Marruecos no tiene horizonte. No es una metáfora. Las fotos engañan. Son un espejismo. En Marruecos no hay límite. No hay límite en la belleza, que es sepulcral. Te deja mudo. Mudo cuando miras. Por sus carreteras y caminos quería retener cada vista para plasmarla aquí. Imposible.
Poner fotos del viaje es tontería. Aun así les pondré muchas. Hoy y otros días. El viaje a su interior es interminable. Es infinito para cualquiera y doblemente infinito para el conductor. Cada metro de carretera o camino es diferente. Sobre la tierra, la superficie varía cada metro. Nada es igual, aunque lo parezca. En carretera, la tensión no disminuye. Marruecos es un país sin fondo para el conductor. El eslogan debería ser: Si te gusta conducir, vente a Marruecos.
Todas las fotos que les pongo a continuación, salvo la primera, las hice la mañana del martes 22 de junio. Entre las diez y la una de la tarde (hora española). Fue durante una de las etapas de orientación que nos tenían preparada. La primera etapa de pistas falsas que dio pie a esta entrada.
Todas las fotos están realizadas desde dentro del coche, con los cristales limpios sólo a medias. Algunas con el coche en marcha y otras con el coche parado. Hay momentos en los que la conducción se complica y que además no se puede detener el coche. Principalmente en zonas de arena, en los ríos secos y en las dunas.
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Primera foto. Este es el coche con el que me fui a Marruecos. Ustedes ya están acostumbrados a que se lo enseñe así.
Dia siguiente. Martes 22. 10:20 de la mañana. Pista cierta
Árboles al fondo.
Misma foto que la anterior, unos instantes después y sin zoom. Un ojo en las piedras.
Pista incierta.
La incertidumbre es impresionante. No puedo dejar de haceerle fotos.
Misma incertidumbre. Otra superficie.
Pista de nuevo. No sabemos si será la buena.
Parada técnica. Camellos a la derecha.
Los camellos nos reúnen de nuevo. Por la emisora nos ponemos todos de acuerdo para que nadie se pierda (nada que pueda apetecer ver).
Huellas múltiples.
De nuevo en la pista.
En este punto Ana nos avisa por la emisora. Nuestro destino es la V del fondo. El destino está claro. El camino, supuesto. Todo recto.
La V está mucho más cerca, pero el camino se complica. Mucho más de lo que parece en esta foto, que es la última de la serie. Allí dentro no había forma de hacer fotos. Ni siquiera para mi acompañante que de haberle sobrado una mano la hubiera utilizado para agarrarse mejor. Era nuestro primer encuentro con la arena. A partir de este punto cruzamos el tramo de arena más peligroso de todo nuestro viaje. Quedarse atrapado en esa arena hubiera supuesto un suplicio de calor, arena y trabajo para desatascar el coche. Ninguno de nosotros se quedó en ese primer encuentro. Nos faltó muy poco a todos, por lo que contamos después. Aquí empieza el susto.
Aquí termina. Martes 22. 12:52 de la mañana.