe normal con el cable que lleva la propia moto y su tiempo de recarga es de unas cuatro horas. Con el cargador de 16 amperios que aparece en la foto de abajo el tiempo de recarga es de unas tres horas.
Según el indicador de la moto, la capacidad total útil de la batería es de 7,7 kWh.
Sin embargo, como ocurre siempre, el consumo eléctrico es mayor, 8,73 kWh.
Una vez repostada, el indicador de autonomía marca más de 120 km. No es un dato fiable. He consumido muy poco en los últimos kilómetros, porque he ido muy despacio con la batería casi descargada, y la moto está haciendo mal las cuentas para el futuro.
La delicia de llevarla que se reduce prácticamente a la ciudad y a salidas cortas por el extrarradio si no se dispone de un lugar dónde cargarla hace que uno olvide que apenas hay sitio para llevar bultos. En el espacio situado bajo el asiento cabe un casco, salvo que lleves el cable de carga, que ocupa mucho espacio.
Para mí, la mayor dificultad ha sido subir la moto al caballete. Habitualmente la he dejado apoyada sobre la pata de cabra.
No sé si ses puede decir que esta moto es bonita. Lo que sí sé es que me ha gustado mucho.
El precio de venta al público es de 15.350 €. Un precio difícilmente amortizable aunque el «combustible» cueste menos de dos euros cada 100 kilómetros. Existe la posibilidad de probarlo durante seis meses, sin pagar entrada, por 300 euros al mes, y devolverlo luego si no te interesa. Probablemente sea mucho dinero, pero es una moto con marcha atrás y eso no es tan frecuente. Y sin humos.