(He escrito una «prueba» del Maybach 57 S del que hablé aquí el otro día. no es una prueba al estilo de las de km77.com, sino una prueba diferente, para un medio no especializado. El acuerdo con Maybach nos impide publicar la prueba en km77.com. Lo tuvimos para hacer un reportaje, no una prueba tal como la entendemos nosotros. La prueba está publicada en Menstyle.es, la página web de estilo de vida de la Editorial Condé Nast. Es diferente de lo que están acostumbrados. Por si les apetece variar.
Medio millón de Euros en el garaje
Cuando el dinero es un problema porque no se sabe qué hacer con él, cuando no hay lugar en el que ponerlo a resguardo ni forma de sacarle rentabilidad, lo mejor es darse un buen capricho. Traspasarle el problema a otro. Darle mucho dinero, medio millón de Euros, por ejemplo, y que nos dé lujo a cambio. En estos momentos de incertidumbre financiera, con revuelo en los mercados, hundimiento de los fondos de inversión y de los valores tradicionalmente más sólidos, el garaje puede ser uno de los lugares más apropiados para depositar los ahorros.
Tiene que ser lujo verdadero, para borrar los sinsabores, olvidarse del mordisco en los ahorros, de los descensos verticales de la bolsa y del futuro sombrío que se anuncia. No es fácil. Ni siquiera para un rico rico. Comprar un Maybach 57 S, como el que hemos conducido en menstyle.es, tiene su dificultad. Tener el medio millón de Euros no es suficiente. ¿Dónde encontramos el coche? ¿A quién se lo pedimos? En la página web de Maybach no parece ningún “Maybach representative” en España. En Suiza sí, cuatro. En Holanda, otros cuatro. En Rusia, dos. En Alemania e Italia, también dos. En Polonia, uno, en Varsovia. En Mónaco, otro. En España no hay exposición, pero la atención es tan personal como en cualquier otro país. Si usted quiere traspasar a Maybach el problema de su medio millón de euros, le atenderán personalmente. No lo dude.
¿Qué personalización quiere? ¿Madera o granito? ¿Sus iniciales? ¿Oro en lugar de cromo? ¿Platino quizás? Seguro que es posible. Cuando se trata de gastar para olvidar los vaivenes del mercado, todo lo es. La posibilidad de incorporar una brújula que señala la dirección de la Meca es significativa. Y también que nuestro coche, sin brújula, llevaba copas metálicas (las de cristal corren el riesgo de romperse) para champán, situadas en una repisa entre los asientos posteriores.
(Continuará. Próximo capítulo: Ceremonia de compra)
Me parece una vergüenza superlativa para la humanidad -entre otras muchas más -el que exista oferta/demanda de automóviles como éste, habiendo 923 millones de personas que pasan hambre diarimente o 19 millones de niños con desnutrición severa aguda.
No sé que me jode más, que Europa destine 2 BILLONES de euros a sanear el estómago de los bancos o que un comercial me asesore si quiero asientos de piel de ornitorrinco con costuras en contraste con la tela, pero en el fondo es lo mismo, una frivolidad que me produce una pena inconsolable.
Saludos desde Zgz.
A los que acostumbramos a leer pruebas de coches escritas para los que nos interesan los coches, siempre nos dejan fríos esos «mini-reportajes» que aparecen en las revistas no especializadas. Pero claro, hay que entender que no todo el mundo está interesado en saber datos concretos de prestaciones o comportamiento de un vehículo, y en un caso tan especial como el de este Maybach lo que más atrayente para el no iniciado es el precio y el lujo exagerado de este coche. Y los detalles pintorescos como las copas metálicas o la brújula musulmana.
En la primera parte del artículo sobre el Maybach, viendo la última foto, me quedé con las ganas de preguntar algo: ¿Cómo es posible entrar tan fuerte en una curva de esa carretera tan estrecha, sin margen posible para un error, con semejante transatlántico? ¿Tan sujeto lo tienen los controles electrónicos, o sólo es cuestión de ir probando cada vez más rápido?
Personalmente, me temo que no me apetece la variación; más bien me repele. Vale, por la parte del autor lo entiendo como un trabajo, se hace para vivir y normalmente quien mejor te paga no es el que tiene la conciencia más limpia. Pero esa frivolidad brutal paralela a cifras de miseria brutales en nuestro mundo… no sé. Como que no. Ni por variar. No me interesan los caprichos de jeque árabe cuando no se acompañan del resto de «virtudes» de ese mundo: esclavitud femenina, dictadura implacable, gobiernos teocráticos…
Ya estamos maldiciendo la riqueza y el éxito. Cierto que muchos archimillonarios disfrutan de fortunas basadas en el tráfico de armas, el narcotráfico o son tiranos de países subdesarrollados.
Pero hay otros que dan empleo a muchos miles de personas. Bill Gates, por ejemplo. EL dinero es la recompensa de un esfuerzo, de un talento y de algo de suerte; aquí tendemos a denostar el éxito pues siempre pensamos que a quien le van bien las cosas -curiosamente- es un imbécil, o un palurdo o no sabe juntar tres letras. Es paradigmático. Y siempre, aquel a quien le van peor las cosas es un prodigio de luces y debe ser por su brillantez que Dios se encela en hundirlo, para que no le empate.
Bill Gates, sigo con el ejemplo, dedica buena parte de sus ingresos a fundaciones, a proyectos humanitarios, a caridad. ¿Verían mejor que Bill Gates se desproveyera de todo cuanto posee y como un anacoreta se echase al monte?. ¿Haría eso menos pobres a los países subdesarrollados?. Seguramente no, pero algunos se alegrarían.
Otras culturas miran a las personas de éxito y desean ser como ellas, las admiran. Nuestra idiosincrasia prefiere creer que las personas de éxito son idiotas y que suyas son las culpas del hambre, el cáncer y los discos de Amaral, no viendo el momento de que se estrellen.
El éxito ajeno siempre fastidió mucho a los menos hábiles.
Me gusta que comenten este tipo de artículos, diferentes a los que escribimos en km77.com.
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En km77.com tenemos la voluntad de dar servicio, de enfocar la información como un asunto práctico y útil para los lectores y los posibles compradores de un coche. Pero en el periodismo también hay parte de entretenimiento. Un aficionado a los coches se entretiene más con las informaciones de km77.com y un no aficionado a los coches se puede entretener más con informaciones menos centradas en el coche y más en el entorno. Las dos opciones me parecen igual de respetables. Para mí no es una mejor que otra.
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De nada le sirve a la humanidad que un rico deje de gastarse el dinero que tiene. Cuanto más lo gaste, más lo reparte. Por cada coche de estos que compra un rico le llega dinero a los que recogen la madera, tratan las pieles, tejen las alfombras, producen los materiales del techo. El consumo es una forma buena para la distribución de la riqueza (probablemente mucho más eficaz que el pago de impuestos). Distribución no es lo mismo que reparto. Con el reparto se igualan las riquezas, con la distribución hay mayores desigualdades, pero más riqueza para los que menos tienen. Un día hablaré de eso.
En mi opinión, el objetivo no debe ser que haya menos desigualdades sociales, sino que no haya pobres. A mí los ricos no me dan ninguna envidia. El dinero (una vez cubiertos los mínimos) no sirve para ninguna de las cosas que a mí me parecen importantes. No cambio un beso de una persona que me quiere por cien millones de Maybachs. (Eso no tiene por qué ser extrapolable)
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La estabilidad del Maybach es buena. Yo iba rápido en la curva, es cierto, pero con margen para el error (Creo). El coche balancea mucho y es espectacular visto desde fuera. Desde dentro, iba rápido, pero con margen y en una curva con visibilidad. No se me hubiera ocurrido poner en riesgo medio millón de euros.
«En mi opinión, el objetivo no debe ser que haya menos desigualdades sociales, sino que no haya pobres.» Coincido plenamente. El estado y la sociedad tienen el deber de atender a quienes necesitan ayuda (no sólo incluyo a los pobres). Quienes no necesitan ayuda, que se ayuden a sí mismos y/o que ayuden al resto.
A muchos de nosotros nos encanta leer notas sobre autos caros -sean deportivos, sedanes o todoterrenos-, que tal vez jamás podremos comprar. En este caso, el Maybach me parece un auto horrendo. km77 también publica artículos sobre autos que sí me caen bien, así que no me molesta que intenten satisfacer los gustos de otra gente además de los míos.
A mí Bill Gates me parece una excepción, no la regla por la que juzgar a los archimillonarios, la verdad.
Por otro lado, en cuanto a la creación y reparto de la riqueza, bueno, sí, Maybach crea riqueza como cualquier otra industria. Pero juraría que el 99 % de los beneficios no van precisamente al curtidor de pieles del pueblecito magrebí, ¿no? Me parece confundir las cosas. En este sistema en el que nos movemos, la riqueza va esencialmente a los dueños de las acciones, no a los que ponen los tornillos. Y aquellos también consumen, etc. Pero la rueda, tal cual se mueve, no fomenta la disminución (ni menos la desaparición) de las desigualdades sociales, y eso a la vista está: la industria del lujo prospera cada vez más y sin embargo también se ahondan cada vez las diferencias del primer mundo al «tercero» y, en este «tercer mundo», también se ahonda el abismo que separa a los ricos de la inmensa mayoría de los pobres (pobres míseros, en según que países).
No sé, yo creo que hay que mostrar una oposición ética más clara. Pero la ética es muy personal y, aparte de que puede haber caminos distintos para llegar a un mismo fin, no se pueden dar lecciones como el que transmite recetas de cocina. Lo que no significa callarse, claro está.
Sr. Altro71, piense usted que sus comportamientos de consumo también le pueden parecer profundamente ofensivos a gran parte de la humanidad. Cada vez que se deje una patata frita de su filete con patatas, otro le podría ver como un ofensor de la civilización, cada vez que gaste dinero en algo tan prescindible como el cine con gente rondada por moscas y vientres hinchados, o cada vez que acude (o no) a una ceremonia religiosa, es susceptible de herir la susceptibilidad de millones.
Así que, en línea con Almóndigo, yo de usted, viviría su vida sin preocuparse mucho de cómo le perciban otros. Procure ayudar lo que pueda, pero no se rasgue las vestiduras creyendo ser santo porque otros le encontrarán tan pecador como usted cree que lo son los que se compren un coche tan feo como este.
JM
Hola Gonzalo.
Que los beneficios de las empresas no vaya a los trabajadores sino a los accionistas no supone diferencia en cuanto a la distribución global de la riqueza. Para quien recoge el caucho, da igual que el margen se lo lleve el accionista que el trabajador. Lo que él necesita es que alguien le compre el caucho y para eso necesita que alguien compre el producto final.
Otra es la cuestión sobre si los trabajadores se deben llevar más o menos cantidad de los ingresos de una empresa. Eso no tiene ninguna relación con si el coche es caro o barato y con si conviene que el rico gaste su dinero en cosas caras o baratas y con la ostentación de riqueza.
Estoy de acuerdo con que se incrementan las diferencias entre la riqueza del primer mundo y el resto. Sin embargo, ese incremento de la diferencia no tiene por qué ser perjudicial para el tercer mundo en términos económicos. La riqueza del tercer mundo era mucho menor cuando las diferencias también eran menores. No digo que me gusten las diferencias (ni que no me gusten). Sólo que hay teorías sensatas que intentan explicar que si nosotros viviéramos peor en África también vivirían peor. (Yo no tengo conocimiento suficiente como para tomar posición decidida a favor de unas teorías u otras)
De lo que sí estoy seguro es de que es frecuente defender el reparto directo de la riqueza, para igualar la riqueza de todos, como una posibilidad real para acabar con el hambre. Creo que esa teoría es peligrosa, empobrece a todos, es difícil que los corruptos nos e aprovechen de ella y a quien más perjudica es a quienes menos tienen.
Cuando dice: «yo creo que hay que mostrar una oposición ética más clara» no sé a qué se refiere. Yo nos soy partidario de que nadie que no quiere muestre lo que no quiere mostrar. No sé si me lo reclama a mí o a los ricos o a quien. Pero se lo reclame a quien se lo reclame, yo no pienso hacerle caso en eso. Entre otras cosas porque aborrezco a quienes hacen publicidad de sus «posiciones» éticas, de lo que ayudan a los demás, de lo buenos que son.
Seguro que yo también lo hago, no sé si por vanidad, por hacerme publicidad o porque soy débil mentalmente. Pero cuando lo veo en los demás, les daría con un hacha.
Javier
Hola, Javier. Yo he escrito: «Pero la ética es muy personal y, aparte de que puede haber caminos distintos para llegar a un mismo fin, no se pueden dar lecciones como el que transmite recetas de cocina». Por lo tanto no me doy por enterado con lo de «quienes hacen publicidad de sus “posiciones” éticas»: me he limitado a expresar mi opinión (creo que es lo normal en un blog abierto a comentarios) y mi respeto a las ajenas, precisamente porque no es una cuestión fácil ni clara.
Pongo el punto final por mi parte, porque creo que el camino es poco o quizá nada constructivo y no le veo la gracia a los enfrentamientos ni a cortar cabezas o esquivar hachazos (aunque se diga metafóricamente). Probablemente, viéndonos la cara en una mesa estaríamos más de acuerdo que otra cosa y hallaríamos el punto medio civilizado. Al menos, quiero pensarlo así.
Hola Gonzalo.
Lo de los hachazos ni siquiera es una metáfora. Soy incapaz para la violencia. Yo me conozco y lo sé, pero nadie más tiene por qué saberlo. Es una expresión desafortunada, como si los que me leen tuvieran que conocerme. Es tan imposible que la he utilizado sin pensar qué significa de verdad. Nada de hachazos ni reales ni metafóricos.
Además de eso, no me refería a usted. En ningún momento me ha parecido que usted estuviera haciendo publicidad de nada.
Le cuento muy por encima a qué me refería, porque tampoco me apetece ahondar. He estado algunas veces metido en organizaciones que buscaban ayudar a otras personas (de la forma que fuera) y rápidamente han surgido personalismos, querer apuntarse tantos, figurar, hacer publicidad de uno o de la empresa que representa.
Me da tanta rabia esa situación. Que ni siquiera cuando tratamos de ayudar a los niños que se mueren de hambre seamos capaces de olvidar nuestra necesidad de figurar, de sentir el reconocimiento, de buscar beneficios colaterales, de pensar en nosotros.
A eso me refería. En realidad lo que estaba haciendo es explicarle por qué no quiero mostrar ninguna posición, ser lo más aséptico posible, porque no quiero correr el riesgo de «presumir» que mi posición ética, ni de mi compromiso por los demás ni de que nada de lo que envuelve mi ideología es mejor que lo que hacen otros.
No sé cómo hacerlo, porque a la vez me gustaría que el mundo fuera diferente y que quienes viven peor vivieran mejor y hacer muchas cosas para conseguirlo, aunque sea significándome (como ahora). Lo que sucede es que creo que uno de los primeros pasos para que el mundo sea mejor es que no haya personalismos, que no se valore a los líderes, que no importen los nombres y apellidos de quien defienda cada idea, sino la idea misma.
Espero que sigamos hablando. Opino que esto ha sido un malentendido, porque aparte de que creo que pensamos de forma similar, estoy seguro de que aprendo al leerle. (Yo no le doy ningún valor a que pensemos parecido. Me encanta debatir con quienes piensan de forma diferente siempre que su objetivo no sea tener la razón, sino buscar una idea más elaborada)
Un saludo y gracias por darme la oportunidad de explicarme.
Naburu,
Dice «Quienes no necesitan ayuda, que se ayuden a sí mismos y/o que ayuden al resto.»
Coincido con usted. La dificultad está en saber quiénes no necesitan ayuda. Mucas personas que a mí me parece que no necesitan ayuda, la reclaman. Se consideran desfavorecidos por el sistema. Esas personas son las que quitan recursos para los verdaderamente necesitados.
¿Cuáles son los verdaderamente necesitados y los que se creen verdaderamente necesitados? Qué bueno sería medirlo sin errores.
Al menos en España, existe la convicción entre muchos trabajadores de que el pago del desempleo es una «devolución» de las cuotas abonadas previamente. No es una cuota destinada a los desfavorecidos, a quienes no tienen posibilidad de encontrar trabajo. Se considera como la devolución de los depósitos previos, una cantidad que es casi «pecado» que se quede el Estado. Es mi dinero y tiene que devolvérmelo. Algo así.
Esta asunción, desincentiva la búsqueda de empleo.
Este es sólo un ejemplo de un sistema de protección universal, que no distingue entre edades, facultad para trabajar, recursos… ¿Cómo se resuelve esa dificultad si el voto mayoritario confía en la posibilidad de un sistema de protección universal, capaz nada menos que de protegernos a todos a la vez, porque ve al Estado como un Ente omnipotente que todo lo puede?
En los temas delicados, que remueven las entrañas, quizá es fácil no entenderse cuando no se ve la cara del otro; porque supongo que es difícil expresar por escrito la pasión discrepante (muchas veces, dolida) de modo que no ofenda al que piensa distinto (pero igual de apasionadamente). Mis disculpas en lo que haya podido ofender y seguimos hablando, sin duda.
El tema del desempleo me parece un buen ejemplo de las paradojas del sistema actual. Yo vivo en un lugar donde hay bastante gente que vive a base de trabajos en negro (voluntariamente en negro), cotización temporal al seguro agrario y luego paro, en un ciclo sin fin. Todo organizado: trabajo tres meses y me pido la baja porque conozco al doctor Pepito, etc. Supongo que lo mejor que se puede decir de ellos es que son parásitos del sistema, que perjudican a quien verdaderamente necesita esa ayuda para seguir buscando trabajo, o meterse a autónomo y buscarse la vida por ahí. Por otro lado, como es lógico, vivo en un lugar relativamente pobre, que en general malvive más que adelanta y que se pone palos en sus propias ruedas.
El ejemplo contrario podrían ser muchos microcréditos, en países en vías de desarrollo, pero no solo (hace poco leí que se estaban aplicando en Francia en lo que quizá se podría llamar «sectores sociales en vías de desarrollo», para no olvidar que la pobreza relativa tiene también su peso en las sociedades ricas). Dejar dinero para que se genere trabajo, dinero, riqueza.
Me temo que las personas somos complicadísimas. Quizá la prueba sea que la utopía comunista degeneró en un infierno extraordinariamente negro y el contraste entre la previsión de futuro y el futuro verdadero fue brutal. La redistribución de la riqueza queda viciada por los parásitos y, en el caso de los países pobres, por muchos políticos e intermediarios. Pero no sé cuál es la solución: en un país como Estados Unidos, más liberal que Europa (hasta ahora) en lo económico y menos partidario de cobrar y redistribuir, las bolsas de marginación tampoco se arreglan, sino que se perpetúan. A mi juicio, el modelo más sensato sigue siendo el de Suecia, aunque esté en crisis: un estado muy presente, mucha ayuda social (por ejemplo, a los estudiantes y a las familias), pero también un grado de responsabilidad social más elevado (evadir impuestos no es de gente guapa, como aquí). Ahora, son modelos de sociedad rica, que no se pueden llevar a África, y además quizá son insostenibles con el sistema globalizado de producción.
Yo soy de la opinión de que el problema de África es, en esencia, un problema de infraestructuras. Si me dan tiempo (y tienen interés), esta tarde puedo desarrollarlo. Pero si en lugar de darles dinero les hiciéramos autopistas (o mejor, que las hagan ellos con nuestro dinero), creo, sinceramente, que les haríamos un gran servicio.
#12: «¿Cuáles son los verdaderamente necesitados y los que se creen verdaderamente necesitados?»
Excelente pregunta, Javier. No me atrevo a responderla ahora.
esto a lo mejor rasga las vestiduras de mucha gente, y se ciegan en su propia hipocresía para no querer verlo, pero igual de opulente puede resultar para mi un Maybach, con su madera, su oro, su «brujula» o sus copas de plata que para un nigeriano que mi Renault Laguna tenga dirección asistida o teléfono, cosas que aqui, afortunadamente las consideramos necesarias. Para este nigeriano, solo seremos, nosotros, todos nosotros, puros consumistas, los creadores de su desgracia.
Y no olvidemos, que con el precio de un Laguna, o un Focus, o un C4, se pueden comprar unos cuantos Niva. Con un Maybach muchos mas, pero todos somos responsables de esta injusta sociedad.
Cansado ya de que la gente siempre culpe y critique al que tiene un Maybach, o un Rolls, tan inecesarios en esta vida, y hagan colas comprando una TFT de 32″, o una de 40″ si pueden o podemos, imprescindibles en esta nuestra sociedad, detras de casi todos estos comentarios, solo me queda la melodía de la envidia, de la gente que se escuda en ver solo la viga en el ojo ajeno, y no la astilla en el suyo, que sumadas a muchas astillas, serían, no una viga, sino un bosque; cansado como dije, paso a comentar la primera parte del reportaje:
Esteticamente en el exterior, no me transmite mucho, lo encuenttro muy similar a la línea Mercedes, nada que comparar con la personalidad que ofrece un Rolls o un Bentley. Estoy de acuerdo con el parecido con el Kia.
Internamente, si me parece sublime, todo un salón sobre ruedas, pero no he visto demasiadas fotos hasta el momento, os propongo que me dejéis acompañaros durante la prueba durante unos KM, unos 77, y así os hago un estudio sobre el movimiento del cava durante el viaje.
me encanta encontrar debates éticos y políticos en un foro sobre automóviles… y hablar sobre pobreza, redistribución de riqueza, corrupción, etc. en un artículo sobre un maybach. muestra de las contradicciones del ser humano y de sus millones de caras. ¡nos pueden gustar los coches y no por ello ser descerebrados!