Mi primer encuentro con un Mercedes-Benz SLS AMG fue en el Salón de Francfort de 2009. Me senté en el asiento del copiloto y publiqué una foto informativa. La enlazo para quien no la viera o no la recuerde.
Hoy me he sentado en el asiento del copiloto y en el del conductor. Lo he puesto en marcha y lo he conducido.
Al darle al mando de apertura de las puertas, el tirador integrado en la carrocería se separa de ella para que se pueda introducir la mano y tirar de la puerta hacia arriba. Hay que agacharse ligeramente para alcanzar el tirador.
El estribo de la puerta (la zona inferior que hay que superar con los pies para introducirlos en el coche) es muy ancho. En la foto que he colocado por encima de este párrafo se aprecia bien. Para introducir el pie en el interior hay que superar una zona ancha.
Aún así, para entrar y salir no es necesario estar dotado de una elasticidad especial. Al salir sí conviene tener cuidado para no golpearse con la puerta en la cabeza. Supongo que las personas altas deben tener todavía más cuidado.
El asiento sujetaba mi cuerpo magníficamente. Cojines inflables permiten moldearlo y adaptarlo a diferentes corpulencias. Yo iba cómodo. Para cerrar la puerta es necesario estirarse. Mi estatura de 1,73 metros no ha sido impedimento para que lograra cerrarla y salir a dar una vuelta.
Una vez dentro del coche y en la oscuridad del garaje he buscado durante un rato el hueco para colocar la llave hasta que finalmente he concluido que no existía. Enrique Calle, que es quien está probando el coche, se ha quedado el libro de instrucciones para estudiárselo, por lo que no podía recurrir a él.
En el momento de ponerse en marcha, al apretar el botón, el motor suena mucho. Suena mucho en todo momento cuando se acelera, eso lo descubriré más tarde, pero en el instante del primer bufido ya resulta muy audible. Después, en carretera, a baja velocidad, incluso a 100 km/h en séptima, a menos de 2000 rpm, en cuanto se presiona ligeramente el acelerador, por la llegada de una pendiente ligera o porque se quiere correr un poco más, el sonido es imponente. A mi juicio, un sonido molesto para viajes largos. Demasiado intenso, demasiado rato, a unas velocidades que no justifican ese sonido grave.
No tan pronto como el sonido, pero casi, se nota la dureza de la suspensión. En las calles de Madrid se aprecia con claridad en cada cicatriz del asfalto. En autovía se confirma. No me ha parecido incómodo por lo duro, porque no he tenido la sensación de que fuera una suspensión seca. Pero dura sí.
En la primera curva, he notado que el eje delantero entraba muy bien, no sólo con rapidez por la desmultiplicación de la dirección, sino por la precisión y la rapidez con la que todo el eje delantero y el morro del coche obedece al cambio de dirección de las ruedas. En pocos coches se notan tantas cosas y con tanta rotundidad en tan pocos metros.
Lo único que no he podido apreciar en toda su magnitud es su potencia. 571 caballos son muchos caballos para ser probados en un ratito, pronto por la mañana, con humedades en las carreteras en casi todas las curvas. Existen varias posibilidades de regulación del sistema de control de estabilidad. Yo he ido todo el rato con el más conservador.
Es un coche magnífico para ser conducido. El eje delantero entra muy bien en la curva y al acelerar en apoyo mejora incluso antes de empezar a deslizar de atrás. Hay coches de tracción trasera en los que al acelerar en apoyo el morro tiene tendencia sesguir recto. No es el caso. El sistema de control de estabilidad, en su posición más prudente, permite deslizamientos amplios del eje posterior, si bien los corta en seco y es difícil redondear bien la curva una vez ha empezado a deslizar.
Supongo que con las otras opciones se podrá alargar la cruzada, pero con un riesgo también mayor. El coche gira muy plano y es de reacciones muy rápidas. Es exigente con el conductor. Los neumáticos de perfil muy bajo, de 295 mm de anchura en las ruedas posteriores y de 265 en los delanteros no ayudan a que la respuesta sea progresiva y sin embargo no me ha parecido brusco.
La dirección no es especialmente dura y se agradece que no haya que pegarse con ella porque hay que utilizarla constantemente. Las rectas pasan muy rápido cuando se acelera a tope. Es precisa y rápida.
Salvo para conductores muy expertos, es imposible sacarle todo el partido al Mercedes-Benz SLS AMG. Ni en carretera abierta ni en circuito. Michael Schumacher lo hace trazar las curvas por el techo de un túnel y yo me lo creo. Espero que le hayan avisado de que antes cierre bien las puertas, porque yo dejé mal cerrada la mía en un par de ocasiones y en el túnel, boca abajo, se le podrían abrir.
Las puertas quizá sean un engorro, pero despiertan tanta admiración sobre todo en los niños (o al menos los niños no disimulan que les gustan muchísimo), que si uno quiere ser admirado, la incomodidad de las puertas le tiene que parecer una insignificancia. A cambio de un pequeño engorro se lleva todas las miradas de la ciudad.
Les dejo un video de minuto y medio en el que se aprecia el sonido del motor por una carretera de curvas.